La orden mercedaria festeja sus 800 años
Pedro Nolasco conocía la
situación de los cristianos porque era un mercader que había viajado mucho.
El fundador se vio ayudado y
protegido por el rey Jaime I de Aragón “el Conquistador” y
su confesor personal, el famoso jurista san Raimundo de Peñafort,
que también tuvo una aparición de la Virgen de la Merced.
La
misión de los Padres Mercedarios,
como se les conoce, fue la redención de los cautivos y a partir del siglo XVII,
ante la falta de cautivos en manos musulmanas, redefinieron su carisma
abarcando el cautiverio en que vive el hombre en una dimensión más nueva,
siguiendo las palabras de Jesús en el Evangelio: Tuve
hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, estuve en
la cárcel y enfermo y no me visitasteis, forastero y no me hospedasteis…
Son estas obras de misericordia
en las que se basa la obra y el apostolado de los mercedarios, teniendo en
cuenta que Cristo es el Redentor y a Él hay que imitar, porque es “modelo” de
redención.
La
Orden Mercedaria tiene el Cuarto Voto de redención, “que configura nuestra consagración,
comunión y misión, ante el hecho de dar la vida si fuere necesario por los
hermanos cautivos que sufren las diversas formas de cautividad actual”, según
afirma el Maestro General de la Orden, fray Juan Carlos Saavedra.
María, María de las Mercedes, es
llamada “Nuestra Madre”, patrona y columna central de la espiritualidad
mercedaria, representa de algún modo a todos los desheredados de nuestro mundo,
a todos los marginados, a todos los que padecen y sufren las nuevas
cautividades.
María
es, también, impulsora y garante de un movimiento de libertad. Es madre de los
redentores porque es “Madre del Redentor”.
Este año 2018 se vive el Año
Jubilar mercedario, bajo la guía del Maestro General de toda la Familia
Mercedaria, fray Juan Carlos Saavedra Lucho, quien resume
este Año Jubilar con las palabras: “Redención, Gracia y Bendición”.
En su mensaje, el Maestro
General dice, entre otras muchas cosas: “Cristo Redentor se nos presenta a
nosotros como la presencia del Padre, cuya voluntad hay que buscar sin
descanso, y nos invita a seguirle más de cerca, para que así como Él ha dado la
vida por nosotros y con su muerte nos ha liberado del pecado, nosotros viviendo
a fondo nuestro carisma liberador, siguiendo el ejemplo de Pedro Nolasco ofrezcamos,
alegremente, llenos del Espíritu Santo, nuestras vidas como moneda de rescate
por nuestros hermanos que viven privados de libertad y sin esperanza en las
nuevas periferias de la cautividad”.
Y señala también: “Como expertos
en humanidad, los religiosos, las monjas de clausura, las religiosas, los
laicos de la Merced, no podemos desconocer las causas histórico-sociales,
económico-culturales y políticas de las esclavitudes que atentan contra la
dignidad de los hijos e hijas de Dios”.
“Con
madurez hacemos el esfuerzo de involucrarnos e investigar sobre los principios
y sistemas que se oponen al evangelio y se imponen contra la economía de la
Salvación, como son la exclusión, la idolatría del dinero, la injusticia que
genera violencia, los ataques a la libertad religiosa y las situaciones de
persecución a los cristianos católicos, que alcanzan niveles de odio y muerte alarmantes en el mundo
en el que nos movemos y existimos”, añade.
Los mercedarios se dedican hoy a
los centros penitenciarios, a la reinserción de los presos,
la atención de refugiados, escuelas para
eliminar la ignorancia, entre otros servicios a favor de los pobres y
menos favorecidos.
La familia Mercedaria está
compuesta hoy por los Padres Mercedarios, Mercedarios descalzos, monjas
Mercedarias y monjas Mercedarias descalzas y del Instituto de Religiosas de la
Orden de la Merced, así como el movimiento laico mercedario.
La
rama femenina fue fundada por santa María de Cervelló, nacida cerca de Barcelona (España), pocos
años más tarde que san Pedro Nolasco.
Salvador Aragonés
Fuente:
Aleteia