24 Domingo Tiempo Ordinario (Ciclo B)
MONICIÓN DE ENTRADA
Buenos días, sed bienvenidos a la celebración de la Eucaristía dominical.
Todos los domingos, los bautizados, nos reunimos en torno a la Mesa del
altar. Venimos con la vida en nuestras manos para ofrecerla a nuestro Dios.
Nuestra vida es verdadera acción de gracias cuando en el Espíritu la unimos
a la ofrenda que Jesucristo hace de sí mismo al Padre.
Dispongámonos a celebrar con gozo y con fe esta Eucaristía y en los dones
que después pondremos sobre el Altar de Cristo presentemos nuestras vidas.
MONICIÓN A LAS LECTURAS
Somos herederos de la “cristiandad”. Una sociedad donde todo el mundo era
cristino por cultura y tradición. Jesucristo era conocido y cada cual tenía su
opinión sobre Él.
Hoy, cuando la sociedad cristiana está desapareciendo, ser cristianos es confesar
la fe en Jesucristo. Pero ¿qué es creer en Jesucristo?, ¿qué condiciones
implica ser discípulo suyo?
Escuchemos con atención las lecturas que hoy se nos proclaman, Jesús nos
ayudará a dar respuesta a estas cuestiones.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A cada petición
respondemos: ¡Señor, fortalécenos en la
fe!
- Por todos los
bautizados, para que a lo largo de nuestras vidas nos mantengamos fieles a la
fe apostólica. OREMOS.
- Por los que tienen grandes responsabilidades en nuestro país:
políticos, empresarios, editores de los medios de comunicación, gentes de la
cultura…, para que promuevan una sociedad más humana. OREMOS.
- Por los que son
probados en su fe: por los pecadores, por los perseguidos, por los que padecen
por cualquier causa…, para que la gracia del Espíritu les sostenga en el
seguimiento de Cristo. OREMOS.
- Por todas
aquellas personas que son víctimas de la “trata”, para que encuentren la
protección de nuestra sociedad y personas que les acompañen en su proceso de
liberación. OREMOS.
-
Por los que estamos celebrando esta Eucaristía, para que confesando nuestra fe
en Cristo nos identifiquemos con Él en una vida de seguimiento. OREMOS.
ORACIÓN FINAL
Gracias, Jesús, Señor y Hermano nuestro,
Tú has derramado sobre nosotros tu Espíritu
para iluminar nuestras almas
y poder reconocerte vivo
en el cuerpo de tu Iglesia
Sí, Jesús, muchas gracias,
porque por la luz de la fe
confesamos que Tú, el Hijo de María,
eres el Hijo de Dios, nuestro Salvador y
Señor;
Aquel por quien fueron creadas todas las
cosas
y en Quién todo hallará su plenitud en Dios.
Señor, Jesús, ten piedad de nosotros,
pues aunque creemos en Ti,
muchas veces, nuestra fe se queda en mera
palabra
y no tenemos ni el valor ni la caridad
necesarias
para seguirte hasta identificarnos contigo.
Padre de bondad y misericordia, danos tu
Espíritu;
que Él nos revele a tu Hijo, Jesús,
y nos injerte en su misterio
hasta llegar a ser uno con Él.
Amén.