Y ¿qué significa?
En el Rito romano de la Iglesia católica,
muchos santos han recibido el título de ‘Magno’ o ‘Grande’. Por ejemplo, san
Alberto Magno, san Gertrudis Magna, san Gregorio Magno, san Antonio el Grande y
san Basilio el Grande, por nombrar unos pocos. Algunos incluso llaman a san
Juan Pablo II “el Magno”.
¿Por qué es así? ¿Quién
determina este ilustre título?
Por lo general, el título de
‘Magno’ o ‘Grande’ se concede a un santo o santa después de valorar su influencia
en el mundo y en la Iglesia católica.
Por ejemplo, san Gregorio I es
conocido como “el Magno” por la profundidad de sus escritos teológicos, su
fuerte liderazgo eclesiástico y sus perdurables contribuciones a la liturgia,
como el canto gregoriano.
El título también se usa para distinguir
santos con el mismo nombre, identificando como “el Grande” a un
santo particular que tuviera un mayor impacto en la Iglesia en comparación con
otro santo homónimo.
No se trata de un “título”
oficial que conceda el Papa o el Vaticano, aunque a veces puede suceder, como
con el papa Benedicto XIV, que fue el primero en llamar a santa Gertrudis de
Hefta “la Grande”.
Según varios expertos de la
Iglesia, es un título que conceden los historiadores muchos años después de la
muerte del individuo.
Esto da a los historiadores la
capacidad de considerar la vida de un santo específico en un contexto más
amplio y permitirles rastrear su influencia con el pasar de los años.
Aun así, tampoco
se sigue siempre el protocolo. Por ejemplo, san
Alberto fue apodado “Magno” antes de morir por su
destacado intelecto y su profunda vida espiritual. Tenía un conocimiento
enciclopédico que cubría un amplio espectro de temas, por lo cual algunas
personas lo llamaban “el Grande” ya en vida. El apodo se quedó y los
historiadores eclesiásticos coincidieron en que era digno del título.
Más recientemente, muchos en la
Iglesia han concedido a san Juan Pablo II el
título de “Magno”, aunque por lo general es resultado de un reclamo
popular más que un pronunciamiento de un historiador de la Iglesia.
No obstante, este
título es una forma de reconocer el profundo impacto que tiene un santo sobre
la Iglesia y el mundo y lo destaca de una forma particular
como digno de imitación.
Philip
Kosloski
Fuente:
Aleteia