Imprevistos
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Iban
a empezar los Ejercicios; tenía un horario perfectamente organizado, los libros
que pensaba que me iban a ayudar, la ilusión y ganas a tope para descansar con
Él y cargar las pilas, iban a ser horas y horas en la capilla... ¡cómo esperaba
estos días! No habían ni empezado y ya me daba pena que estuviesen llegando a
su fin.
Así
estaba el domingo, un día antes de empezar. Llegó el lunes y... oh, oh... la
gripe llamó a la puerta y sin permiso entró. Estaba agotada, no podía ni con
brazos ni piernas. Luchaba por que no se notase ningún síntoma, luchaba por
cumplir “mi horario”, no podía ser que algo tan “perfectamente” organizado no
pudiese llevarlo a cabo.
Llegó
un momento en que me tuve que rendir, dejarme cuidar y dejar hacer; tuve que
dejar las armas a un lado y pasar a la aceptación. Había organizado todo
perfectamente, pero los planes del Señor conmigo eran otros. Me ha recordado
que no hay que organizarLe: había hecho un horario en el que no entraba la
improvisación; un horario que parecía para Él, pero del que Él no había formado
parte.
Tendemos
a encasillar a Dios en nuestros planes para que nada se nos vaya de control o
tener seguridad frente a lo que está por venir. Sin embargo, se nos escapa por
todos los lados.
En
el Evangelio, Cristo nos muestra su apertura a los planes del Padre. Es verdad
que siempre iba en una dirección, siempre iba a un lugar concreto, pero siempre
se le cruzaba alguien en el camino, alguien a quien tender la mano, a quien
sanar, y se paraba como si fuese lo único que tuviese entre manos en ese
momento.
Hoy
el reto del amor es que aceptes los cambios de planes que hoy se te planteen.
Seguro que viene algo que no esperabas, algo que se te sale de control y tienes
que soltar las riendas de lo previsto. Deja que entre en tu vida sin rebelarte
y pide ojos al Señor para poder descubrirLe en ello.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma