Un
ramillete
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
convento está precioso. En muchos rincones hay imágenes de María, y cada una de
ellas tiene ramilletes de flores o plantas en flor. Todas las monjas cuidan
muchísimo esto: ¡que en el mes de mayo no falten flores a María!
Recuerdo
que, cuando era pequeña, tenía una amiga que se llamaba Ana. En mayo, cuando
bajábamos por la tarde a la plaza a jugar, muchos días, nada más llegar, me
decía:
-Vamos
a buscar unas flores, y se las llevamos a la Virgen.
Entonces
íbamos corriendo a un descampado que había cerca, arrancábamos unas flores
amarillas que eran como un botón, hacíamos un ramillete e íbamos a la iglesia.
Subíamos hasta arriba, donde estaba la imagen de María. Éramos tan pequeñas que
no llegábamos a la peana y no podíamos dejar nuestros ramilletes a los pies de
la Virgen, así que las flores se quedaban en el suelo.
Entonces
mi amiga miraba a María fijamente y se ponía a hablar con ella, rezando. Me
impresionaba la certeza que tenía. Yo le preguntaba:
-Ana,
¿tú crees que te escucha de verdad?
-¡¡Claro
que sí!! -me decía súper convencida. Y seguía rezando. Cuando acababa, nos
marchábamos corriendo a jugar.
Muchas
veces me he acordado de esa certeza que tenía Ana cuando rezaba a María,
¡sentía realmente que la escuchaba! Y, cada mes de mayo, mi amiga le llevaba lo
mejor que encontraba: esas pequeñas flores amarillas. Pienso que María nos
miraba y sonreía.
María
siempre está con nosotros, Ella nunca nos deja, somos nosotros los que tenemos
que acogerla en nuestra casa, tender nuestra mano para agarrar la Suya y
caminar juntos. Ella nos ha regalado nuestra felicidad: Jesús. La Virgen se fió
de Dios, de que Él podía hacer todo, y así fue. Gracias a Ella, ahora podemos
vivir desde el amor.
Hoy
el reto del amor es coger o comprar una flor, entrar en una iglesia y dejarla a
los pies de María. Mírala y habla con Ella, muéstrale lo que tienes en tu
corazón, que Ella está contigo.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma