El Papa Francisco alentó a los jóvenes franceses a ir adelante junto a sus pastores, sus hermanos mayores en la fe, y siguiendo el ejemplo de los santos que han afrontado las dificultades de su tiempo
“Déjense
transformar y renovar por el Espíritu Santo para llevar a Cristo a todos los
ambientes de la sociedad”, aliento del Santo Padre en sus saludos a los jóvenes
de la Diócesis de Aire et Dax, en Francia, a quienes recibió en audiencia, en
la Sala del Consistorio del Vaticano.
“Sean siempre constructores de puentes entre
las personas, intentando hacer crecer una cultura del encuentro y del diálogo,
para contribuir al advenimiento de una auténtica fraternidad humana”, lo dijo
el Papa Francisco a los jóvenes peregrinos de la Diócesis de Aire et Dax, en
Francia, a quienes recibió en audiencia, este jueves 25 de abril, en la Sala
del Consistorio del Vaticano.
Reavivar el don de la fe
A
los más de cien jóvenes llegados del suroeste de Francia en peregrinación a
Roma, el Santo Padre les manifestó su cercanía espiritual y su afecto, así como
a todos los fieles de la diócesis de Aire y Dax. “Doy gracias a Dios por la
iniciativa de los responsables de la pastoral juvenil que, con el apoyo de
vuestro Obispo – señaló el Pontífice – les han propuesto vivir estas ‘Jornadas
de la Juventud de Landas’. Es una hermosa ocasión que se les ofrece para reavivar
en ustedes el don de la fe, aquí en Roma, ante los apóstoles Pedro y Pablo y todos
aquellos testigos, incluidos algunos jóvenes, que han sufrido el martirio por
haber elegido permanecer fieles a Jesucristo”. Esto es todavía más importante,
precisó el Papa, porque mucha gente piensa que hoy en día es más difícil
llamarse cristiano y vivir la fe en Cristo. Y ciertamente ustedes experimentan
estas dificultades, que a veces se convierten en pruebas.
Cristo renueva y
rejuvenece la Iglesia
El
Santo Padre refiriéndose a las diferentes dificultades que nos presenta el
contexto actual precisó que, no es fácil llamarse cristiano y vivir la fe,
sobre todo por la dolorosa y compleja cuestión de los abusos cometidos por los
miembros de la Iglesia. Una situación, dijo el Papa, que hoy no es más difícil
que en otras épocas de la Iglesia, sino que sólo es diferente. “Por eso – les
alentó el Pontífice citando la Exhortación Apostólica Christus vivit –
aprovechen esta peregrinación para redescubrir que la Iglesia, de la que son
miembros, ‘camina desde hace dos mil años, compartiendo las alegrías y las
esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres. Y camina así como es,
sin recurrir a ninguna cirugía estética’. En efecto, mirándolos reconozco la
obra del Señor Jesús que no abandona a su Iglesia y que, gracias a su juventud,
a su entusiasmo y a sus talentos que les ha confiado, le permite renovarse y
rejuvenecer en las diversas etapas de su larga historia”.
Arraigados en el amor de
Dios
Por
ello, el Papa Francisco alentó a los jóvenes franceses a ir adelante junto a
sus pastores, sus hermanos mayores en la fe, y siguiendo el ejemplo de los
santos que han afrontado las dificultades de su tiempo, los animó, a permanecer
unidos al Señor Jesús a través de la escucha de la Palabra, la práctica
sacramental, la vida fraterna y el servicio a los demás. “A imagen del árbol
emblemático de vuestra región, el pino de las Landas, que ha permitido sanar
las zonas pantanosas – señaló el Pontífice – arráiguense en el amor de Dios
para que, dondequiera que vivan, la Iglesia sea amada. Sí, déjense transformar
y renovar por el Espíritu Santo para llevar a Cristo a todos los ambientes y
dar testimonio de la alegría y de la juventud del Evangelio. Y, siguiendo el
ejemplo de San Vicente de Paúl, un Landés como ustedes, hagan visible el amor
con el que Dios les ha llenado, amando "con la fuerza de sus brazos y el
sudor de su frente".
Constructores de puentes y
del diálogo
Antes
de concluir sus saludos e invocando la intercesión de Nuestra Señora de Buglose
y de San Vicente de Paúl, el Papa Francisco invitó a los jóvenes a ser siempre
constructores de puentes entre las personas, intentando hacer crecer una
cultura del encuentro y del diálogo, para contribuir al advenimiento de una
auténtica fraternidad humana. “Con su atención a los pequeños y a los pobres,
pueden encender estrellas en la noche de aquellos que, de diferentes maneras,
están en dificultad. Pueden manifestar, con sus gestos y sus palabras – subrayó
el Papa – que ‘Dios es siempre nuevo’, ....[y] nos lleva a donde está la
humanidad más herida y donde los seres humanos, por debajo de la apariencia de
superficialidad y del conformismo, continua buscando la respuesta a la pregunta
sobre el sentido de la vida”.
Renato
Martínez – Ciudad del Vaticano
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