Muchos
ciclistas han sido ejemplos en el deporte y en la vida
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| El Papa Francisco recibe en audiencia a la Unión Europea de Ciclismo (Vatican Media) |
En la Sala Clementina, el Pontífice recibe en
audiencia a los participantes del congreso anual de la Unión Europea de
Ciclismo, que para la edición de 2019 acoge también la Asamblea de la
Confederación Africana de Ciclismo. La atención se centra en la importancia del
deporte en el crecimiento humano de cada persona.
Al dar su cordial bienvenida en su Discurso a los
queridos participantes en el Congreso Anual de la Unión Europea de
Ciclismo – que en esta ocasión, también acoge a la Asamblea de la
Confederación Africana de Ciclismo – el Papa Francisco les manifestó su
complacencia por este encuentro agradeciendo ante todo las palabras que le
dirigió el Sr. David Lappartient, Presidente de la Unión Ciclista
Internacional.
Relación entre
la Iglesia y el deporte
Y destacó que la relación entre la Iglesia y el
deporte tiene una larga historia que, con el tiempo, se ha ido consolidando
cada vez más porque el deporte puede ser de gran ayuda para el crecimiento
humano dado que estimula a dar lo mejor de sí mismo, para alcanzar una meta
determinada, y porque educa a la constancia, al sacrificio y a la renuncia.
El deporte
enseña a no desanimarse y a empezar de nuevo
Tras referirse, a modo de ejemplo, en el largo y
exigente entrenamiento o en la observancia de una exigente disciplina de vida,
Francisco afirmó que la práctica de un deporte nos enseña a no desanimarnos y a
empezar de nuevo con determinación después de una derrota o después de una
lesión. De ahí que con frecuencia se convierte en una ocasión para expresar con
entusiasmo la alegría de vivir y la satisfacción de haber alcanzado una
meta.
Como en la
vida, en el deporte hay que cultivar el altruismo
Del ciclismo en particular, el Papa les dijo que es
uno de los deportes que pone de relieve algunas virtudes como la resistencia a
la fatiga, en las largas y difíciles subidas; la valentía; la integridad en el
respeto de las reglas, el altruismo y el sentido de pertenecer a un equipo. De
hecho – prosiguió – si pensamos en una de las disciplinas más extendidas, el
ciclismo de carretera, vemos cómo durante las carreras todo el equipo trabaja
en conjunto y a menudo tiene que sacrificarse por el capitán. Y cuando un
compañero pasa por un momento difícil, son los demás miembros del equipo
quienes lo apoyan y lo acompañan. Y trazó un paralelismo con la vida, en la que
es necesario cultivar un espíritu de altruismo, generosidad y comunidad para
ayudar a los que se han quedado atrás y necesitan ayuda para alcanzar un
determinado objetivo.
Muchos
ciclistas han sido ejemplos en el deporte y en la vida
Por eso les dijo que muchos ciclistas han sido
ejemplos, tanto en el deporte como en la vida, por su integridad y coherencia,
dando lo mejor de sí mismos yendo en bicicleta. Sí, porque en sus carreras han
sabido conjugar la fuerza de la mente y la determinación para lograr la
victoria, pero también la solidaridad y la alegría de vivir, como testimonio de
haber descubierto el potencial del ser humano, creado a imagen y semejanza de
Dios, y la belleza de vivir en comunión con los demás y con la creación.
Los atletas
tienen la oportunidad de transmitir los valores positivos
“Los atletas – dijo el Santo Padre – tienen esta
extraordinaria oportunidad de transmitir a todos, especialmente a los jóvenes,
los valores positivos de la vida y el deseo de gastarla en metas altas y
nobles”.
El deporte al
servicio de la realización integral de la persona
Además Francisco aludió a la importancia para
cualquier persona que practica un deporte de saber siempre cómo practicarlo al
servicio del crecimiento y la realización integral de la persona.
Desórdenes en
el deporte
Mientras cuando, por el contrario, el deporte se
convierte en un fin en sí mismo y la persona en una herramienta al servicio de
otros intereses, como el prestigio o el beneficio económico, entonces “hay
desórdenes – dijo – que contaminan el deporte”. Y dirigió su pensamiento al
dopaje, la deshonestidad, la falta de respeto por uno mismo y por los
adversarios o la misma corrupción.
También para
los deportistas es el compromiso de la Iglesia
Volviendo al compromiso de la Iglesia de escuchar a
los jóvenes, de tomar en serio sus expectativas, sus maneras de expresar su
deseo de vivir y de realizarse a sí mismos, el Papa les dijo que eso mismo
también es válido para ellos. Y reafirmó la necesidad de “acompañar a las
nuevas generaciones sin perder de vista las sanas tradiciones y la cultura
popular que, en muchos países del mundo, acompañan al ciclismo y a sus
campeones”.
Al despedirse de estos ciclistas profesionales el
Pontífice les deseó que durante estos días de encuentro, logren realizar un
trabajo fecundo y, mientras les pidió que también ellos recen por él, los
bendijo de corazón.
María Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano
Vatican News
