El
estudio de la Biblia sobre la relación de Jesús y los fariseos, es vital para
combatir prejuicios negativos contra los judíos y acabar con el
antisemitismo
OSSERVATORE ROMANO - AFP |
En
el cine occidental, los fariseos son los malos, como los indios en las
películas del viejo oeste, representados como hipócritas y traidores. Sin
embargo, el papa Francisco y profesores ilustres de Biblia en Roma están
promoviendo una reflexión interdisciplinaria sobre “Jesús y los fariseos” para
acabar con prejuicios y estereotipos negativos contra los judíos equiparándolos
sin cordura al fariseísmo.
Los
Evangelios cuentan que Jesús enfrentó pruebas puestas por los fariseos. Ellos
ponían mucho empeño en cumplir la Ley de Dios y multiplicaban los ayunos y las
obras de misericordia. El problema es que muchos se atribuían a sí mismos el
mérito de una vida tan ejemplar: Dios tenía que premiarlos siempre por ser
tan buenos. ¿Pero, acaso eso no nos sucede a muchos católicos?
Entonces,
para salir de esas convenciones que alimentan el antisemitismo, el Pontificio
Instituto Bíblico (PIB) de Roma, una de las instituciones más prestigiosas
en el mundo en el ámbito de los estudios bíblicos, ha organizado recientemente
una conferencia en Roma con motivo del 110 aniversario de la fundación de ese
instituto que, en los últimos años, ha intensificado su colaboración con
estudiosos judíos y protestantes.
Reflexionar
sobre “Jesús y los fariseos” es importante para nuestro tiempo y “se presenta
como un resultado directo de la Declaración Nostra Aetate”, que “sentó las
nuevas bases para las relaciones interreligiosas y particularmente para las
judío-católicas”, así lo recordó el papa Francisco en su discurso entregado
durante la audiencia a los profesores y alumnos del PIB y a los participantes
en la conferencia ante mencionada el 9 de mayo de 2019.
Conocer a las personas
judías sin etiquetar
Efectivamente,
exhorta el Papa, “para amar mejor a nuestros vecinos, necesitamos conocerlos y,
para saber quiénes son a menudo, debemos encontrar el modo de superar viejos
prejuicios”.
Por
eso, estudiar la relación entre Jesús y los fariseos, “permitirá que se les
presente de una manera más apropiada en la enseñanza y en la predicación”.
El
objetivo manifiesto es seguir nuevos caminos en las relaciones entre judíos y
cristianos, en vista de un diálogo cada vez más profundo y más fraternal.
“Entre
los cristianos y en la sociedad secular, en varios idiomas la palabra “fariseo”
a menudo significa “persona hipócrita” o “presuntuosa”. Para muchos judíos, sin
embargo, los fariseos son los fundadores del judaísmo rabínico y por lo tanto
sus ancestros espirituales”, escribe el Papa.
1. Generalizaciones
no hacen bien a nadie
En
primer lugar, las imágenes negativas de los fariseos y generalizadas no ayudan,
incluso “sin una base concreta en los relatos evangélicos”, advierte el Papa.
“Y a menudo, a lo largo del tiempo, esta visión ha sido atribuida por los
cristianos a los judíos en general”.
La
comunicación – enseña el Papa – inicia con nombres propios y no con apelativos.
Por eso, escribe que los estereotipos dañan las relaciones con los hermanos
mayores, como los llamó Juan Pablo II.
“Estudios
recientes reconocen que hoy sabemos menos de los fariseos de lo que pensaban
las generaciones anteriores. Estamos menos seguros de sus orígenes y de muchas
de sus enseñanzas y prácticas”, escribió el Papa latinoamericano.
Por
lo tanto, insta para que “la investigación interdisciplinaria sobre las cuestiones
literarias e históricas concernientes a los fariseos” contribuyan a
“adquirir una visión más veraz de este grupo religioso”, y también para
“combatir el antisemitismo”.
2. Jesús y los fariseos
tuvieron mucho en común
El
Papa ilustra que en el Nuevo Testamento, “vemos que San Pablo afirma que antes
de conocer al Señor Jesús, uno sus motivos de orgullo era el hecho de ser “en
cuanto a la Ley, fariseo” (Fil 3: 5)”.
“Jesús
tuvo muchas discusiones con los fariseos sobre preocupaciones comunes.
Compartía con ellos la fe en la resurrección (ver Mc 12,18-27) y aceptó otros
aspectos de su interpretación de la Torá.
Si
el libro de los Hechos de los Apóstoles asegura que algunos fariseos se unieron
a los seguidores de Jesús en Jerusalén (ver 15: 5), significa que tenía que
haber mucho en común entre Jesús y los fariseos”.
Francisco
menciona otras pruebas en las Biblia: Gamaliel un líder de los fariseos,
defiende a Pedro y Juan (ver 5: 34-39).
3. Un fariseo ayuda
a Jesús
En
el Evangelio de Juan “se halla el encuentro de Jesús con un fariseo llamado
Nicodemo, uno de los líderes de los judíos (ver 3.1). […]” Nicodemo defenderá a
Jesús ante una asamblea (ver Jn 7,50-51) y asistirá a su sepultura 19:39)”.
Entonces,
Francisco recordando a Nicodemo, escribe: “Está claro que los diversos
estereotipos sobre los fariseos no se le pueden aplicar a (Nicodemo), ni
encuentran confirmación en ninguna otra parte del Evangelio de Juan”.
Luego,
narra que en el “Evangelio de Marcos (ver 12.28-34) la pregunta la hace un
escriba, no identificado de otro modo, que establece un diálogo respetuoso con
un maestro. Según Mateo, el escriba se convierte en un fariseo que intentaba
poner a prueba a Jesús (ver 22.34-35)”.
4. Jesús aprecia a los
fariseos cercanos al ‘Reino’
“Según
Marcos, Jesús concluye diciendo: “No estás lejos del reino de Dios” (12:34), lo
que indica la gran estima que Jesús tenía por los líderes religiosos que
estaban realmente “cerca del reino de Dios”.
“Rabí
Aqiba, uno de los rabinos más famosos del siglo segundo, heredero de la
enseñanza de los fariseos, indicaba el pasaje de Lev 19:18: “amarás a tu
prójimo como a ti mismo” como un gran principio de la Torá. Según la tradición,
murió como mártir con la Shema en sus labios, que incluye el mandamiento de
amar al Señor con todo el corazón, el alma y las fuerzas (ver Dt 6: 4-5)”.
Por
lo tanto, explica que el Papa, “hasta donde podemos saber, habría estado en
armonía sustancial con Jesús y su interlocutor escriba o fariseo”.
5. La regla de oro
atribuida también a un fariseo: el amor al prójimo
Del
mismo modo, escribe Francisco: “la llamada regla de oro (ver Mt
7:12), aunque en diferentes formulaciones, se atribuye no solo a Jesús, sino
también a su contemporáneo más anciano Hillel, generalmente considerado
uno de los principales fariseos de su tiempo. Esta regla ya está presente
en el libro deuterocanónico de Tobías (ver 4:15)”.
Por
lo tanto, “el amor al prójimo constituye un indicador significativo para
reconocer las afinidades entre Jesús y sus interlocutores fariseos. Sin duda,
constituye una base importante para cualquier diálogo, especialmente entre
judíos y cristianos, también hoy”.
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente:
Aleteia