EL PÓRTICO DE LA GLORIA RECOBRA EL COLOR TRAS DIEZ AÑOS DE TRABAJO MINUCIOSO

«Por fin», dice el presidente de la Fundación Barrié, mecenas de la intervención en la considera Capilla Sixtina del Románico europeo

Foto: Miguel Muñiz
«Por fin», con estas palabras, arrancaba el pasado jueves el presidente de la Fundación Barrié, José María Arias Mosquera, la presentación ante los medios de comunicación del resultado de una década de trabajo minucioso, de la mano de la Fundación Catedral de Santiago, para salvar la policromía del Pórtico de la Gloria, considerado joya del Románico europeo. 

«El Maestro Mateo lo hizo en veinte años; nosotros hemos tardado una década», afirmó Arias Mosquera desde el atril enmarcado por unas tallas a las que una inversión de 6 millones de euros y un riguroso trabajo interdisciplinar iniciado en 2009 han devuelto el color original, allí donde todavía era posible rastrear su presencia.

La intervención ha permitido confirmar la existencia de tres fases de policromado en el tiempo: desde una primera de decoración medieval de azul lapislázuli, presente en el ángel que porta la columna (una figura en la que algunos autores han visto al propio Mateo) y en los ángeles contiguos que sostienen la cruz, hasta la más reciente, efectuada en el siglo XVII, evidente en las encarnaciones de los rostros, manos y pies de los apóstoles y profetas, con una paleta cromática muy similar a la renacentista.

Hoy lunes, la Reina Sofía presidirá la inauguración del Pórtico restaurado que, en cualquier caso, habrá de esperar a la conclusión de las obras de la fachada para empezar a recibir visitas. Nada se ha adelantado aún sobre la organización del flujo de visitantes, uno de los factores que, según señaló el presidente de la Fundación Barrié, ha intervenido de forma clara en el deterioro acelerado de la policromía.

Doce restauradores dirigidos primero por Concha Cirujano y, después, por Ana Laborde, y 50.000 horas de trabajo han hecho posible, bajo el mecenazgo de la Fundación Barrié, la recuperación de una pieza determinante del patrimonio europeo que, tras el exhaustivo trabajo de reconocimiento y estudio de estos últimos diez años, no ha hecho, en palabras de Laborde, si no ganar trascendencia: «Siempre se hablaba de las influencias apreciables de otras portadas europeas…

Ahora pensamos que es al revés. Cada día nos emocionaba al equipo la minuciosidad del trabajo, el detalle de la talla, de los tocados y los peinados, de los pliegues… No hay en este conjunto dos figuras con los cabellos iguales, ni con la misma posición de las piernas…», indicó la coordinadora de Restauración del Programa Catedral de Santiago, adscrita al Instituto del Patrimonio Cultural de España.

Tanto Laborde como Arias Mosquera han considerado que el trabajo realizado, implicando a decenas de especialistas y disciplinas, marca «un antes y un después» en los trabajos de restauración del patrimonio.

@R. L./ABC. Santiago

Fuente: Alfa y Omega