A
los pies de las ruinas de San Ignacio Miní se celebrará una Eucaristía de
Jueves Santo que promete ser inolvidable
Cuando
la historia de la Evangelización daba sus primeros pasos en América, los
misioneros jesuitas iniciaron en América del Sur algunas de las experiencias de
evangelización más fascinantes de la historia de la cristiandad. Se trata de
las reducciones jesuíticas guaraníes, misiones en las que crearon con pueblos
indígenas experiencias de fe y de sociedad que marcaron la historia de América
Latina.
Tener
una experiencia aproximada de lo que habrá sido una Semana Santa en el siglo
XVI en las misiones jesuíticas guaraníes es posible. Las ruinas de San
Ignacio Miní, en Misiones, Argentina, revelan parte de la imponencia que
presentaba esta emblemática misión para los aborígenes guaraníes. Y a sus pies
se celebrará una Eucaristía de Jueves Santo que promete ser inolvidable.
Cada
vez que el tiempo lo permite, el Jueves Santo tiene lugar allí la denominada
Misa Popular de las Misiones, celebración de la Misa con cantos populares e
interpretaciones propias de una tierra única. “Desde las Ruinas Jesuíticas de
San Ignacio Mini queremos celebrar al Señor de la historia y queremos que el
canto popular se haga canto vibrante de un pueblo que en el compartir descubre
su identidad”, cuentan a Aleteia desde el Obispado de Posadas.
La
Misa será presidida por el Obispo de la Diócesis de Posadas, Monseñor Juan
Rubén Martínez y acompañarán los cantautores, Joselo Schuap, Fabián Meza, entre
otros. Este año, tras la Misa, habrá un espectáculo musical a cargo de los
músicos Jairo y Juan Carlos Baglietto.
La
música popular tiene sus orígenes en la cultura guaraní prehispánica y en las
características que adoptó el desarrollo musical en las misiones
jesuíticas-guaraníes, luego de la llegada de los españoles a la región, nos
cuentan. Allí, en centros musicales como el de Loreto, se inventaron y
rediseñaron instrumentos esenciales de la música litoraleña-paraguaya, como el
arpa paraguaya y el acordeón, nos revelan, y aclaran que se trata de cantos
básicamente bilingües, cantados tanto en español como en guaraní.
El
marco para esta Eucaristía embellecida por el canto popular será único. Las
imponentes ruinas de San Ignacio Miní consisten en una serie de muros que
otrora sostenían techos, muchos decorados con bajorrelieves y de alturas
imponentes de hasta nueve metros, en los que se lee lo que fue una antigua
plaza, una Iglesia de 54 metros de largo por 23 de ancho, un cementerio, un
hospital, una escuela, viviendas, entre otras edificaciones hoy abrazadas por
la hierba.
Las
distintivas areniscas usadas, rojas y amarillas, provenían del lecho del Río
Paraná, unidas por una efectiva mezcla de arena y barro. La reducción se
localizó en esta ubicación en 1695, y llegó a contar con más de 3300
habitantes. Tras la expulsión de la Compañía de Jesús, fue abandonada, y años
más tarde, en 1817, fue destruida.
La
inolvidable Semana Santa en las Misiones no acabará allí, ya que el Viernes
Santo, en la reducción de Nuestra Señora de Loreto, desde las 9, se realizará
el Vía Crucis viviente, un recorrido de 1.500 metros para rememorar la antigua
vía procesional utilizada en la época jesuítico-guaraní, a cargo de los jóvenes de la Parroquia Cristo Redentor de
Jardín América.
Ese
mismo viernes, en el parque temático de la Cruz de Santa Ana, desde las 13, se
realizará la conmemoración de la Pasión y Muerte de Jesús en las instalaciones
de la Capilla Exaltación de la Cruz. El sábado, la vigilia pascual, será en la
catedral de Posadas
Vivir
la Semana Santa como en la época de las misiones jesuíticas guaraníes es
posible. E inolvidable.
Esteban Pittaro
Fuente:
Aleteia