Sal
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
En
la huerta, justo en medio, está el terrario de las tortugas. Este año ha
crecido muchísimo la hierba y pueden estar a sus anchas. Tienen unos pequeños
refugios para cobijarse y, con la hierba, ahora es imposible verlas a no ser
que salgan a tu encuentro.
La
semana pasada fue tremenda en cuanto a tormentas y lluvias se refiere: uno de
los días, la granizada que hubo fue sonada en toda la zona. ¿Y las tortugas?
¡Caían riadas y riadas! Podía ser peligroso para ellas. Fuimos a buscarlas,
recorrimos el terrario bajo la lluvia de punta a punta, y nada... imposible
encontrarlas. La lluvia les había hecho refugiarse y esconderse aún más. No
tuvimos más remedio que dejarlas. (Ayer, con la salida del sol, pudimos
comprobar que todas están bien).
¿Tú
qué haces cuando llueve? Cuando empiezan a caer problemas sobre nosotros,
tendemos a escondernos: escondernos detrás de una sonrisa que oculta lágrimas,
escondernos en la soledad de casa, escondernos detrás de la actividad... Sentir
debilidad muchas veces nos lleva a escondernos para que no nos vean, para no
mojarnos, y no nos damos cuenta de que nuestros pequeños refugios tampoco son
impermeables, y pronto empiezan las goteras, los charcos...
No
tengas miedo, sal primero para que Cristo te vea, para que Él te pueda abrazar,
sostener, y así puedas caminar confiado bajo la lluvia, con la certeza de que
Él está contigo.
Sal
a ese lugar donde te pueden ver los hermanos y descubrirás que no estás solo
bajo la lluvia. Si estás escondido y ves que salen a tu encuentro... déjate
ayudar. Sal para que te vea esa persona que tanto se preocupa por ti, para que
te sujete fuerte.
Hoy
el reto del amor es que, si estás pasando por una tormenta, salgas de tu
escondite. Ponte a la vista y déjate ayudar.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma