Los
trabajos de Jesús
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Acabamos
de comenzar una obra en el Monasterio, y nos han “trincado” la puerta del Novi.
Se
va a hacer la instalación de un ascensor y, justo las escaleras y el hueco
donde va a ir están a la puerta del Noviciado. Por ello, ahora esa puerta ha
quedado cerrada hasta concluir la obra y, en lugar de bajar al coro por ahí,
tenemos que dar toda la vuelta por la huerta hasta otra puerta, y acceder por
allí.
Al
no tener acceso a la zona donde se están realizando los trabajos, me daba
cuenta de que se me despertaba por dentro la curiosidad: “¿Cómo lo estarán
haciendo? ¿Y cómo abrirán el agujero? ¿Cuánto tardarán? ...”
Sí,
sí, a mi curiosidad le gusta saber cómo se hacen las cosas, qué pasos van
siguiendo. Me gusta entender la lógica de la obra y comprender cómo trabajan,
porque a veces uno piensa que, mirando, se notan los progresos, y parece que se
acaba antes... Sin embargo, esta vez, mis ojos no lo están viendo.
Muchas
veces me sucede lo mismo con el Señor. Cuando le entrego una situación y decido
dejarlo todo en Sus manos, cuando rezo por una persona y le pido que sea Él
quien actúe... brota dentro de mí esa misma curiosidad: “¿Y cómo lo vas a
hacer? ¿Y sería bueno de esta manera, Señor? ...” , como queriendo ver paso a
paso cómo Él va trabajando en ello y, cómo no, meterle un poco de prisa o darle
algún consejo sobre cómo sería mejor...
Y,
sin embargo, vengo experimentando que, cuando dejamos algo en Sus manos y por
fin le dejamos a Él ser Dios, Jesucristo siempre se pone a trabajar,
independientemente de que nosotros veamos o no cómo lo está haciendo. A mí me
toca confiar en que, al cabo de un tiempo, su obra estará concluida, y
tendremos ascensor. La obra no depende de que yo la vea o no, sino de que Le
deje trabajar, ¡eso es lo realmente importante! Si no abrimos la puerta a los
obreros, sería imposible su labor, no tendrían acceso. Pues, del mismo modo, Él
solo necesita que le demos paso...
Hoy
el reto del amor es dejar trabajar al Señor. Entrégale la inquietud sobre tu
propia vida, o sobre ese hijo que te preocupa, o esa falta de trabajo, o esa
persona alejada del Señor... ¡entrégaselo a Él! Y confía en sus trabajos...
Quizás verás o quizás no, pero nunca dudes de que Él trabajará hasta finalizar
con éxito.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma