El Papa Francisco se
encuentra con los monjes de la Confederación Benedictina con ocasión de 125
aniversario de la fundación
La
“relevante contribución” que los Benedictinos han aportado en cada parte del
mundo por casi 1.500 años a la vida de la Iglesia ha sido la primera cosa que
el Papa Francisco ha querido considerar en su discurso a los monjes.
Una
contribución que tiene su origen en 1893 cuando el Papa León XIII quiso unir a
todos los Benedictinos fundando una casa común de estudio y oración en Roma;
“una inspiración que ha llevado a los monjes benedictinos de todo el mundo a
vivir un espíritu más profundo de comunión con la Sede de Pedro y entre ellos”
aseguró el Papa.
“La
espiritualidad benedictina – continuó - es conocida por su lema: Ora et labora
et lege, es decir: Oración, trabajo, estudio” y afirmó que la oración “genera
en nuestros corazones, dispuestos a recibir los dones sorprendentes que Dios
está siempre dispuesto a darnos, un espíritu de renovado fervor” que nos lleva,
a través de nuestro trabajo cotidiano, “a compartir los dones de la
sabiduría de Dios con los demás”. Y “con los demás” el Papa Francisco se
refirió a “la comunidad, a aquellos que van a Monasterio para la búsqueda de
Dios, y a aquellos que estudian en sus colegios, escuelas y universidades”.
Francisco
también resaltó “el anuncio y la sorpresa”, “la respuesta inmediata” y “el
corazón dispuesto a recibir los dones de Dios” como algunos de los aspectos que
caracterizan la vida diaria benedictina.
San Bendito y el
discernimiento espiritual
“San
Bendito fue una estrella luminosa en su tiempo” - dijo el Santo Padre – “porque
siempre supo discernir entre lo esencial y lo secundario en la vida espiritual,
poniendo firmemente al Señor al centro”. Un ejemplo con el que alentó a los
monjes benedictinos, como hijos de Dios, a que en nuestro tiempo “practiquen el
discernimiento para reconocer aquello que proviene del Espíritu Santo y aquello
que proviene del espíritu del mundo o del diablo”, porque - tal y como escribe
en su nueva Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate - “sin la sabiduría del
discernimiento, podemos transformarnos fácilmente en marionetas a merced de las
tendencias del momento”.
La belleza del silencio
El
Papa también recordó que vivimos en una época en la que las personas están tan
ocupadas “que no tienen tiempo suficiente para escuchar la voz de Dios”. Y en
este contexto actual, “vuestros monasterios y vuestros conventos – aseguró el
Papa – se vuelven como Oasis, donde cada hombre y mujer de cualquier edad y
procedencia, cultura y religión, pueden descubrir la belleza del silencio y
encontrarse a ellos mismos, en armonía con el Creador”.
El fuerte compromiso
ecuménico e interreligioso
Los
Benedictinos siempre han sido reconocimos por su compromiso ecuménico y de
diálogo interreligioso y Francisco no desaprovechó este encuentro para
animarles a “continuar con esta obra importante para la Iglesia y para el
mundo”.
El
servicio educativo y de formación
También
un discurso en el que el Papa les agradeció por “su servicio” en el campo
educativo y formativo, que desarrollan “aquí en Roma – afirmó - y en tantas
otras partes del mundo”, exhortándoles a dar a los estudiantes, junto con las
necesarias nociones y conocimientos “los instrumentos para que puedan crecer en
la sabiduría que los impulsa a buscar continuamente a Dios en sus vidas” - esa
misma sabiduría continuó – “que los llevará a practicar el entendimiento mutuo,
porque todos somos hijos de Dios, hermanos y hermanas, en este mundo que tiene
tanta sed de paz”.
Antes
de concluir, deseó que esta celebración del Jubileo para el aniversario de la
fundación de la Confederación Benedictina “sea una oportunidad fructífera para
reflexionar sobre la búsqueda de Dios y su sabiduría, y sobre cómo transmitir
su riqueza perenne de manera más efectiva a las generaciones futuras”.
Mireia
Bonilla – Ciudad del Vaticano
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