En
la era del #MeToo y de las batallas por un lenguaje inclusivo y no sexista,
millones de mujeres en el sur viven privadas de sus derechos más básicos
Manos Unidas
cumple 60 años y el Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández,
recordó la importancia del trabajo que realiza esta ONG de la Iglesia a favor
del desarrollo integral de la persona; además agradeció el trabajo de quienes
han hecho posible la ayuda a millones de personas en los lugares más
desfavorecidos de la Tierra.
Según explica
Mons. Fernández, Manos Unidas nació como una “feliz iniciativa” de las mujeres
de Acción Católica, “para promover el desarrollo integral de las personas y los
pueblos, declarando la guerra al hambre en el mundo”.
Esta importante
ONG comenzó, según afirma el Prelado, “cuando muchos optaban por eliminar bocas
para que tocáramos a más”, pero desde Acción Católica “optaron por ensanchar la
mesa y dar un lugar a muchos que padecen situaciones de hambre material,
cultural o espiritual, aunque tocáramos a menos”.
“En estos 60
años han llegado a millones de personas en los países en vías de desarrollo,
proporcionándoles crecimiento en todos los sentidos y dándoles una serie de
oportunidades en todos los campos”, aseguró.
En ese sentido
el Obispo de Córdoba explicó que “el mundo está mal repartido, y la culpa no es
de Dios, sino de los hombres, que tienen lo necesario y mucho más, olvidándose
de quienes no tienen ni siquiera para sobrevivir”, por eso llamó a
“romper la indiferencia y aportar nuestro grano de arena para revertir la
situación mundial”.
Según explicó,
durante el año 2017 más de un millón y medio de personas se beneficiaron
directamente de esta organización que repartió “cerca de 40 millones de euros”
en numerosos proyectos.
Además dijo que
en los próximos años se pretende acentuar la ayuda a la mujer, “que sufre
grandes discriminaciones en tantos lugares de la Tierra” y esperan que tenga
“un efecto multiplicador” en sus respectivas familias, en sus hijos, en la
educación, en la sanidad.
Mons. Fernández
invitó a Manos Unidas a no centrarse solo en lo material. Recordó que “detrás
de cada proyecto hay personas concretas” y que la motivación de las
recaudaciones es “el amor cristiano, que mueve el corazón a interesarnos por
nuestros hermanos que carecen de lo necesario”.
También recordó
que “no podemos ayudar a la persona reduciendo sus necesidades a lo material,
cultural, sanitario, etc. y olvidándonos de lo religioso”, ya que la religión
es “una dimensión esencial de la persona”.
En la ayuda que
la Iglesia presta a través de Manos Unidas está incluida la “dimensión
religiosa, que le abre a la relación con Dios y mejora las relaciones humanas”,
señaló.
Por eso destacó
la “identidad cristiana” de Manos Unidas, que la configura como “institución de
la Iglesia Católica al servicio de los más pobres”.
Además
agradeció a todos los voluntarios que trabajan en esta ONG de la Iglesia como
“prolongación de su compromiso cristiano” y también a quienes no tienen una
motivación cristiana ya que, según afirmó, “hacer el bien abre el camino y el
corazón al encuentro con Dios y con los hermanos”.
Fuente: ACI
