Ayuda a las víctimas de la
trata de personas: mejores prácticas en materia de asistencia jurídica,
indemnización y reinserción social
Se
llevó a cabo del 4 al 6 de noviembre en la Pontificia Academia de las Ciencias
Sociales una mesa de trabajo que tuvo como temática la ayuda a las víctimas de
la trata de personas, en relación a cuáles son las mejores prácticas en materia
de asistencia jurídica, indemnización y reinserción social.
El
encuentro entre especialistas del sector fue organizado en modo conjunto por la
Pontificia Academia de las Ciencias Sociales y la Alianza Global para la Ayuda
Legal (GALA, por sus siglas en inglés), ambas organizaciones profundamente
preocupadas por el bienestar de las personas que son víctimas de la trata.
Se
trató de un intercambio de opiniones entre expertos en materia sobre los
modelos que parecen ser más eficaces para restituir a las víctimas su dignidad
y lograr una reinserción eficaz en la sociedad, y también un análisis sobre
cuáles iniciativas, que si bien emprendidas con las mejores intenciones, no han
sido eficaces.
En
diálogo con nosotros, tras la rueda de prensa conclusiva de los días de
trabajo, el Canciller de la Pontificia Academia para las Ciencias Sociales,
Monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, se refirió al esfuerzo realizado por el Papa
Francisco para la erradicación de las plagas de la sociedad, como lo son el
tráfico de seres humanos, la prostitución y la venta de órganos. “Estos años
hemos estudiado unos y otros problemas, - expresó ante nuestros micrófonos -
aunque nos queda el problema de internet”. “El trabajo de estos días fue muy
importante porque hemos individuado las buenas prácticas. Conocemos la
extensión del problema, o al menos la punta del iceberg”, dijo.
Monseñor Sánchez Sorondo
se refirió en primer lugar la magnitud del problema del tráfico humano y a la
finalidad de los trabajos de estos días: “Sabemos que hay un negocio de alrededor de
150 mil millones de dólares anuales. Sabemos que por cada prostituta la
ganancia media es de 5 mil dólares, es decir, es un gran negocio. De modo que
la tragedia es de gran gravedad y por eso los Papas lo han definido un crimen
contra la humanidad. Sabemos, por lo tanto, la extensión del fenómeno, pero
ahora hemos querido individuar las prácticas para salir del tema”.
En los dos días de intenso
trabajo los participantes, entre los cuales, letrados, antropólogos,
sociólogos, religiosas y religiosos, se ha visto, tal como señalado por
Monseñor Sánchez Sorondo, “una coincidencia básica”, que ha sido la importancia
de poner a la víctima en el centro, “como persona humana”, de cuya inserción en
la sociedad “deben ocuparse tanto los privados como el Estado”.
“Si
es extranjera – explicó- es necesario darle la posibilidad de volver al
país. Esto debe ocurrir una vez que pueda tener allí propio país una vida
digna, o en el país donde ha sido recibida”. “No queremos, cuando se trata de
una extranjera, que le sea dado un plazo formal, sino que el plazo debe ser
cuando a ella le sea reintegrada su dignidad y sea reinsertada en la vida
normal”.
Para llevar a cabo esta
reinserción social son diversos los modelos puestos en práctica, entre los
que el prelado destaca aquel mexicano, que consiste en el seguimiento de un protocolo
que inicia con un reconocimiento público de la traición que han tenido las
víctimas, seguido por el propósito de entrar en la sociedad en una forma
normal, con un trabajo normal y también la posibilidad de emprender un estudio.
“Con
este modelo – expresó el Canciller de la PACS - todas estudian”. “Han sido
rescatadas trescientas víctimas, sobre todo de la prostitución, y todas están
estudiando, o tienen un trabajo o tienen un oficio”. “Todas poseen títulos que
les ha otorgado el estado”.
Tras reconocer el trabajo
que la Iglesia ha siempre dedicado a la problemática, el prelado indicó también
las limitaciones, subrayando asimismo la eficacia del modelo mexicano:
“La
idea general es que es muy difícil reintroducir a las víctimas en la sociedad,
porque reinciden”. “Si uno les da solo la fuerza psicológica y la conversión
espiritual, - que es fundamental- pero no les da un instrumento para inserirse
en la vida normal, las deja a mitad de camino”.
“Creo
que este modelo agrega el hecho de darle la posibilidad, la capacidad, y los
títulos para poder entrar en una vida con una profesión digna, que reconozca la
propia dignidad y además, que les guste”.
Un modelo que, según el
prelado, es replicable a nivel internacional, en modo particular “en los
´países de orden latino”. Y esto debido a que “los anglosajones tienen un sistema
educativo costoso, y el Estado se asusta”; mientras que en cambio “en los
países en donde la educación es gratuita, es más fácil”. Aunque “tendría
que ser incluido también en los países anglosajones”, añade.
En relación a la
problemática del “dark internet”, o bien el lado oscuro de la red, “donde el
mal consigue actuar y expandirse de manera siempre nueva y cada vez con más
eficacia, extensión y capilaridad”, - tal fueran las palabras del Romano
Pontífice el pasado 6 de octubre, al recibir en audiencia a los participantes
en el congreso sobre la dignidad del menor en el mundo digital -
Mons. Sorondo expresó que, siguiendo la línea dictada por el Papa, la
problemática debe ser estudiada por la Pontifica Academia de las Ciencias
Sociales, y, por lo tanto, se está llevando a cabo la búsqueda de la gente que
sea capaz de afrontar la temática: “en tanto – dijo- queremos contar con
la policía y el ejército que conocen el tema del famoso ‘internet negro’”.
“Como dijo el Papa en el encuentro sobre los niños, este instrumento que puede
convertirse en instrumento de bien, pero que en este momento también está
siendo un instrumento terrible del mal”.
De
Griselda Mutual
Radio
Vaticano