Cogiendo
hebra
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
otro día nos llegaron unas pulseras de tela chulísimas. Tan solo tienen un
pequeño inconveniente: no están rematadas. Pero, ¿acaso a eso se le puede
llamar “problema”?
Armadas
con tijeras y mecheros, nos pusimos manos a la obra. La tarea resultó más fácil
de lo que pensábamos, pues se cortaban sin dificultad y, al acercarlas a la
llama, se sellaban perfectamente, por lo que no había riesgo de que se
deshilacharan.
En
esas estábamos cuando, de pronto, al ir a quemar una punta, descubrí que el
corte no había sido limpio: de uno de los bordes colgaba un pequeño hilo.
Queriendo
ir rápida, para no entretenerme cogiendo las tijeras, tiré con decisión del
hilo. Craso error: ¡¡casi me quedo sin pulsera!!
No
sé cómo están tejidas, pero resulta que cada hilo de la pulsera está unido al
siguiente y, si tiras de uno, ¡se salen todos!
De
pronto, el Señor me hizo ver que estas pulseras son una estupenda parábola de
cómo está tejida... ¡¡la acción de gracias!!
Lety
siempre dice que uno es feliz si vive en acción de gracias. El que es capaz de
dar gracias por un detalle, inmediatamente descubrirá otro, y luego otro... Es
como la pulsera: solo hay que tirar del primer hilo, ¡¡y salen todos!!
Cristo
te promete un corazón nuevo, un corazón que viva alegre, en alabanza, ¡un
corazón agradecido! O, en otras palabras, un corazón como el Suyo: “Te doy
gracias, Padre...” (Mt 11, 25).
Hoy
el reto del amor es dar gracias una vez... ¡y todas las que vengan detrás!
Pídele al Señor que te regale unos ojos nuevos para descubrir un detalle por el
que darle gracias. Un “gracias” aclara tu mirada, y te lleva al siguiente
“gracias”, y al siguiente... ¡hasta deshilachar por completo la jornada! ¡Feliz
día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma