Audiencia a los miembros
de las Familias Franciscanas de la Primera Orden y de la Tercera Orden Regular,
en la Sala Clementina del Vaticano, la mañana del jueves 23 de noviembre
En
su discurso, el Santo Padre agradeció a los “hermanos menores” por lo que son y
por el trabajo que realizan, especialmente en favor de los pobres y
necesitados. «De hecho, en su forma de vida, el adjetivo ‘menor’ califica al
sustantivo ‘hermano’, dando al vínculo de la fraternidad una cualidad propia y
característica: no es la misma cosa decir ‘hermano’ y decir ‘hermano menor’.
Por esto, hablando de fraternidad se necesita tener bien presente esta
característica típica franciscana de la relación fraterna, que exige de ustedes
una relación de ‘hermanos menores’».
¿De
dónde le ha venido a Francisco – se preguntó el Pontífice – la inspiración de
poner la minoridad como elemento esencial de su fraternidad? Con toda
seguridad, respondió el Papa, podemos decir que la minoridad, nace de la
contemplación de la Encarnación del Hijo de Dios y la resume con la imagen del
hacerse pequeño, como una semilla; es la lógica del hacerse pobre, precisó el
Santo Padre, es la lógica del despojarse. «La vida de Francisco estuvo marcada
por el encuentro con el Dios pobre, presente en medio de nosotros en Jesús de
Nazaret: una presencia humilde y escondida que el Pobrecito adora y contempla
en la Encarnación, en la Cruz y en la Eucaristía. De otro lado, sabemos que una
de las imágenes evangélicas que más impresionó a Francisco es aquella del
lavatorio de los pies a los discípulos en la Última Cena».
Por
ello, el Papa Francisco recordó que la minoridad franciscana se presenta en
tres aspectos: como lugar de encuentro y de comunión con Dios; como lugar de
encuentro y de comunión con los hermanos y con todos los hombres y las mujeres;
y finalmente, como lugar de encuentro y de comunión con la creación.
La minoridad, lugar de
encuentro con Dios
Refiriéndose
al primer lugar de encuentro, el Obispo de Roma señaló que, la minoridad
caracteriza de modo especial su relación con Dios, siguiendo la característica
propia de su espiritualidad de restitución a Dios. «Para San Francisco el
hombre no tiene nada de suyo si no el propio pecado, y vale cuánto vale ante
Dios y nada más. Por ello, su relación con Él debe ser como la de un niño:
humilde y confiado y, como la del publicano del Evangelio, consciente de su
pecado. Y atentos al orgullo espiritual, al orgullo fariseo: es la peor de las
mundanidades».
La minoridad, lugar de
encuentro con los hermanos y con todos los hombres y mujeres
La
minoridad, prosiguió el Papa Francisco hablando del segundo lugar de encuentro,
se vive ante todo en la relación con los hermanos que el Señor nos ha donado.
«La minoridad también es vivida en relación a todos los hombres y las mujeres
con los cuales se encuentren en su ir por el mundo, evitando con la máxima
atención toda actitud de superioridad que les pueda alejar de los demás».
San
Francisco, agregó el Pontífice, nos invita siempre a preguntarnos: ¿Dónde
estamos? ¿Con quién estamos? ¿Con quién estamos en relación? ¿Quiénes son
nuestros preferidos? «Abran sus corazones y abracen a los leprosos de nuestro
tiempo, y, después de haber tomado consciencia de la misericordia que el Señor
les ha dado, usen esta misericordia, como la usó vuestro padre San Francisco; y
como él, aprendan a ser ‘enfermo con los enfermos’, ‘afligido con los
afligidos’».
La minoridad, lugar de
encuentro con la creación
Finalmente,
explicando el último lugar de encuentro, el Papa Francisco precisó que, para el
santo de Asís, la creación era un maravillo libro en el cual Dios nos habla y
nos transmite algo de su belleza. «Hoy esta hermana y madre se rebela porque se
siente maltratada. Ante el deterioro global del ambiente, les pido que como
hijos del Pobrecito entren en diálogo con toda la creación, prestándole su voz
para alabar al Creador, y, como hacia San Francisco, tengan con ella una
particular atención, superando cualquier cálculo económico o romanticismo
irracional. Colaboren con varias iniciativas para el cuidado de la casa común,
recordando siempre la estrecha relación que hay entre los pobres y la
fragilidad del planeta, entre economía, desarrollo, cuidado de la creación y
opción por los pobres».
Renato
Martínez – SpC
Radio
Vaticano
