Audiencia
del Papa Francisco a los participantes en el Encuentro promovido por la Familia
Espiritual de la Preciosísima Sangre de Cristo, a quienes recibió en audiencia
en el Aula Pablo VI del Vaticano
“La
meditación del misterio de la Sangre de Cristo derramado en la cruz por nuestra
redención, nos impulsa, en particular, hacia cuantos podrían ser sanados de sus
sufrimientos morales y físicos y en cambio son abandonados en los márgenes de
una sociedad del consumo y de la indiferencia”, lo dijo el Papa Francisco a los
participantes en el Encuentro promovido por la Familia Espiritual de la
Preciosísima Sangre de Cristo, a quienes recibió en audiencia este sábado, 30
de junio, en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Piedad cristiana de la
Sangre de Jesús
En
su discurso, el Santo Padre recordó que, en el mes de julio la piedad cristiana
se dirige de modo especial a la Sangre de Cristo y por ello, dijo el Papa,
“estoy contento de encontrar a las Sociedades de Vida Apostólica y los
Institutos de religiosos masculinos y femeninos, con sus respectivas
agregaciones laicales, que se inspiran en la espiritualidad de la Sangre de
Jesús”.
Desde
el inicio del cristianismo, señaló el Papa Francisco, el misterio de amor de la
Sangre de Cristo ha fascinado a tantas personas, entre ellas a vuestros Santos
Fundadores y Fundadoras, quienes han entendido con la luz de la fe que la
Sangre de Cristo es fuente de salvación para el mundo. “Dios ha escogido el
signo de la sangre – afirmó el Pontífice – porque ningún otro signo es tan
elocuente para expresar el amor supremo de la vida donada a los demás. Esta
donación se repite en toda celebración Eucarística, en la que se hace presente,
junto al Cuerpo de Cristo, su Sangre preciosa, la Sangre de nueva y eterna
Alianza, derramada por todos en remisión de los pecados”.
“Tres
aspectos que pueden ayudarles en vuestra actividad y testimonio: la valentía de
la verdad; la atención a todos, especialmente a los alejados; la capacidad de
fascinarse y comunicar”
La valentía de la verdad
Es
importante ser personas valientes, precisó el Papa Francisco, construir
comunidades valientes que no tengan miedo de afirmar los valores del Evangelio
y la verdad sobre el mundo y sobre el hombre. “Se trata de hablar claro y no
girar la mirada a otra parte ante los ataques a los valores de la vida humana
desde el concebimiento hasta su fin natural – subrayó el Pontífice – ante la
dignidad de la persona humana, ante los males sociales, ante las varias formas
de pobreza. El testimonio de los discípulos de Jesús está llamado a tocar la
vida de las parroquias y de los barrios, y no quedarse indiferentes sino a
incidir, transformando los corazones y la vida de las personas”.
La atención a todos,
especialmente a los alejados
Explicando
el segundo aspecto, el Santo Padre les dijo que, en vuestra misión están
llamados a llegar a todos, a hacerse entender por todos, es decir, a ser
“populares” usando un lenguaje gracias al cual todos puedan comprender el
mensaje del Evangelio. “Los destinatarios del amor y de la bondad de Jesús son
todos: los cercanos, pero sobre todo los alejados. Por lo tanto – afirmó el
Pontífice – es necesario individuar las formas más adecuadas para lograr
acercar a una multiplicidad de personas en las casas, en los ambientes sociales
y en la calle. Para hacer esto – agregó – tiene el ejemplo de Jesús y de sus
discípulos que caminaban por las calles de Palestina anunciando el Reino de
Dios con tantos signos de curación que confirmaban la Palabra”.
La Capacidad de fascinar y
comunicar
Finalmente,
para dar un buen testimonio dijo el Papa, se necesita la capacidad de fascinar
y comunicar. “Se trata de suscitar una participación siempre mayor para ofrecer
y hacer gustar los contenidos de la fe cristiana, generando una nueva vida en
Cristo. El Evangelio el Espíritu Santo – señaló el Santo Padre – suscitan
palabras y gestos que hacen arder el corazón y les ayudan a abrirse a Dios y al
prójimo”. Para este ministerio de la Palabra, agregó el Pontífice, se puede
tomar inspiración de la actitud con la cual Jesús dialogaba con la gente para
revelar su misterio a todos, para maravillar a la gente común con enseñanzas
elevadas y exigentes.
Antes
de concluir su discurso, el Papa Francisco recordó a la Familia de la
Preciosísima Sangre que, la verdadera fuerza del testimonio cristiano deriva
del mismo Evangelio. “Y es aquí – afirmó el Santo Padre – que emerge la
centralidad de la Sangre de Cristo y de su espiritualidad. Se trata de confiar
en la sobre abundancia de amor expresada en la Sangre del Señor, sobre
abundancia que han puesto a la luz los Padres de la Iglesia y los grandes
santos y místicos de la historia cristiana”.
Renato
Martínez – Ciudad del Vaticano
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