Mensajes en cristales
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer
por la noche, al volver de cenar, pasamos por la galería del Noviciado. Se
llama así porque es un pasillo que tiene grandes ventanales que dan al
exterior, y desde ella siempre vemos la huerta, los árboles, el cielo... pero
ayer... nada, no se veía nada.
Los
cristales estaban totalmente empañados del contraste de temperatura, y una capa
blanca los recubría. Al verlos, al principio nos quedamos paralizadas, pero, en
cuestión de segundos, nuestras manos se abalanzaron hacia ellos y empezamos a
escribir mensajes, a dibujar caras sonrientes, a pasar la mano de un cristal al
siguiente... y, al poco rato, ¡de nuevo se veía al otro lado la luz de la luna
y las copas de los árboles meciéndose!
Ahora
tienes ante ti esa situación que ves empañada; sabes que algo hay al otro lado,
pero ante ti, de momento... el cristal está cubierto por una capa blanca que no
te deja ver. A veces sientes que el no ver te desespera, que la situación de
debilidad o incertidumbre por la que pasas no te dejará nunca ver de nuevo
aquello que hay al otro lado.
Sin
embargo, son sólo unas partículas las que cubren tu cristal, la realidad sigue
estando ahí, ¡es maravillosa! Sólo hay que pasar la mano por el cristal. Saltar
el pesimismo, la rebeldía que en tantos momentos te invade, y dejar que tu
corazón escriba desde la Felicidad.
¿Y
cómo hacerlo, cómo acercarte? A veces da miedo descubrir qué hay detrás,
¿verdad? Tienes razón, pero no estás solo, deja que Cristo te acompañe.
Desahoga tu corazón en Él, no tengas miedo y deja que te muestre todo aquello
que hay detrás de lo que ahora sientes tan empañado en tu vida. Deja que dibuje
a modo de confianza Su esperanza y Su alegría en tu corazón.
Hoy
el reto del amor es que dibujes en los cristales. Cuando veas un cristal
empañado en otra persona “escribe algo”. Pídele al Señor una palabra de aliento
para esa persona o para ti mismo. Que hoy no nos quedemos en el vapor de agua,
sino en aquello que nos muestra el cristal. Deja que Cristo te vuelva a llenar
de ilusión y esperanza.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma