Quien
pone en primer lugar a Dios ante los problemas encuentra alegría y deja de auto
compadecerse para dar lugar al “consuelo, a la ayuda”
El Papa Francisco recibe en el Aula Pablo VI a 6.500 peregrinos de las diócesis de Ugento y Molfetta (Vatican Media) |
El
Papa recibió esta mañana en el Aula Pablo VI a 6.500 peregrinos procedentes de
las diócesis pullesas de Ugento y Molfetta. Siguiendo las huellas de Don
Tonino, Francisco les habló de la importancia de superar el miedo e ir más
allá, de la mano de Jesús
Un
encuentro centrado en el ejemplo de coraje y fe de don Tonino Bello fue el que
tuvo el Papa Francisco este mediodía del primer sábado de diciembre con los
peregrinos de la Diócesis pullesa de Ugento-Santa María de Leuca y
Molfetta-Ruvo-Giovinazzo-Terlizzi en el Aula Pablo VI.
A
los 6.500 fieles llegados en peregrinación, el Papa dirigió un discurso lleno
de esperanza, marcado además por el periodo de Adviento que está por comenzar.
¡Gracias por venir y por su amor al Papa! Comenzó diciéndoles el Pontífice
agradeciendo también las palabras que le dirigieron Monseñor Vito Angiuli y
Monseñor Domenico Cornacchia.
La forma de vida entre
hermanos
“La
memoria de Don Tonino Bello ha unido nuestros caminos el mío hacia ustedes en
abril y el vuestro hacia a mí en estos días” dice Francisco empezando a dar
forma a su discurso a través de la figura del amado obispo de la ciudad
adriática de Molfetta. Y con una frase de Don Tonino, pronunciada poco antes de
su Pascua, Francisco les da la bienvenida: "Quisiera decirles a cada uno
de ustedes, mirándolos a los ojos: "Te quiero". Que ésta sea nuestra
forma de vida – dice el Papa - hermanos y hermanas que, mirándose a los ojos,
saben decir te quiero".
Con Jesús no estamos
tristes
Recordando
que también en esa ocasión Don Tonino recomendó a los fieles que no
entristecieran su vida, “por ninguna amargura de su casa o por ninguna otra
amargura” Francisco subraya que “quien cree en Jesús no puede estar
triste” porque "lo contrario de un pueblo cristiano es un pueblo
triste". Por ello exhorta a hacer propia la recomendación de Don Tonino de
"no entristecernos jamás" porque de esta manera "llevaremos el
tesoro de la alegría de Dios a la pobreza del hombre de hoy”. En efecto,
continúa el Santo Padre, “quien se contrista se queda solo, habla de todos,
tiene el 'corazón triste': ésta es la raíz”. “Quien se entristece no tiene
amigos -precisa - tiene ‘aliados’ y esto no está bien”. “Ve sólo la parte
oscura de la vida”.
Pasar de la autocompasión
a la consolación
El
Obispo de Roma precisa con fuerza que quien pone en primer lugar a Dios ante
los problemas encuentra alegría y deja de auto compadecerse para dar lugar al
“consuelo, a la ayuda”.
Adviento, tiempo de
consuelo y esperanza
Francisco
dedica la segunda parte de su discurso al tiempo de Adviento, que comienza esta
noche. Un nuevo año litúrgico – afirma– que trae consigo la “novedad de nuestro
Dios”, el “Dios de todo consuelo”. Francisco retoma entonces las palabras de
Don Tonino, que afirmaba: “Tendemos a cosas nuevas porque hemos nacido para
cosas grandes”. “Es verdad”, dice el Papa, “hemos nacido para estar con el
Señor” y “cuando dejamos entrar a Dios llega la verdadera novedad”. El Señor
“renueva” y “sorprende siempre - dice. Es el Dios de las sorpresas”
Importante saber esperar
al Señor, activos en el amor
El
Santo Padre explica a continuación cómo debe ser la espera del Señor, la
“novedad de Dios en la vida”, señalando la importancia de no vivir “de
expectativas” sino de vivir “en espera”.
"No
se espera a Dios con las manos cruzadas – señala Francisco – sino activos en el
amor". "Los cristianos están llamados a custodiar y difundir la
alegría de la espera, esperamos a Dios que nos ama infinitamente y al mismo
tiempo somos esperados por Él". Porque, subraya el Papa, “no estamos
solos, somos visitados” en nuestras casas, en nuestras vidas.
El tiempo de Adviento:
levantar y alzar la cabeza
“Les
deseo que vivan el Adviento como tiempo de novedad y de espera alegre” –
expresa a continuación el Obispo de Roma. Y vuelve, una vez más, a Don Tonino,
que notaba que la vida está llena de miedos: del semejante, del vecino, de la
violencia… El fallecido obispo de Molfetta – recuerda Francisco - explicaba que
estos “tantos miedos” se podían contrastar con el ‘Evangelio del
anti-miedo’, los dos verbos del Adviento: “levántense y alcen la cabeza”(cfr.Lc
21,28).
Con Jesús ir más allá
Porque
“si el miedo nos hace estar a tierra, explica el Papa, el Señor nos invita a
levantarnos” y a “dirigir la mirada al Cielo, desde donde Él llegará”.
"Porque no somos hijos del miedo, sino hijos de Dios" y el miedo
"se derrota venciendo con Jesús el replegarnos sobre nosotros mismos:
yendo más allá”, evidencia con fuerza el Santo Padre
El sentido de la vida:
navegar en mar abierto
El
ejemplo del mar que abraza en su grandeza, da pie al Pontífice para explicar el
sentido de la vida, que no puede permanecer atracada en puertos seguros sino
que debe ir más allá, navegando en mar abierto. “El Señor llama a cada
uno de nosotros a navegar en mar abierto” – recuerda el Papa – “no quiere
guardianes del faro” - precisa - sino “navegantes confiados y valientes que
siguen las rutas inéditas del Señor, tirando las redes de la vida sobre su
palabra”. Porque – precisa el Santo Padre – “la vida ‘privada’, priva de
riesgos y llena de miedos, que salvaguarda a sí misma, no es cristiana. Es
una vida sin fecundidad. No estamos hechos para sueños tranquilos, sino para
sueños audaces”.
Levantarnos para abrir las
manos al prójimo
De
ahí la invitación del Papa a acoger la invitación de Don Tonino a “estar de
pie, a levantarnos” de los “divanes de la vida” que son las “comodidades que
nos vuelven perezosos”, la “mundanidad que hace enfermar adentro”, la “auto
conmiseración que entristece”. Porque de pie y con la mirada hacia el cielo,
asegura Francisco, “advertimos la necesidad de abrir las manos al prójimo. Y el
consuelo que sabremos donar sanará nuestros miedos”.
María
Cecilia Mutual – Ciudad del Vaticano
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