El Evangelio del domingo
quinto de Cuaresma nos relata la conocida y dramática historia de la mujer
adúltera, sobre la cual el Papa Francisco y otros Pontífices han reflexionado
en distintas ocasiones
"Christ and the Adulterous
Woman" de Pieter van Lint (1619-1690) /
Wikimedia Commons: Dominio Público
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1. ¿Qué pasa en esta
historia?
En la primera escena hay una disputa entre Jesús y los escribas y
fariseos, sobre una mujer que es sorprendida en flagrante adulterio y que, de
acuerdo con las prescripciones del libro del Levítico, debía morir lapidada.
En la segunda escena se desarrolla un diálogo breve pero
conmovedor entre Jesús y la mujer pecadora, a quien el Señor perdona con el
pedido explícito de que no vuelva a pecar más.
El Papa Francisco dijo en una homilía en 2016 sobre este relato
que “Dios no nos clava a nuestro pecado, no nos identifica con el mal que hemos
cometido”.
Asimismo, recordó que “esta mujer nos representa a todos nosotros,
pecadores, es decir, adúlteros delante de Dios, traidores de su fidelidad".
"Su experiencia representa la voluntad de Dios para cada uno de nosotros:
no nuestra condena sino nuestra salvación a través de Jesús”.
2. ¿Por qué esta historia es
tan dramática?
El Papa Emérito Benedicto XVI comentó que los fariseos “le piden a
Jesús que juzgue a la mujer pecadora para ‘probarlo’ e impulsarlo a dar un paso
en falso. Esta escena es dramática, pues la vida de la mujer y su propia vida
dependen de Jesús”.
“En realidad, los acusadores hipócritas pretenden confiarle el
juicio, mientras que en realidad es a Él mismo a quien desean acusar y juzgar”,
afirmó.
3. ¿Cómo se suponía que esto
"probaría" a Jesús?
El Papa Francisco dijo en
2016 que “si Jesús siguiera la severidad de la ley, aprobando la lapidación de
la mujer, perderá su fama de manso y bondadoso que tanto fascina al pueblo; si
en lugar de eso quiere ser misericordioso, deberá ir contra la ley, que Él
mismo ha dicho no querer abolir sino cumplir”.
Por su parte, San Juan Pablo II afirmó que los fariseos “pretenden
demostrar que la enseñanza de Jesús sobre el amor misericordioso de Dios
contradice la ley, la cual castigaba el pecado de adulterio con la lapidación”.
También expresó que si Jesús “absolvía a la mujer sorprendida en
flagrante adulterio, se dirá que ha transgredido los preceptos de Moisés, y si
Él la condena, se dirá que Él es inconsistente con su mensaje de misericordia
hacia los pecadores”.
4. Jesús permanece en
silencio. ¿Por qué?
San Juan Pablo II explicó que el silencio del Señor “invita a
todos a la autorreflexión. Por un lado, invita a la mujer a reconocer el error
cometido; y por el otro, invita a sus acusadores a no encogerse ante un examen
de conciencia: ‘El que está sin pecado entre ustedes, que tire la primera
piedra’ (Jn 8, 7)”.
5. Jesús escribe en el suelo.
¿Qué podemos aprender de esto?
En su reciente homilía de la Celebración Penitencial de la Jornada
24 horas para el Señor, el Papa Francisco dijo que Dios prometió que ya “no
escribiría más en tablas de piedra, sino directamente en los corazones, en las
tablas de carne de nuestros corazones”.
“Con Jesús, misericordia de Dios encarnada, ha llegado el momento
de escribir en el corazón del hombre, de dar una esperanza cierta a la miseria
humana: de dar no tanto leyes exteriores, que a menudo dejan distanciados a
Dios y al hombre, sino la ley del Espíritu, que entra en el corazón y lo
libera”.
El Papa Emérito Benedicto XVI dijo por su parte que “mientras sus
acusadores lo interrogan insistentemente, Jesús se agacha y comienza a escribir
con el dedo en el suelo. De acuerdo con San Agustín, este gesto retrata a
Cristo como el divino legislador. En realidad, Dios escribió la ley con su dedo
en tablas de piedra (cf. Comentario sobre el Evangelio de Juan, 33,5). Así,
Jesús es el Legislador, él es la Justicia en persona”.
6. Jesús dice: "El que
está sin pecado, tire la primera piedra". ¿Qué revela esto?
En 2016, el Papa Francisco llamó a que “pidamos la gracia de una
mirada semejante a la de Jesús, pidamos tener el enfoque cristiano de la vida,
donde antes que el pecado veamos con amor al pecador, antes que los errores a
quien se equivoca, antes que la historia a la persona”.
Según San Juan Pablo II, esto nos revela que solo el Señor puede
juzgar, revela el verdadero significado de la misericordia divina, lo que deja
abierta la posibilidad de arrepentimiento y enfatiza el gran respeto por la
dignidad de la persona, que ni siquiera el pecado puede eliminar.
“Ve y no peques más” (Jn 8, 11). Las últimas palabras de este
episodio muestran que Dios no quiere que el pecador muera, sino que se
arrepienta del mal que ha cometido y viva.
7. Las disputas legales sobre
lo que técnicamente requería la Ley de Moisés eran comunes en los días de
Jesús. ¿Qué nos muestra su actitud?
Benedicto XVI dijo que “Jesús no entra en una discusión teórica
con sus interlocutores sobre esta sección de la Ley de Moisés. A Él no le
preocupa ganar una disputa académica sobre una interpretación de la Ley, pues
su objetivo es salvar un alma y revelar que la salvación solo se encuentra en
el amor de Dios”.
“Por eso vino a la tierra,
por eso murió en la Cruz y por eso Dios lo resucitó al tercer día. San Agustín
notó, comentando el Evangelio de Juan, que: "El Señor, en su respuesta, no
dejó de respetar la ley ni se apartó de su mansedumbre", afirmó.
8. ¿Qué nos muestra este
pasaje sobre la actitud de Jesús hacia el pecado y los pecadores?
En 2016, el Papa Francisco
dijo que para Jesús “antes que el pecado está el pecador. Yo, tú, cada uno de
nosotros estamos antes en el corazón de Dios: antes que los errores, que las
reglas, que los juicios y que nuestras caídas”.
San Juan Pablo II dijo por su
parte que “este pasaje del Evangelio enseña claramente que el perdón cristiano
no es sinónimo de mera tolerancia, sino que implica algo más exigente. No
significa pasar por alto el mal, o incluso peor, negarlo”.
El Papa peregrino recordó que
“Dios no perdona el mal, sino al individuo, y nos enseña a distinguir el acto
malvado que, como tal debe ser condenado, de la persona que lo ha cometido, a
quien le ofrece la posibilidad de cambiar”.
“Mientras que el hombre
tiende a identificar al pecador con su pecado, cerrando cada posibilidad, el
Padre celestial, en cambio, envió a su único Hijo al mundo para ofrecer a todos
un camino de salvación”, aseveró.
9. ¿Cómo podemos aplicar este
pasaje a nuestra propia vida?
El Papa Francisco, en su
homilía de la Celebración Penitencial de “24 Horas para el Señor”, dijo que “si
queremos la liberación del mal hay que dejar actuar al Señor, que perdona y
sana. Y lo hace sobre todo a través del sacramento que estamos por
celebrar".
"La confesión es el paso
de la miseria a la misericordia, es la escritura de Dios en el corazón. Allí leemos que somos
preciosos a los ojos de Dios, que él es Padre y nos ama más que nosotros
mismos”, aseguró.
De otro lado, San Juan Pablo
II mencionó que en este pasaje “la situación de la mujer adúltera es
ciertamente seria. Sin embargo, en cualquier condición en que nos encontremos,
siempre podemos abrirnos a la conversión y recibir el perdón por nuestros
pecados: ‘Tampoco yo te condeno; vete, y no peques más´”.
“En el Calvario, por el
sacrificio supremo de su vida, el Mesías sellará para cada hombre y mujer el
don infinito del perdón y la misericordia de Dios”, aseguró.
Fuente: ACI