Durante la
homilía en la Misa celebrada en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco exhorta
a laicos y pastores a reflexionar sobre el sentido de ser cristianos y los
invita a ser “abiertos” a las sorpresas de Dios y “cercanos” con los
necesitados
El
Pontífice ha invitado a "ser cristianos en serio" y no
“funcionarios”. Cristianos que "no tienen miedo de ensuciarse las manos o
la ropa cuando se acercan al prójimo", cristianos "abiertos a las
sorpresas" y que, como Jesús, "pagan por los demás"
Inspirándose
en el Evangelio de Lucas de hoy, Francisco así mismo ha reflexionado
sobre los "seis personajes" de la parábola contada por Jesús al
Doctor de la Ley que, para ponerlo a prueba, le pregunta: "¿Quién es mi
prójimo?". Y así enumera a los ladrones, el herido, el sacerdote, el
levita, el Samaritano y el tabernero.
No “pasar de largo” ante
los necesitados, sino "tener compasión y auxiliar”
Los ladrones que golpearon
al hombre, “dejándolo medio muerto”; el sacerdote que cuando vio al herido
“pasó de largo” sin tener en cuenta su misión, pensando solo en la inminente
"hora de la Misa". Así hizo el levita, “hombre de cultura de la Ley”.
Francisco exhorta a detenerse en ese “pasar de largo”, un
concepto que – dice – “debe entrar hoy en nuestros corazones”. Se trata –
puntualiza - de dos "funcionarios" que, "coherentes" de
serlo, dijeron: “no me corresponde a mí ayudar al herido”. Por el contrario,
quien "no pasó de largo" fue el Samaritano, "que era un pecador,
un excomulgado por el pueblo de Israel". El "más pecador - subraya el
Papa - tuvo compasión". Quizás – señala - era "un comerciante que
viajaba por negocios", y sin embargo:
No miró su reloj, no pienso en la sangre. "Se acercó a él,
se bajó de su burro, vendó sus heridas, vertiendo aceite y vino". Se
ensució las manos, se ensució la ropa. "Luego lo cargó en su montura, lo
llevó a un hotel", todo sucio... de sangre... Y así tuvo que llegar.
"Y se hizo cargo de él". No dijo: "Yo lo dejo aquí, llamen a los
médicos para que vengan. Yo me voy, ya he hecho mi parte". No. "Se
encargó de él", como diciendo: "Ahora eres mío, no por posesión, sino
para servirte". Este no era un funcionario, era un hombre con corazón, un
hombre con el corazón abierto.
Seguir el ejemplo del Samaritano y no del funcionario
El Papa también ha hablado
del tabernero que "se quedó atónito" al ver a un
"extranjero", un “pagano – digamos así - porque no era del pueblo de
Israel” que se detuvo para socorrer al hombre, pagando “dos monedas” y
prometiendo pagar cualquier gasto a su regreso. La duda no recibir lo debido
“se insinuó en el hotelero” ha dicho el Papa, "la duda de quien vive un
testimonio, de uno abierto a las sorpresas de Dios", propio como el
samaritano.
Ambos no eran funcionarios. "¿Tú eres cristiano? ¿Tú eres
cristiana?”. "Sí, sí, sí, voy los domingos a Misa y trato de hacer lo
correcto ... menos cotillear, porque cotillear me gusta hacerlo siempre, pero
lo demás lo hago bien". ¿Pero tú estás abierto? ¿Estás abierto a las
sorpresas de Dios o eres un funcionario cristiano, cerrado? "Yo hago esto,
voy a Misa el domingo, hago la Comunión, la Confesión una vez al año, esto y
aquello... yo estoy en regla". Estos son los cristianos funcionarios, aquellos
que no están abiertos a las sorpresas de Dios, aquellos que saben mucho de Dios
pero no se encuentran con Dios. Aquellos que nunca se asombran ante un
testimonio. Al contrario: son incapaces de dar testimonio.
Pasaje que concentra todo el Evangelio
Por lo tanto, el Papa
exhorta a todos, "laicos y pastores", a preguntarse si son cristianos
abiertos a lo que el Señor les da "todos los días", "a las
sorpresas de Dios que a menudo, como este Samaritano, les ponen en
dificultad", o por el contrario son cristianos funcionarios, haciendo lo
que se debe, sintiéndose en "regla" y permaneciendo entonces forzados
“bajo las mismas reglas”. Algunos teólogos antiguos, recuerda finalmente
Francisco, dijeron que en este pasaje está contenido "todo el Evangelio".
Cada uno de nosotros es el hombre “herido”, y el Samaritano es
“Jesús”. Y nos ha curado las heridas. Se ha hecho cercano. Se ha ocupado de
nosotros . Ha pagado por nosotros. Y ha dicho a su Iglesia: "Si hay
necesidad de más, paga tú, que yo volveré y pagaré". Pensad bien: en este
pasaje está todo el Evangelio.
Fuente: Vatican Insider