El nuncio apostólico invitó a analizar exhaustivamente fenómenos como el abandono escolar prematuro, el alistamiento forzoso en conflictos armados y el impacto de las "ideologías extremistas" en las decisiones de los jóvenes
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Indispensable el papel crucial de las mujeres como "maestras de la paz". |
En
el debate abierto del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el tema: "Niños
y conflictos armados", el Arzobispo Bernardito Auza, observador permanente
de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, declara: "es necesario incluir
disposiciones para la protección de los niños, para informar y educar a la
población en general y crear una cultura de paz".
Las
grandes violaciones de las que millones de niños son víctimas debido a
conflictos armados, tienen consecuencias devastadoras en el presente y en el
futuro de sus vidas y sus comunidades. Trágica realidad que rompe todo círculo
virtuoso capaz de crear esperanza y bienestar para estos pequeños a quienes se
les impide todo: desde la educación escolar hasta la atención médica, desde el
afecto de la familia hasta una "asistencia esencial para su
supervivencia". La pobreza, el trabajo forzado o el reclutamiento forzoso
en los ejércitos son otras heridas que afectan el cuerpo y el alma de estos
niños sin infancia.
A
subrayar la incongruencia "Niños y conflictos armados" fue el
observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, Mons.
Bernardito Auza, quien ayer, en su discurso durante el debate abierto del
Consejo de Seguridad de la ONU, se expresó de la siguiente manera: “Como
dramáticamente demuestra el último informe del Secretario General: 'En
tiempos de conflicto armado, en todo el mundo, millones de personas,
especialmente niños, tienen acceso inadecuado o se les ha negado la asistencia
esencial para su supervivencia y su bienestar'”.
Analizar exhaustivamente
las problemáticas de estos jóvenes
Además,
en referencia a muchas realidades tristemente comunes en el continente
africano, el nuncio apostólico invitó a analizar exhaustivamente fenómenos como
el abandono escolar prematuro, el alistamiento forzoso en conflictos armados y
el impacto de las "ideologías extremistas" en las decisiones de los
jóvenes:
Basta
pensar en la competición por los minerales y otros recursos preciosos en
algunas partes de África, donde muchos niños y jóvenes renuncian a la formación
para trabajar en las minas. Es aún peor cuando los niños se ven obligados a
luchar en guerras que no son de su propia creación, o son reclutados con el
pretexto de poder mantener a sus familias empobrecidas. Necesitamos examinar
las causas profundas de esta situación, particularmente porque las desventajas
socioeconómicas y la falta de perspectivas con demasiada frecuencia hacen de
los conflictos armados una alternativa para nuestros jóvenes. También es
profundamente preocupante que en algunos casos la radicalización y las ideologías
extremistas hayan motivado la decisión de los jóvenes de abrazar las causas
nefastas, convirtiéndose en una causa de destrucción y desesperación en la vida
de muchos otros.
Educación: el arma para
conseguir la paz
Y
a todo esto se le añade – continúa Mons. Auza – que existe una orilla para
detener la ola de violencia y sus graves consecuencias: La educación para la
paz en la familia y en las escuelas y el papel crucial de las mujeres como
"maestras de la paz" son indispensables para afrontar estas causas
profundas.
Por
esta razón, el nuncio apostólico hace referencia a la "destrucción parcial
o total indiscriminada de edificios esenciales para la salud, la educación y el
bienestar de los niños"; a la "profunda preocupación del Papa" y
al reconocimiento de la Santa Sede "de la evolución de las operaciones de
mantenimiento de la paz de la ONU para incluir disposiciones para la protección
de los niños" e "informar y educar a la población en general y crear
una cultura de paz": “A este respecto, el Papa Francisco expresó
recientemente su profunda preocupación por la vida de los niños involucrados en
los bombardeos en la provincia de Idlib en Siria” expresó Mons. Auza.
También
hay - señala el Arzobispo Auza - "nuevas iniciativas que demuestran la
voluntad de los Estados miembros de poner fin y prevenir" las graves
violaciones cometidas contra niños afectados por conflictos armados: “Es
especialmente alentador que estas iniciativas incluyan el compromiso con la
ratificación y la implementación universal del protocolo opcional de la
Convención sobre los Derechos del Niño sobre la participación de niños en
conflictos armados”.
Se necesitan más esfuerzos
para que estos niños dejen de ser "invisibles"
Por
último, el observador permanente de la Santa Sede ante la ONU expresa su deseo
de “despertar la conciencia colectiva de la comunidad internacional" para
hacer que estos pequeños ya no sean seres "invisibles", y para ello –
puntualiza – se necesitan "mayores esfuerzos": “Que se hagan más esfuerzos
para liberar a los niños soldados y que los jóvenes víctimas de otras
violaciones graves reciban el apoyo que necesitan para la reintegración. Dicho
apoyo debe incluir a los más vulnerables, incluidos los niños concebidos y
traídos al mundo como resultado de la violencia sexual relacionada con el
conflicto. Los niños en tales circunstancias no tienen menos dignidad y, de
manera similar, deben ser protegidos de la violencia y la muerte”.
Emanuela
Campanile – Ciudad del Vaticano
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