Manantial en un erial
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer
por la mañana, entre un rato de oración y otro, salí por la huerta a darme un
paseo. De pronto vi un pequeño charco entre hierbajos secos. Me detuve a mirar
aquello, porque parecía un milagro, ¡un manantial en medio del erial!, pues se
veía perfectamente que, de ente la tierra, brotaba como un surtidor de agua.
Pero,
bueno, siendo realista... yo sabía bien que no era un milagro, y por ello me
fui a preguntar a Sión, que es la encargada del riego de esa zona. Y ella misma
me lo confirmó: “Sí, es verdad, es que se me ha roto un tubo subterráneo del
riego”.
Estos
son una serie de tubos conectados entre sí, que recorren una zona de la huerta,
haciendo como un circuito bajo tierra. Y, en cada base de árbol, salen de la
tierra para regarlos por goteo.
Es
un sistema muy útil y, sobre todo, muy cómodo para el riego. Pero a veces
sucede que se rompe un tubo, o se salta una unión debido al calor, a la
presión, y a algunos animalejos que les gusta roerlo...
Después,
en la oración, me quedé con aquello del “manantial”, y me encantó, porque el
Señor me regaló entender que, cuando estamos conectados a Él, que es la Fuente,
hasta nuestras “roturas”, se vuelven manantial de vida.
A
todos nos gustaría ser perfectos, pero la realidad es distinta, y es genial,
porque donde nos encontramos todos es en la debilidad, y esa debilidad saca
afuera lo que llevamos dentro.
Por
ello, cuando de nuestro error nos brota la ira, el enfado o la tristeza, o
cuando sentimos que la vida nos pesa... es que hemos olvidado conectarnos con
Cristo.
Cuando
vivimos conectados a Él lo que brota es alegría, es el don de poder reírnos de
nosotros mismos, el don de sabernos pequeños, pero infinitamente amados, y con
un amor que nos otorga poder acoger a todos con misericordia...
Lo
importante no es no romperse nunca, sino estar conectados a nuestra Fuente, que
es Cristo. Así, viva lo que viva, brotarán ríos de Agua Viva.
Hoy
el reto del amor es enchufarte a Cristo y, para ello, busca un momento
tranquilo y dale gracias por el día, por tu familia, por tu trabajo, por tus
vacaciones, dale gracias por todo lo bueno que tienes hoy en tu día.
VIVE
DE CRISTO