UNA FAMILIA “UN POCO PARTICULAR”, PERO INMENSAMENTE FELIZ
Después de casarse, con 24 años una y 25 el otro, la pareja no conseguía tener hijos y se plantearon la adopción
Claire y Régis des Boscs son padres de seis hijos. Entre
ellos, cuatro han sido adoptados y tienen alguna discapacidad. Apostando
valientemente por la fragilidad, la pareja ha ido de sorpresa en sorpresa
viviendo las cosas con intensidad.
Una sorpresa tras otra. Claire y
Régis des Boscs, de 49 y 50 años respectivamente, soñaban con
tener una hermosa familia. Hoy en día, aunque están orgullosos de su familia,
no es precisamente la que habían imaginado el día que se dijeron “sí quiero”.
Después de
casarse, con 24 años una y 25 el otro, la pareja no conseguía tener hijos y se
plantearon la adopción. “De prometidos, nos dijimos que si no podíamos tener
hijos, adoptaríamos. Era un proyecto de matrimonio,
estábamos en la misma longitud de onda”, explica Claire des Boscs.
La pareja,
que vive en la actualidad a las afueras de Dijon, Francia, obtuvo por fin el
permiso y Philibert hizo su entrada en la familia
en 2001, después de siete años de espera. Llegó con 6 meses de edad, una
sonrisa tan ancha como largo era su cuerpo… y con trisomía. Una elección
aceptada por Claire y Régis. “Había llorado durante
siete años porque no tenía un hijo, así que estaba absolutamente feliz”,
explica ella. “No había más que alegría. Philibert tuvo una misión al nacer:
hacernos felices. Y la cumplió al 200 %. La discapacidad era
algo secundario para nosotros, ante todo habíamos adoptado a un niño”.
“Nuestra familia debía ser así”
Luego vendría Jacques,
también trisómico, dos años más tarde. Muy maltratado en la guardería que se
había encargado de él, el niño aulló durante nueve meses. “Lo desecharon al
nacer como a un perro. Después del montón de sonrisas de Philibert,
descubríamos que la vida no era tan fácil para todo el mundo”, señala la madre.
“Le hicieron falta nueve meses para aceptarnos”. Hoy, los dos hermanos son como
uña y carne. “He descubierto otra vida”, prosigue ella, enumerando las citas
con el psicomotricista, el fisioterapeuta, el logopeda…
“Felices con nuestros
cuatro tesoros”
Y como no hay
dos sin tres, Hilaire vino a
completar el cuadro. Aunque lo esperaban con un ligero retraso de aprendizaje,
sus padres descubrieron poco a poco que en realidad sufría un gran retraso
mental. “Luego nos dijimos: la próxima vez, adoptaremos a un niño sin
problemas”, añade la madre de familia. Y llegó Aliette, con 3 meses, una niña
deslumbrante que, más tarde, manifestó tener varias alteraciones
“dis”, como dislexia, discalculia… Una sorpresa adicional que,
aunque hace la vida cotidiana más complicada aún, no minó la moral de las
tropas. “Estábamos felices con nuestros cuatro tesoros un
poco particulares”, reconoce su madre. Más adelante, en julio de 2009, como un
regalo con motivo de sus 15 años de matrimonio, Antoinette vino
a reforzar la hermandad, la primera hija “hecha en casa”, seguida al cabo de
poco por Élisabeth.
“Nuestros
hijos nos devuelven permanentemente a lo esencial”, señala la madre de familia,
que reconoce, no obstante, que la vida cotidiana se
hace a veces pesada en extremo con “santas adversidades”.
El mayor acaba de manifestar una diabetes y una enfermedad del tiroides
bastante complicada, situación que no le impide ser “un rayo de sol” que hace
reír siempre a la familia.
En cuanto a Hilaire, que le ayuda a ordenar, clasificar, organizarse, “¿qué
sería de la casa sin él?”, pregunta la madre con tono divertido. “Si hemos
tenido a las dos últimas, estoy segura que es gracias a ellos. Nuestra familia
debía ser así. Jamás nos hemos arrepentido de nuestras elecciones, aunque a
veces nos preguntamos: ‘¿Por qué tantas adversidades?’.
Adoptados o
biológicos, naturalmente amamos a todos nuestros hijos por igual. Hemos tenido
mucha suerte. Desde el principio me encantó respirarles, abrazarles. Las tres
niñas llevan bien las discapacidades y enfermedades de sus hermanos. Hablan
mucho de ello y, aunque nunca los mirarían de forma distinta, a veces sí acaban
un poco hartas. Hoy en día, lo que deseo es que cada uno levante
el vuelo en la medida de lo que sea capaz”.
Vivir
las cosas “a fondo”
¿Cuál es el
motivo de una elección que parece tan incomprensible desde fuera? Para vivir
las cosas “a fondo”, a su manera. “Solamente estamos de paso en la tierra, así
que nos
entregamos a fondo. Teníamos ganas de hacer
que nuestra vida fuera útil. Aunque no por ello somos
mejores que los demás. No lo hemos elegido todo, la dificultad de cada hijo”.
Claire des
Boscs cuenta sus jornadas plagadas de citas con el logopeda, el alergólogo, el
gastroenterólogo, el diabetólogo, el ortóptico…, pero también habla de momentos
festivos y de alegre fraternidad. “Llevo una doble vida”, dice
divertida, toda una “Elastigirl” de la vida real.
Los amigos les ayudan
“Estamos muy
cansados y tenemos que bregar con mucho, pero sin remordimientos. Nuestra vida
es la que debía ser. Lo que nos salva son las amistades, preciosas y fieles.
Tenemos una suerte inaudita”. Están saliendo de un año particularmente difícil en
el ámbito médico y, según cuenta la madre, durante seis semanas han encontrado
un plato de comida en la puerta todos los días. “No elegimos las tres
enfermedades autoinmunes de Philibert, que se pone inyecciones siete veces al
día, ni los trastornos de conducta de Jacques. Pero mañana, si me
plantearan cambiar de vida, no lo haría”.
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LO HUMANO Y DIVINO
Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los ganados y los reptiles de la tierra». Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó. (Génesis, 1,26-27)