7 Dom. Tiempo Ord.
(Ciclo C)
MONICIÓN DE ENTRADA
Buenos
días, hermanos, sed bienvenido a la celebración de la Eucaristía.
La
Misa dominical es el centro del Domingo, en ella el Señor se nos hace presente
y nos une a Él para darnos a participar de la salvación que nos ha alcanzado en
su Pascua.
No
podemos vivir esta celebración de un modo rutinario; en ella se juega el
sentido de nuestra vida y el futuro de nuestra existencia.
Dispongámonos
a celebrar con fe este Misterio por el que Cristo nos anticipa el Banquete del
Reino que nos tiene preparado junto al Padre.
MONICIÓN A LAS LECTURAS
El
amor goza de buena prensa entre nosotros. Todos queremos amar y ser amados.
Todos deseamos encontrar un gran amor. Pero realmente, ¿sabemos qué es amar?,
¿cuál es su medida?, ¿dónde se halla su límite?
Las
lecturas que hoy vamos a escuchar nos manifiestan la desmesura del amor
cristiano, un amor que supera todo calculo, un amor por el cual estamos
llamados a asemejarnos a nuestro Padre Misericordioso.
Escuchemos
con atención la Palabra divina y convirtámonos de corazón a la senda que el
Señor abre delante de nosotros.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A
cada suplica respondemos: ¡Danos, Señor, amar como Tú nos amas!
-
Por el Papa, los Obispos y sacerdotes, para que ejerzan su ministerio pastoral
dando testimonio de la caridad de Cristo, Buen Pastor. OREMOS.
-
Por las instituciones sociales, económicas
y políticas de nuestro país, para que promuevan el bien común y se
pongan al servicio de la concordia entre los españoles. OREMOS.
-
Por los que en su corazón anida el odio y el rencor, por los que no pueden perdonar
a los que les han ofendido, para que la paz de Cristo se trasforme en
misericordia y en perdón. OREMOS.
-
Por lo jóvenes y adultos que la semana que bien van a recibir el sacramento de
la Confirmación, para que lo vivan con fe y sean fieles al don que van a
recibir. OREMOS.
-
Por la próxima vista pastoral del Obispo a nuestra parroquia, para que suponga
para todos nosotros una experiencia verdadera de Iglesia. OREMOS.
ORACIÓN
FINAL
Gracias,
Señor Jesús,
porque
al entregarte en la Cruz
y
al implorar el perdón sobre la humanidad
manifestaste
el verdadero alcance
de
tu enseñanza sobre el amor a los enemigos:
la
desmesura de la misericordia del Padre
y
un perdón que es más fuerte que el odio y el rencor.
Señor,
bien sabes lo que nos cuesta
vivir
el mandato del amor con plena gratuidad
y
como muchos de nuestros comportamientos
son
movidos por nuestros propios intereses.
Señor,
también conoces
lo
que nos duelen las ofensas que nos hacen
y
cómo nos resistimos a perdonarlas y olvidarlas.
Te
pedimos, Señor Jesús,
que
tu Espíritu ablande nuestros corazones,
que
Él sea el que nos hagan crecer en generosidad
en
reconocer en nuestros enemigos unos hermanos
y
en perdonar toda ofensa que nos puedan hacer.
Espíritu
de amor haznos crecer en bondad,
para
que seamos capaces
de
dar testimonio de la redención de Cristo
devolviendo
bien por mal y perdón por rencor.
Amén.