Puesto que no hay límite a lo que Jesucristo puede hacer, entonces un santo sacerdote que esté verdaderamente transformado por Cristo puede cambiar el mundo
Es
mucho lo que se habla hoy en día sobre el sacerdocio católico a través de los medios de comunicación globales; pero en
realidad es poco lo que sabemos sobre ello.
Entre
nosotros, hay tantos Sacerdotes que ofrecen su vida y tiempo cultivando el amor
de Dios, que parece que hemos perdido la esencia de lo especiales que son ellos
y de su papel como colaboradores activos en la redención de la humanidad.
A
continuación, 7 cosas que debes saber sobre nuestros sacerdotes católicos y el
sacerdocio en general.Sacerdotes
1.
El sacerdote encuentra su identidad en Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote.
Los
sacerdotes actúan «in persona Christi capitis» (en la persona de Cristo
cabeza).
Un
sacerdote posee y está llamado a vivir los siguientes aspectos fundamentales de
la propia identidad de Jesucristo: Hijo Amado del Padre Eterno, esposo casto de
la Iglesia, Padre Espiritual, médico espiritual, y Buen Pastor
2.
El sacerdote participa en la mediación de Jesús.
La
palabra "mediador" proviene del término latino Mediare, que significa
"estar en el medio."
Jesús
nos dejó sacerdotes como ministros del nuevo pacto de Dios y, como dice San
Pablo, "dispensadores" de sus misterios (1 Corintios 4,1).
A
través de la persona de Cristo, interceden por el pueblo de Dios, enseñan a los
fieles, y mediante la administración de los sacramentos, nos ayudan a entrar en
los misterios divinos.
3.-
Los sacerdotes son sacrificio vivo, en unión con Jesucristo.
Jesucristo
no es sólo el Sumo y Eterno Sacerdote, también es el Eterno Sacrificio de sí
mismo, como Cordero de Dios.
Los
sacerdotes están igualmente llamados a inmolarse por la gloria de Dios y al
servicio de su pueblo. Hoy, Jesús habla las mismas palabras a los sacerdotes
que Él habló a sus primeros discípulos:
"Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y
sígame" (Mateo 16,24)
4.-
Los Sacerdotes irradian el amor de Dios
Jesús
desea sacerdotes que irradien sus virtudes, sobre todo su amor.
Obediencia.
Coraje. Paciencia. Perseverancia. Pureza. El celo. Santidad. Nadie ha
demostrado estas cualidades más que Jesucristo.
Pero
su mayor virtud era su amor, y Él llama a los sacerdotes a irradiar ese mismo
amor a los demás.
Jesús
mira a los sacerdotes, los ama, y desea que sus corazones sean transformados por
el fuego de su Sagrado Corazón, que podrían transformar a otros
con Su Amor.
5.-
Un Sacerdote puede cambiar el mundo
Puesto
que no hay límite a lo que Jesucristo puede hacer, entonces un santo sacerdote
que esté verdaderamente transformado por Cristo puede cambiar el mundo.
"Quiero
volver otra vez a este mundo en mis sacerdotes. Quiero renovar el mundo y
revelarme a través de ellos. Quiero dar a mi Iglesia un poderoso impulso en la
que voy a derramar el Espíritu Santo sobre mis sacerdotes como un nuevo
Pentecostés.
La
Iglesia y el mundo necesitan un nuevo Pentecostés, un Pentecostés sacerdotal,
un Pentecostés interior "
6.-
El Sacerdote representa a Cristo
Dejemos
que sea el Papa emérito Benedicto XVI quien nos aclare sobre esta condición que
adquiere el sacerdote:
"El
sacerdote representa a Cristo. ¿Qué quiere decir representar a alguien? En el
lenguaje común generalmente quiere decir recibir una delegación de una persona
para estar presente en su lugar, para hablar y actuar en su lugar, porque aquel
que es representado está ausente de la acción concreta.
Nos
preguntamos: ¿El sacerdote representa al Señor de la misma forma? La respuesta
es no, porque en la Iglesia Cristo no está nunca ausente; la Iglesia es su
cuerpo vivo y la Cabeza de la Iglesia es él, presente y operante en ella.
Cristo
no está nunca ausente; al contrario, está presente de una forma totalmente
libre de los límites del espacio y del tiempo, gracias al acontecimiento de la
Resurrección, que contemplamos de modo especial en este tiempo de Pascua
Por
lo tanto, el sacerdote que actúa in persona Christi Capitis y en representación
del Señor, no actúa nunca en nombre de un ausente, sino en la Persona misma de
Cristo resucitado, que se hace presente con su acción realmente eficaz.
Actúa
realmente y realiza lo que el sacerdote no podría hacer: la consagración del
vino y del pan para que sean realmente presencia del Señor, y la absolución de
los pecados..." (Cf Benedicto XVI, Audiencia general, 14 de abril de 2010)
7.-
¿Puede una mujer ser ordenada Sacerdote?
Dejemos
que ahora sea el mismo San Juan Pablo II, quien nos aclare esta duda que por
muchos siglos ha rondado la mente de muchos.
"La
ordenación sacerdotal, mediante la cual se transmite la función confiada por
Cristo a sus Apóstoles, de enseñar, santificar y regir a los fieles, desde el
principio ha sido reservada siempre en la Iglesia Católica exclusivamente a los
hombres
Los
Evangelios y los Hechos de los Apóstoles atestiguan que esta llamada fue hecha
según el designio eterno de Dios: Cristo eligió a los que quiso (cf. Mc
3,13-14; Jn 6,70), y lo hizo en unión con el Padre "por medio del Espíritu
Santo" (Hch 1,2), después de pasar la noche en oración (cf. Lc 6,12).
Por
tanto, en la admisión al sacerdocio ministerial, la Iglesia ha reconocido
siempre como norma perenne el modo de actuar de su Señor en la elección de los
doce hombres, que Él puso como fundamento de su Iglesia (cf. Ap 21,14)
El
hecho de que María Santísima, Madre de Dios y Madre de la Iglesia, no recibiera
la misión propia de los Apóstoles ni el sacerdocio ministerial, muestra
claramente que la no admisión de las mujeres a la ordenación sacerdotal no
puede significar una menor dignidad ni una discriminación hacia ellas, sino la
observancia fiel de una disposición que hay que atribuir a la sabiduría del
Señor del universo.
La
presencia y el papel de la mujer en la vida y en la misión de la Iglesia, si
bien no están ligados al sacerdocio ministerial, son, no obstante, totalmente
necesarios e insustituibles...
La
Santa Madre Iglesia hace votos por que las mujeres cristianas tomen plena
conciencia de la grandeza de su misión: su papel es capital hoy en día, tanto
para la renovación y humanización de la sociedad, como para descubrir de nuevo,
por parte de los creyentes, el verdadero rostro de la Iglesia
la
Iglesia defendiendo la dignidad de la mujer y su vocación ha mostrado honor y
gratitud para aquellas que -fieles al Evangelio-, han participado en todo
tiempo en la misión apostólica del Pueblo de Dios.
Se
trata de santas mártires, de vírgenes, de madres de familia, que valientemente
han dado testimonio de su fe, y que educando a los propios hijos en el espíritu
del Evangelio han transmitido la fe y la tradición de la Iglesia".
Qriswell Quero de Pérez
Fuente: PildorasdeFe