Ante
la tentación de la resignación, se pide audacia evangélica en la pastoral
juvenil y vocacional para lanzar las redes
“Hoy
en día hay jóvenes que buscan ardientemente el pleno sentido de sus vidas;
Jóvenes capaces de incondicional dedicación a las grandes causas. Jóvenes que
aman apasionadamente a Jesús y muestran gran compasión por la humanidad”, lo
dijo el Papa al Capítulo General de la Orden de la Santísima Trinidad y de los
Esclavos.
Todos
los jóvenes esperan con ansia la felicidad, el amor, el éxito, la realización
personal, son aspiraciones que necesitan ser ordenadas, como lo hizo el Creador
al principio de los tiempos, pasando del caos al orden del cosmos (ver Gen 1.1
a 31), afirmó el Papa, y les aconsejó a los miembros de la orden que es aquí
donde pueden y deben entrar también ellos, para ayudar a los jóvenes a
armonizar sus aspiraciones, para ponerlas en orden. Sin olvidar qué con razón,
ellos piden que se les dé un cierto protagonismo en todo esto. Los jóvenes no
pueden soportar entornos donde no encuentran su espacio y no reciben
estimulación. Deben ser protagonistas, esta es la llave, además dijo,
protagonistas en movimiento.
La santidad en los jóvenes
La
orden debe buscar la santidad de los jóvenes, esta es la motivación, “la fuerza
de toda nuestra vida religiosa y también de nuestra acción con los jóvenes:
llevarlos a Dios. Ante la tentación de la resignación, se pide audacia
evangélica en la pastoral juvenil y vocacional para lanzar las redes. Aunque
puede que no parezca el momento o la hora más apropiados”.
El
Papa pide a la Orden que se mantengan despiertos y vigiles para poder
despertar, despertar a los jóvenes, que sean “profetas de esperanza y novedad,
profetas de alegría con su propia vida, sabiendo que el mejor ministerio de
jóvenes y vocaciones es vivir la alegría de su propia vocación”. El trabajo
vocacional, agregó el Pontífice, cualquiera, no es proselitismo.
Los Trinitarios y su gran
obra
Francisco
agradeció a la orden por su trabajo en las diversas obras de misericordia, en
las escuelas, en las parroquias, en las cárceles y en los institutos de
rehabilitación, y especialmente por las diversas iniciativas con “las que
buscan apoyar a las Iglesias que sufren por la fe en Cristo. Les instó a que
siempre caminen con "los pobres y los esclavos" (San Juan Bautista de
la Concepción, Obras, III, 60); y para que en cada "Casa de la Santísima
Trinidad" puedan ser testigos de Jesús, que vino "para llevar la
buena nueva a los pobres" (Lc 4:18).
Pastoral
juvenil y vocacional
El
tema del Capítulo gira en torno a la pastoral juvenil y vocacional. Un tema
vital para la Iglesia, como lo destaca el reciente Sínodo de los Obispos
dedicado a los jóvenes, y ciertamente, dijo el Papa es de gran importancia para
su Orden. No es fácil alcanzar la meta en este ministerio pastoral. Como
ustedes lo reconocen, dijo el Papa, en el Instrumentum Laboris del Capítulo,
tienen dificultad de lenguaje y el método para comunicarse con el mundo de la
juventud.
“Con
razón sienten la necesidad de una formación específica para la pastoral del
acompañamiento y el discernimiento. Por otro lado, la cultura del gran vacío
provocada por el pensamiento débil y el relativismo que nos invitan a vivir
"a la carta", la cultura fragmentaria donde los grandes temas han
perdido sentido, y el inmanentismo en el que viven encerrados tantos jóvenes
podría hacer pensar que no hay espacio para una propuesta vocacional en la fe
para las nuevas generaciones. Pero sacar esta conclusión sería un grave error”.
Ante
la pluralidad de mundos juveniles, se necesita creatividad, que parte de la
conversión pastoral a la que estamos llamados, afirmó el Papa, para alcanzarlos
y hacer una propuesta evangélica que les ayude a discernir la vocación a la que
son llamados en la Iglesia. Tanto el Documento Final del Sínodo como la
Exhortación Apostólica Christus Vivit ayudará a la Orden afirmó, en su
compromiso de llegar a los jóvenes allí donde están presentes como Orden
Trinitaria.
Desafíos que presentó la
pastoral juvenil y vocacional
Cercanía
y acompañamiento. Los jóvenes nos quieren cerca, señaló el Santo Padre, la
pastoral juvenil y vocacional requiere acompañamiento y esto implica cercanía,
haciéndose presente en la vida de los jóvenes, como Jesús con los discípulos de
Emaús (ver Lc 24,15). Los jóvenes quieren tener a la Orden como compañeros de
viaje, buscar juntos los "pozos de agua viva" donde pueden satisfacer
la sed de plenitud que muchos de ellos sienten (ver Jn 4,6-15).
La
cercanía es lo único que puede garantizar una relación fructífera,
hablando evangélicamente, con los jóvenes. Abran sus hogares y comunidades a
los jóvenes, para que puedan compartir su oración y su fraternidad, pero sobre
todo, abran sus corazones a ellos. Que se sientan amados por lo que son. Sean
para los jóvenes los hermanos mayores con quienes pueden hablar, en quienes
pueden confiar. Escúchenlos, hablen con ellos, hagan discernimiento juntos. Que
sientan que realmente los aman y por ello pueden proponerles la gran medida del
amor: la santidad, un camino de la vida cristiana que va contracorriente como
en las Bienaventuranzas (ver Exhortación apostólica Gaudete et exsultate,
63-94).
En
Salida. Es necesario ir al encuentro de los jóvenes, no solo a los que están
cerca, sino también a los que están lejos (ver Efesios 2:17). No se limiten a
aceptar a quienes acudan a ustedes, sino que también vayan al encuentro de
aquellos que se han alejado. Acogerlos como lo que son. Nunca desprecien sus
límites. Apóyenlos y ayúdenlos en la medida de lo posible. Y, después de
reunirse con ellos, es necesario escucharlos, llamarlos, despertar el deseo de
ir más allá de las comodidades en las que descansan (véase el documento
preparatorio del Sínodo sobre los jóvenes, III, 1); y también necesitamos
"el coraje, el afecto y la delicadeza necesarios para ayudar al otro a
reconocer la verdad y los engaños o pretextos" (Christus vivit, 293).
"Los
aliento a que caminen con ellos, que se salgan de los patrones prefabricados,
sin olvidar que, especialmente con los jóvenes, deben perseverar, sembrar
semillas y esperar pacientemente a que crezcan las semillas, y un día, cuando
el Señor quiera, darán fruto. Vuestro trabajo es sembrar, Dios hará crecer lo
sembrado y quizás otros cosecharán los frutos. Que su pastoral juvenil sea
dinámica, participativa, alegre, llena de esperanza, capaz de asumir riesgos,
de confiar. Y siempre llenos de Dios, que es lo que más necesitan los jóvenes
para llenar su anhelo de plenitud. Una pastoral llena de Jesús, que es el único
Camino que los lleva al Padre, la única Verdad que satisface su sed, la única
Vida por la cual vale la pena dejarlo todo (ver Jn 14: 6; 1, 35-51)".
Patricia
Ynestroza-Ciudad del Vaticano
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