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Mateo 28, “Jesús dice ‘vayan y bauticen a todos en el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo’
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Santísima Trinidad. Crédito: Pintura de Peter Paul Rubens. |
El
P. Samuel Bonilla, conocido en redes sociales como el Padre Sam, reflexionó en
esta Solemnidad de la Santísima Trinidad sobre la ausencia de la palabra
“Trinidad” en las Sagradas Escrituras, lo que lleva a que algunos,
erróneamente, digan que no existe.
En
un video, el Padre Sam subrayó que pensar que no existe la Santísima Trinidad
porque no aparece mencionada explícitamente en la Biblia “no es una postura, un
pensamiento correcto. De hecho a esa actitud se le conoce como biblismo: querer
justificar todo a la luz de la Biblia”.
“Fue
Juan, el discípulo amado, el que condena precisamente esta postura. Fíjense lo
que dice en el último capítulo y en el último versículo de su Evangelio, Juan,
21-25: ‘hay además muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran una por una,
pienso que ni todo el mundo bastaría para escribir los libros que se
escribieran’”.
“Es
decir –continuó el sacerdote– no necesita estar todo en la Sagrada Escritura
para ser verdad, para ser condenado”.
“Por
ejemplo, no aparece en la Sagrada Escritura una condena directa hacia el aborto
y sin embargo es un acto intrínsecamente malo. No aparece, por ejemplo, una
condena al terrorismo, pero eso no significa que el terrorismo sea bueno”,
señaló.
El
Padre Sam subrayó que “lo mismo sucede pues con la Trinidad. No aparece la
palabra en sí, pero por supuesto que aparece la doctrina en toda la Sagrada
Escritura. A saber, la persona del Padre, del Hijo y del Espíritu y que las
tres no son dioses distintos sino que son un solo Dios”.
El
sacerdote señaló que la “Iglesia que recibió en Pentecostés al Espíritu Santo
junto a María” y que “se reunió en el año 50 en su primer Concilio en Jerusalén
para profundizar la doctrina” se ha “seguido reuniendo para avanzar en la
comprensión de la Sagrada Escritura. Y por eso después la Iglesia proclama el
dogma de la Santísima Trinidad”.
El
primer Concilio que aborda el tema, indicó, es el de Nicea, en el año 325 d.C.
“Ahí se dice el Padre y el Hijo son consustanciales. Es decir, son de la misma
sustancia”. Sin embargo, señaló, “en ese Concilio no se habló del Espíritu
Santo”.
Después
de muchas reflexiones, en el Concilio de Constantinopla, en el 381, fue “en
donde se afirma lo siguiente respecto al Espíritu Santo: Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo. Que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria y que habló por los profetas”.
“De
hecho, al Credo largo que conocemos se le conoce como Credo
niceno-constantinopolitano, porque es el fruto de estos dos concilios”, dijo.
Pero
a pesar de no mencionar explícitamente la palabra “Trinidad”, continuó el Padre
Sam, sí que hay menciones claras a ella.
En
Mateo 28, indicó, “Jesús dice ‘vayan y bauticen a todos en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo’. No dice en los nombres, dice en el nombre. Ahí
está distinguiendo Jesús precisamente que es un solo nombre, un solo Dios, pero
tres personas distintas”.
Además,
“en el bautismo de Jesús en el Jordán aparece clarísima la Trinidad”.
En
el Evangelio de Juan, apuntó, “les dice Jesús a sus discípulos ‘muchas cosas me
quedan por decirles, pero no pueden cargar con ellas por ahora. Cuando venga el
Espíritu de la Verdad les guiará hasta la Verdad plena. Él me glorificará,
porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es
mío, por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará’”.
Fuente:
ACI Prensa