Sin
vuelta atrás
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Lo
reconozco. No es que me sienta princesa... ¡me siento emperatriz! Se acerca la
fecha de mi Profesión Solemne, y, poco a poco, comienzan los preparativos. He
empezado con las invitaciones, ¡y mi celda está inundada de papeles y sobres!
Firma aquí, firma allá... y orando por cada persona que va a recibirlo.
El
primer día me cundió muchísimo: ¡llené una caja entera de cartas! Pero, cuando
regresé a mi celda por la noche, casi me da algo. Al ir a mirarlas, ¡me las
encontré todas abiertas!
Resulta
que el pegamento de los sobres no funciona. ¿Qué hacer?
Tras
una mirada cómplice al crucifijo, me lancé a solucionarlo.
“Bueno,
emperatriz, sí, pero pobre”, dije sonriendo, mientras agarraba el celo.
Sí,
he tenido que cerrar las cartas-invitación con un poquito de celo. Y siento que
Él sonríe cuando lo ve. Al fin y al cabo, ¡eso es lo que hace Cristo con
nosotros!
Al
principio, Él creó un mundo perfecto, lleno de bien y belleza, algo así como
mis sobres tan elegantemente cerrados. Pero, ¡ay!, hubo quien decidió usar la
libertad como no debía, y el pecado puso todo patas arriba.
Creo
que el Señor se encontró entonces en una situación parecida a la mía. Podía
haber destruido todo y empezar de nuevo, tirando a la basura “los sobres
defectuosos”. Habría sido una solución rápida y el resultado seguro que habría
sido elegante.
Pero
no. El Señor no nos destruye, sino que cuenta con nosotros. Cuenta con nuestra
naturaleza pobre, herida y frágil, ¡sabe que somos “sobres” que, ante el menor
movimiento, se abren! Y su solución fue amar la pobreza, hacerse pobre,
“pegarse a nosotros”, unirse a los hombres hasta hacerse uno con nosotros. Se
comprometió con nosotros sin vuelta atrás.
Cristo
no te dejará de lado, ni destruirá nada de ti, sino que lo encauzará
abrazándolo con su amor. Y, como el celo en los sobres, viajará contigo
siempre, vayas donde vayas, hasta el final. Porque eres la obra de Sus manos.
Porque te ama.
Hoy
el reto del amor es que busques el bien del que tienes al lado. Tal vez las
cosas no salgan como has planeado, o surjan contratiempos. Te invito a que hoy
no mires lo que habría sido mejor, lo más elegante... Ama la realidad que el
Señor te presenta y acéptala con una sonrisa, animando a verlo así a quien
tienes al lado. Que los cambios de planes no supongan caras largas, sino
oportunidades para ver lo realmente importante: amar.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma