Cazafantasmas
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El
otro día estaba intentando coser a máquina. Era casi la primera vez que me
ponía a ello en solitario, sin la tutela de nadie. Sentía que había llegado el
momento de enfrentarme a la máquina.
Cogí
la tela y, con un cuidado infinito, empecé a coser:
-Tac...
tac... tac...
Vale,
a velocidad de tortuga, ¡pero me estaba saliendo bastante bien!
Cuando
llegué al final, saqué la tela de la máquina. Apoyada en la misma mesa, comencé
a quitarle los alfileres. Pero, de pronto...
-¡¡¡TACTACTACTACTAC...!!!
¡¡La
máquina se puso a coser sola!! ¡¡Y a una velocidad de espanto!!
Los
hilos volaban, la mesa entera vibraba... ¡pero yo no estaba dando a ningún sitio!
¡Parecía manejada por un fantasma!
-¿¿Y
a este cacharro qué le pasa??
Me
aparté asustada y, justo entonces, descubrí el misterio: ¡¡Jubi se había
sentado encima del pedal!! Mi carcajada se escuchó por todo el convento.
Nuestra
beagle me miraba sin entender a qué venía tanto jaleo, con esos ojitos
inocentes que decían: “Yo solo quería sentarme a tus pies...”
De
pronto descubrí que aquella situación era una preciosa parábola de la oración.
Al fin y al cabo, ¿qué es la oración, sino sentarse a los pies del Señor?
Lo
que más quiere Jesús de nosotros es que estemos con Él, ¡que pasemos ratos “a
sus pies”! Para muchos esto puede parecer una pérdida de tiempo... sin embargo,
¡no saben que, en realidad, orar es “sentarse sobre el pedal”!
Quizá
nosotros, que estamos “debajo de la mesa”, no notamos grandes cambios. Pero
arriba, en la mesa de trabajo del Señor, ¡no sabemos los hilos que se mueven!
Y, ¿qué mejor que poner nuestros asuntos en manos de quien sostiene todo el
Universo? ¿Quién va a tener más poder, y quién va a obrar con mayor amor que
Él, que ha dado su vida por ti?
La
oración tiene una fuerza y un poder que no podemos imaginar, ¡y está
continuamente a nuestro alcance!
Hoy
el reto del amor es que te sientes sobre el pedal. Hoy para en mitad de la
jornada para orar. No necesitas mucho tiempo, quizá te baste solo un minuto.
Cuando sientas que la situación te supera, cuando no sepas qué decisión tomar,
frena un momento y mira al Señor: ¡puedes hablar con Él en cualquier momento!
Disfruta de este privilegio... ¡Que hoy la oración sea tu primer recurso y no
tu última opción! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma