En el belén de ICAI se puede contemplar con gran precisión el día a día
del campo de refugiados de Dollo Ado
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Belén de la Escuela
Técnica Superior de Ingeniería (ICAI)
de la Universidad
Pontificia de Comillas
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En
el belén instalado en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ICAI) de la
Universidad Pontificia de Comillas se ha reproducido el campo de refugiados
Dollo Ado, en Etiopía, el segundo mayor campo de refugiados del mundo y que
actualmente acoge a más de 200.000 somalíes, sursudaneses y eritreos que huyen
de la violencia y del hambre
Al
igual que Cristo vino al mundo en la pobreza más absoluta, desposeído incluso
de un lugar digno en el que nacer, el niño Jesús de la Escuela Técnica
Superior de Ingeniería (ICAI) de la Universidad Pontificia Comillas se ha
hecho carne en un campo de refugiados.
Concretamente,
en el belén instalado a las puertas de la capilla del centro, y en cuya
elaboración han participado hasta 40 miembros de la universidad, se ha reproducido
el campo de refugiados Dollo Ado, en Etiopía, el segundo mayor campo de
refugiados del mundo y que actualmente acoge a más de 200.000 somalíes,
sursudaneses y eritreos que huyen de la violencia y del hambre.
El
proyecto, liderado por los profesores María Teresa Sánchez Carazo y Álvaro
Sánchez Miralles, está expuesto en la calle Alberto Aguilera, 21, de Madrid. Se
puede visitar gratuitamente hasta final de enero entre las 10:00 y las 20:00.
En
el belén de ICAI se puede contemplar con gran precisión el día a día del campo
de refugiados de Dollo Ado. De esta forma, se representa el trabajo de las
organizaciones humanitarias presentes en el campo (ACNUR, la Cruz y la Media
Luna Roja y el Servicio Jesuita a Refugiados). También se escenifica una
escuela, un partido de fútbol, el abastecimiento de agua, o los juegos
infantiles organizados por voluntarios de Comillas. En medio de todo, destaca
el prefabricado en el que María y José contemplan al niño Jesús.
Dificultades energéticas
Además,
el nacimiento de la Escuela, bautizado como Belén tecnológico, también
pretende reflejar «las dificultades que existe en estas instalaciones para
tener equipamiento energético», explican desde la Compañía de Jesús.
De
esta forma, el belén también es un acicate para que «profesores y alumnos
puedan realizar proyectos de investigación –de fin de grado o máster– que
aporten soluciones tecnológicas a la dinámica del campo de refugiados y, así,
que se pueda mejorar la calidad de vida de quien viven en él», explica Alberto
Núñez, SJ, director del Servicio de Pastoral de la universidad.
J.
C. de A.
Fuente:
Alfa y Omega