No se olviden que lo que
atraía de la Iglesia primitiva era cómo se amaban. Esa era, es y será la mejor
evangelización
El
domingo 21 de enero, antes de rezar la antífona mariana del Ángelus, el Santo
Padre Francisco – a pocas horas de su despedida del Perú – celebró un encuentro
con sus hermanos en el episcopado, en el Arzobispado de Lima, con quienes
recordó la figura de Santo Toribio de Mogrovejo, Patrono del episcopado
latinoamericano
Recuerdo vivo de la
visita ad limina de los Obispos peruanos
Tras
agradecer las palabras que le dirigió el Cardenal Arzobispo de Lima y el Presidente
de la Conferencia Episcopal en nombre de todos los presentes el Santo
Padre les dijo que deseaba estar allí con ellos y que mantiene un vivo
recuerdo de la visita ad limina que realizaron el año pasado.
“Los
días transcurridos entre ustedes han sido muy intensos y gratificantes. Pude
escuchar y vivir las distintas realidades que conforman estas tierras y
compartir de cerca la fe del santo Pueblo fiel de Dios, que nos hace tanto
bien. Gracias por la oportunidad de poder ‘tocar’ la fe del Pueblo, que Dios
les ha confiado”.
Santo Toribio de Mogrovejo
un ejemplo de constructor de unidad eclesial
Refiriéndose
al lema de este viaje – “Unidos por la esperanza” – Francisco afirmó
que ciertamente se trata de un programa arduo y, a la vez provocador, que evoca las
proezas de Santo Toribio de Mogrovejo, Arzobispo de esa Sede, un ejemplo de
‘constructor de unidad eclesial’, tal como lo definió su predecesor, San
Juan Pablo II en su primer Viaje Apostólico a esa tierra.
Santo Toribio como un
nuevo Moisés
El Papa
Bergoglio recordó que en el Vaticano se custodia un cuadro en el que
aparece Santo Toribio atravesando un río caudaloso, cuyas aguas se abren a su
paso como si se tratara del mar Rojo, para poder llegar a la otra orilla, donde
lo espera un numeroso grupo de nativos. Por esta razón afirmó que detrás del
Santo hay una gran multitud de personas, que es el pueblo fiel que sigue a su
pastor en la tarea de la evangelización. Y dijo que es significativo que
este Santo Obispo sea representado en sus retratos como un “nuevo
Moisés”.
A
la vez que añadió que esta imagen le daba pie para centrar en ella su reflexión
acerca de Santo Toribio, el hombre que quiso llegar a la otra orilla...
Santo Toribio, el hombre
que quiso llegar a la otra orilla
“Su
fe y su confianza en el Señor lo impulsó, e impulsará a lo largo de toda su
vida a llegar a la otra orilla, donde Él lo esperaba en medio de una multitud”.
Sí porque como dijo el Papa: “Quiso llegar a la otra orilla en busca de
los lejanos y dispersos. Para eso tuvo que dejar la comodidad del obispado y
recorrer el territorio confiado, en continuas visitas pastorales, tratando de
llegar y estar allí donde se lo necesitaba, y ¡cuánto se lo necesitaba! Iba al
encuentro de todos por caminos que, al decir de su secretario, eran más para
las cabras que para las personas”.
Y
destacó que de sus 22 años de episcopado, 18 los pasó fuera de su ciudad
recorriendo tres veces su territorio porque sabía que era la única forma de
pastorear. De ahí que añadiera: “Hoy lo llamaríamos un Obispo ‘callejero’. Un
obispo con suelas gastadas por andar, por recorrer, por salir al encuentro para
anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, sin asco y sin miedo. La
alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie.
¡Cómo sabía esto santo Toribio! Sin miedo y sin asco se adentró en nuestro
continente para anunciar la buena nueva”.
“Quiso llegar a la otra
orilla no sólo geográfica sino cultural”
“Quiso
llegar a la otra orilla no sólo geográfica sino cultural. Fue así como promovió
por muchos medios una evangelización en la lengua nativa”, destacó el Papa y
agregó:
¡Cuánto
urge esta visión para nosotros, pastores del siglo XXI!, que nos toca aprender
un lenguaje totalmente nuevo como es el digital, por citar un ejemplo. Conocer el
lenguaje actual de nuestros jóvenes, de nuestras familias, de los niños… Como
bien supo verlo santo Toribio, no alcanza solamente llegar a un lugar y ocupar
un territorio, es necesario poder despertar procesos en la vida de las personas
para que la fe arraigue y sea significativa. Y para eso tenemos que hablar su
lengua. Es necesario llegar allí donde se gestan los nuevos relatos y
paradigmas, alcanzar con la Palabra de Jesús los núcleos más profundos del alma
de nuestras ciudades y de nuestros pueblos. La evangelización de la
cultura nos pide entrar en el corazón de la cultura misma para que ésta sea
iluminada desde adentro por el Evangelio.
“Quiso llegar a la otra
orilla, la de la caridad”
Tras
destacar que Santo Toribio quiso llegar a la otra orilla, a la orilla
de la caridad, el Obispo de Roma dijo: “En sus visitas pudo constatar
los abusos y los excesos que sufrían las poblaciones originarias, y así no le
tembló el pulso, en 1585, cuando excomulgó al corregidor de Cajatambo,
enfrentándose a todo un sistema de corrupción y tejido de intereses que
‘arrastraba la enemistad de muchos’, incluyendo al Virrey. Así nos muestra al
pastor que sabe que el bien espiritual no puede nunca separarse del justo bien
material y tanto más cuando se pone en riesgo la integridad y la dignidad de
las personas”.
Después
de afirmar que en su “profecía episcopal” no tuvo miedo de denunciar abusos y
excesos contra su pueblo, el Santo Padre Francisco dijo que Santo
Toribio también quiso llegar a la otra orilla en la formación de sus
sacerdotes. Y así fundó el primer seminario postconciliar en esa zona del
mundo, impulsando la formación del clero nativo.
“Cuenta
la leyenda que en las vísperas de Navidad su hermana le regaló una camisa para
que la estrenara en las fiestas. Ese día fue a visitar a un cura y al ver la
situación en que vivía, se sacó su camisa y se la entregó. Es el pastor
que conoce a sus sacerdotes. Busca alcanzarlos, acompañarlos, estimularlos,
amonestarlos – le recordó a sus curas que eran pastores y no comerciantes y por
lo tanto, habrían de cuidar y defender a los indios como a hijos –. Pero
no lo hace desde ‘el escritorio’, y así puede conocer a sus ovejas y ellas
reconocen en su voz, la voz del Buen Pastor”.
“Quiso llegar a la otra
orilla, la de la unidad”
Al
destacar que Santo Toribio quiso llegar a la otra orilla, la de la
unidad, promoviendo de manera admirable y profética la formación e integración
de los espacios de comunión y participación entre los distintos integrantes del
Pueblo de Dios; el Papa Francisco afirmó textualmente: “Bien sabemos,
que esta unidad y consenso fue precedida de grandes tensiones y conflictos. No
podemos negar las tensiones, las diferencias; es imposible una vida sin
conflictos. Estos nos exigen, si somos hombres y cristianos, mirarlos de frente
y asumirlos. Pero asumirlos en unidad, en diálogo honesto y sincero, mirándonos
a la cara y cuidándonos de caer en tentación, o de ignorar lo que pasó o quedar
prisioneros y sin horizontes que ayuden a encontrar caminos que sean de unidad
y de vida”.
“Queridos
hermanos, trabajen para la unidad, no se queden presos de divisiones que
parcializan y reducen la vocación a la que hemos sido llamados”
Y
teniendo en cuenta cuán inspirador resulta recordar que “la unidad siempre
prevalecerá sobre el conflicto”, el Sucesor de Pedro les dejó una
recomendación a los Obispos peruanos: “Queridos hermanos, trabajen para la
unidad, no se queden presos de divisiones que parcializan y reducen la vocación
a la que hemos sido llamados: ser sacramento de comunión. No se olviden que lo
que atraía de la Iglesia primitiva era cómo se amaban. Esa era, es y será la
mejor evangelización”.
Por
último y al recordar que también a Santo Toribio le llegó el momento de cruzar
hacia la orilla definitiva, el Papa dijo que les dijo: “Ojalá,
hermanos, que cuando tengamos que emprender el último viaje podamos vivir estas
cosas. Pidamos al Señor que nos lo conceda. Y, por favor, no se olviden de
rezar por mí”.
María
Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano
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