El Papa además les
propuso un desafío en tres preguntas concretas a las que unió algunas
ideas para guiarles en el camino de la fe y ayudarles a discernir
En
el último día de la visita del Papa Francisco a Myanmar, llegó el momento de
poner el broche de oro a estos días tan importantes en el deseo del
Papa, que ha llegado como peregrino de la paz “para rezar con la
pequeña pero ferviente comunidad católica de esta nación, para confirmarla en
la fe y alentarla a seguir contribuyendo al bien del país”.
En
la Catedral de la Inmaculada Concepción en Yangon, el Papa celebró la Misa
con los jóvenes en la memoria del Apóstol San Andrés.
El Papa Francisco a lo
largo de su Pontificado ha resaltado mucho el papel de los jóvenes en la construcción
de una sociedad fraterna y en paz. De hecho a su llegada a Myanmar en el
encuentro que mantuvo con las Autoridades, Sociedad civil y cuerpo diplomático
señaló: “… los jóvenes de la nación son un regalo que hay que
apreciar y alentar, una inversión que producirá un fruto abundante si se
les ofrecen oportunidades reales de empleo y una educación de calidad… Es
esencial que no se les robe a nuestros jóvenes la esperanza y la
posibilidad de emplear su idealismo y su talento en remodelar el futuro de su
país, es más, de toda la familia humana”.
En
la homilía del Santo Padre dio gracias a Dios por todo lo vivido en
estos días en Myanmar. Tomó para su reflexión la siguiente frase del Profeta
Isaías: «¡Qué hermosos los pies de los que anuncian la Buena Noticia del
bien!» (Rm 10, 15; cf. Is 52, 7).
El
Papa felicitó a los jóvenes porque son mensajeros de “buenas noticias”…les
dijo: “por ser signos concretos de la fe de la Iglesia en Jesucristo, que nos
hace experimentar un gozo y una esperanza que nunca morirán… Desde su fe en
Jesucristo –afirmó- están listos para ser mensajeros de esperanza, una
esperanza que ayudará al futuro del país”.
El
Papa además les propuso un desafío en tres preguntas concretas a las
que unió algunas ideas para guiarles en el camino de la fe y ayudarles a
discernir.
Ante
la primera pregunta: «¿cómo puede alguien creer en el Señor sin haber oído
hablar de él?». El Papa les dijo: “Se necesitan personas auténticas que
sepan escuchar, de ahí la necesidad de la oración, de cultivar la vida interior
y también del diálogo con los santos, entre los que destacó a San Andrés “un
sencillo pescador que acabó siendo un gran mártir, un testigo del amor de Jesús
que aprendió gradualmente a ser un verdadero discípulo de Cristo”. Ante las
dificultades del camino el Papa les dijo: “No tengáis miedo de aprender de
vuestros propios errores… Sabed que Jesús está lleno de misericordia”.
En
la segunda pregunta: «¿Cómo van a oír hablar de Jesús sin un mensajero que
lo anuncie?». El Papa les recordó que ésta es una gran tarea encomendada de
manera especial a los jóvenes: ser «discípulos misioneros», mensajeros de la
buena noticia de Jesús. No tengáis miedo de hacer lío, de plantear preguntas
que hagan pensar a la gente. Os pido que gritéis, para ser con vuestra vida
signos de esperanza para los que están desanimados”.
La
última pregunta sobre la que reflexionó el Papa fue: «¿Cómo puede haber un
mensajero sin que sea enviado?». “Al final de esta Misa, -señaló el Santo
Padre- todos seremos enviados, para llevar con nosotros los dones que hemos
recibido y compartirlos con los demás. Esto puede provocar un poco de desánimo,
ya que no siempre sabemos a dónde nos puede enviar Jesús. Pero él nunca nos
manda sin caminar al mismo tiempo a nuestro lado. El Señor invitará a algunos
de vosotros a seguirlo como sacerdotes… A otros los llamará a la vida
religiosa, a otros a la vida matrimonial, a ser padres y madres amorosos.
Cualquiera que sea vuestra vocación, os exhorto: ¡sed valientes, sed generosos
y, sobre todo, sed alegres!
El
Papa finalizó su homilía invitando a mirar a María: “ella tuvo el valor de
confiar en la «buena noticia» que había escuchado, y de traducirla en una vida
de consagración fiel a su vocación, de entrega total de sí y completa confianza
en los cuidados amorosos de Dios”.
De Juan Carlos Velarde
Radio Vaticano