Los
prófugos Rohingya desean vivir una vida digna
Según
un informe realizado por la misión del Consejo para los Derechos Humanos de las
Naciones Unidas, "los crímenes cometidos en el estado de Rakhine, y la
manera en la que fueron perpetrados son similares en su naturaleza, gravedad y
alcance a aquellos que han permitido establecer un genocidio intencional en
otros contextos”.
“Trabajamos con las comunidades de los
rohingya, que están en Cox Bazar, para prepararlas a las estaciones de los
monzones, en curso. Pero, después de un año, nos preguntamos: ¿quién se ocupará
de estas personas y quién financiará la asistencia humanitaria si la crisis irá
adelante por el segundo o tercer año? De hecho no hay en el horizonte ninguna
solución política”: así el obispo Gervas Rozario, de la diócesis de Rajshahi,
en Bangladés, revela a la Agencia Fides su preocupación por la suerte de las
comunidades Rohingya que se encuentran en el país, a un año del desplazamiento
masivo de más de 700 mil musulmanes Rohingya desde Myanmar a Bangladés.
“Los
prófugos Rohingya desean vivir una vida digna. Esta gente ha sufrido una
limpieza étnica. Urge poner en práctica el acuerdo entre los gobiernos de
Bangladés y Myanmar, garantizando a los Rohingya una vida digna y próspera.
Pero no veo una sincera buena voluntad para resolver esta tragedia humana en un
futuro próximo”, afirma.
El
obispo nota que si bien los coloquios bilaterales entre ambos gobiernos
terminen afirmando el compromiso de encontrar una solución, aún no hay algún
plan concreto.
Misión de la Onu: es
genocidio
Según
un informe realizado por una misión del Consejo para los Derechos Humanos de
las Naciones Unidas, instituida en 2017, "los crímenes cometidos en
el estado de Rakhine, y la manera en la que fueron perpetrados son similares en
su naturaleza, gravedad y alcance a aquellos que han permitido establecer un
genocidio intencional en otros contextos”.
El
informe sostiene asimismo que la líder birmana Aung San Suu Kyi no ha
usado su posición de jefe de gobierno de facto, ni su autoridad moral, para
limitar o impedir los eventos en curso en el estado de Rakhine contra los
Rohingya.
Si
bien señala que las autoridades civiles tenían poco margen para controlar las
acciones del Tatmadaw, asegura que a través de sus acciones y omisiones, han
contribuido a la comisión de crímenes atroces.
La
Misión documentó asesinatos en masa, el incendio de los asentamientos rohingya
y violaciones en gran escala por parte de bandas y otros actos de violencia
sexual cometidos por soldados de Tatmadaw y pidió que la situación en Myanmar
se remita a la Corte Penal Internacional o que se cree un tribunal penal
internacional ad hoc para juzgar los crímenes cometidos por las Fuerzas
Armadas.
Griselda
Mutual - Ciudad del Vaticano
Vatican
News