No
dejes de amar
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
otro día nos fuimos a medir una esquina de la celda de una hermana para ver si
hacíamos espacio a un armario que habían traído. Cogimos el metro y, con papel
y boli, fuimos apuntando las medidas.
Mientras
decidíamos cómo hacer, tenía el metro entre mis manos. Y, jugueteando a
estirarlo y soltarlo, me daba cuenta de que algunas veces lo utilizamos para
medir a los demás, aunque esa medida no es precisamente en centímetros...
¿A
quién no le ha surgido medir al otro? Medimos si se entrega más o menos,
medimos su grado de simpatía ese día o su nivel de mal humor, medimos cuánto
nos quiere o nos valora... Y también nos sucede al revés: ¡cuántas personas nos
comparten que se sienten medidos continuamente en su trabajo, y cómo esa
presión les hace competir por medir más...!
Después,
en la oración, me volvía a surgir el tema del metro. Y al final el Señor me
hizo comprender que sí que es bueno sacar el metro cada día, pero no para medir
a los demás, sino solo para medir una cosa: “Y yo hoy, ¿cuánto estoy dispuesto
a amar?”
Ahí
la cosa cambia: ¡es la liberación del metro! Es la liberación de experimentar
cada mañana cómo nos ama el Señor, así como somos, que nos quita la necesidad
de compararnos, o de medir a los demás o a nosotros mismos. Este Amor libera
para poder amarse a uno mismo y para poder dar lo mejor de sí amando a los
demás.
Todo
cambia de sentido, pues ya no se trata de lo que los demás tienen que hacer por
mí, sino de lo que yo puedo hacer por ellos. El Amor de Cristo nos libera de
nuestros intereses y nos hace libres para amar.
Hoy
el reto del amor es que, al menos una vez, cuando te vaya a surgir medir al
otro, optes por seguir amando. Hoy comienza tu día dejando a los pies de Cristo
todos los metros, y dejándote amar por Él. Si optas por amar, Él se ocupará de
tus cosas, porque tú te estarás ocupando de las Suyas.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma