El Rito Romano contiene instrucciones muy
específicas sobre el proceso
Desde de la Última Cena, la Iglesia
católica ha realizado una celebración eucarística que incluye pan y vino que se
transforman milagrosamente en cuerpo, sangre, alma y divinidad de Jesucristo.
Sin embargo, la Iglesia católica
considera que no puede emplearse cualquier tipo de pan o vino, por lo que
existen instrucciones concretas que regulan su creación.
Para el Rito Romano (el Rito
Oriental se tratará en un artículo separado), el Código de Derecho Canónico
recoge los elementos básicos del proceso de elaboración del pan y del vino.
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§ 1. El sacrosanto Sacrificio eucarístico se debe ofrecer con pan y vino, al
cual se ha de mezclar un poco de agua.
§
2. El
pan ha de ser exclusivamente de trigo y hecho recientemente, de
manera que no haya ningún peligro de corrupción.
§
3. El
vino debe ser natural, del fruto de la vid, y no corrompido.
926
Según la antigua tradición de la Iglesia latina, el sacerdote, dondequiera que
celebre la Misa, debe hacerlo empleando pan ázimo.
La instrucción Redemptionis Sacramentum añade unos
cuantos requisitos más.
Por
consiguiente, no puede constituir la materia válida, para la realización del
Sacrificio y del Sacramento eucarístico, el pan elaborado con otras sustancias,
aunque sean cereales, ni aquel que lleva mezcla de una sustancia diversa del
trigo, en tal cantidad que, según la valoración común, no se puede llamar pan
de trigo. Es un abuso grave introducir, en la fabricación del pan para la
Eucaristía, otras sustancias como frutas, azúcar o miel. (…)
El
vino que se utiliza en la celebración del santo Sacrificio eucarístico debe ser
natural, del fruto de la vid, puro y sin corromper, sin mezcla de sustancias
extrañas.
Hay
algunas excepciones a las normas anteriores, incluyendo hostias bajas en gluten
y una forma de vino permitida para quienes no deberían consumir alcohol. Sin embargo, en general, estas reglas
básicas regulan qué tipo de pan y vino pueden usarse en Misa.
Muchas empresas se especializan
en crear este tipo de pan, incluyendo muchas comunidades de monjas. Por
ejemplo, la Comunidad pasionista en Erlanger, Kentucky, hornea pan todos los
días para uso en parroquias de todo Estados Unidos. En un artículo para Loyola Press se explica el proceso con
detalle.
Empiezan
su jornada mezclando agua y harina para hacer la masa. Allá por 1951, cuando el
monasterio empezó a hacer hostias, medían la harina y el agua con tazas de
medida. Ahora que el negocio se ha extendido a 100 parroquias de todo el país,
tienen que medirlo con balanzas.
La
masa se vuelca cazo a cazo en la máquina para hacer obleas, similar a una plancha
de gofres, solo que, en vez de una parrilla, tiene grabado el símbolo del
crismón. Una vez están cocinadas las láminas de 35 centímetros, se apilan y
almacenan durante la noche en un humidificador, para que puedan ser cortadas
sin romperse al día siguiente. Las láminas humedecidas se montan en pilas de 72
y se cortan en obleas de tamaños mediano y pequeño. Una vez cortadas, las
obleas se secan en bandejas para luego ser embaladas por la hermana Paul, de 91
años, para su distribución.
Por lo general, se cree que
Jesús empleo pan ázimo en la Última Cena y, según algunos estudiosos, “la
hipótesis más más fundamentada es que el vino habría sido similar al actual
Amarone, un vino tinto italiano hecho de uvas que han sido secadas antes de la
fermentación”. Por estos y otros motivos espirituales, el Rito Romano respeta
los ingredientes más sencillos para la sustancia que se convierte en cuerpo y
sangre de Jesucristo.
Philip
Kosloski
Fuente:
Aleteia