SOY CATÓLICO Y HOMOSEXUAL. UN TESTIMONIO AUTÉNTICO DE UN CAMINO POSIBLE (I)

Un camino contra corriente, ciertamente difícil, pero que vale la pena

Hace unas semanas un de los lectores de Catholic-link tuvo la delicadeza de compartir su historia con la intención de que esta pueda ayudar de alguna manera a muchos jóvenes. A modo de entrevista personal, nos hace llegar una parte muy importante e íntima de su vida y el camino que, de la mano de Dios, decidió seguir. Un camino contra la corriente, ciertamente difícil pero que en sus mismas palabras, vale la pena.

¿Cuántos años tienes y qué te dedicas? 

Tengo 20 años y estoy estudiando una carrera en el campo de la educación. Me encanta trabajar con adolescentes, es una edad de suma importancia para la vida. Es la etapa en la que, sin mucha preparación ni experiencia, se toman muchas decisiones que pueden influir en el resto de la vida.

¿Qué nombre prefieres para tu “condición”? 

He caído en cuenta que no quiero que me denominen o denominarme de ninguna manera. Antes usaba las palabras homosexual, gay o marica, pero me di cuenta que estaba cometiendo un error. Yo no soy todo eso, solamente lo padezco y al llamarme de esa forma estaría limitándome y no sólo a mí, sino a todos los que pasamos por esto. Es encerrarme en una caja.

Esas definiciones hacen que la gente nos califique como distintos, desiguales al resto. Considero que es una forma de victimización, de decir “por favor tengan compasión de nosotros, que tan distintos somos de ustedes”. Pero en realidad, yo no soy distinto de nadie más. Todos los seres humanos, hombres y mujeres, tenemos la misma dignidad y por ende la misma igualdad. No necesito que la gente me tenga pena, que me vea distinto, que piensen que yo soy tan distinto a cualquier otro, porque como he dicho antes no lo soy.

Por esa razón prefiero llamarla “mi condición” o AMS (atracción hacia el mismo sexo) eso es lo que es y prefiero usar esos términos para que la gente comprenda a que estoy haciendo referencia.

Esa condición es un elemento más dentro de mi persona, no hace que sea lo más importante para mí, no me determina en nada. La persona es mucho más que su atracción, nunca se ha definido a la persona por su sexualidad. La persona está compuesta por cuerpo y alma, no hay como desligar los dos. No deberíamos centrarnos exclusivamente en una atracción. Gran parte de mi vida se ha centrado en eso y es una pérdida total de tiempo, pero sobre todo de energía.

¿Qué opiniones tienes acerca de la cultura LGBTI? 

Nos encontramos con una definición que intenta catalogar a un grupo de gente reduciéndolo exclusivamente a su preferencia sexual. Por esa razón no me considero parte de los LGBTI, ya que no comparto sus ideales o sus puntos de vista. Para que seas capaz, aunque sea por solo un momento, de ponerte en los pies de una persona con AMS, hagamos una actividad de empatía, pero hazla de verdad.

Piensa que estás en tu pubertad, tienes alrededor de 13 años, te llevas muy bien con tus amigos, tienes muchos temas de conversación, te ríes, juegas… Pero llega un día en el que ellos, siguiendo su desarrollo evolutivo, empiezan a llevarse con mujeres, salir a fiestas, vacilar… tú te das cuenta que no eres capaz de sentir lo mismo que ellos. Intentas seguirles la corriente, pero en tu interior sabes que no puedes hacerlo. No te identificas. Para poder seguir permaneciendo en el grupo debes intentar actuar como el resto, que todos te vean como un igual, cuando tú simplemente no lo eres.

En un intento desesperado buscas información, a alguien que te guie y que te diga qué es lo que te está pasando, qué podrías hacer, y desilusionantemente no encuentras a nadie. De repente, encuentras toda la información de la cultura gay que te dice que tu atracción es natural, que tienes que salir del closet y que la sociedad debería aceptarte como eres, que deberías salir con otros de tu mismo sexo, coquetear, bailar, enamorarte, casarte y si quieres adoptar hijos, porque eso es lo que todo el resto hace. Te hacen creer que si haces todo eso, además de ser un proceso extremadamente doloroso para la persona, serás finalmente feliz.

Digo que es doloroso porque he visto cantidad de videos en youtube en la que muchas personas te cuentan su experiencia, que en la mayoría de los casos fue llena de sufrimiento, para luego decirte que todo va a mejorar. Forman parte de una campaña llamada “it gets better”.

¿Qué haces? ¿Sigues buscando la verdad o te contentas con el camino que te llevará a la “felicidad”? ¿¡Qué harías tú!? Sigue pensando, he intentado ponerte en los pies de un gay, te prometo que no es fácil. Por esta misma razón al momento que alguien sigue su tendencia y busca el camino, el único camino que sabe que existe, de tener una pareja del mismo sexo y mantener una relación, yo no puedo opinar, me quedo sin palabras; solamente puedo sentir pena y compasión. No me siento capaz de decir nada porque en varias ocasiones yo mismo me vi envuelto en esos pensamientos.

Sin embargo, a aquellas personas que tienen conocimiento de las otras vías y deciden seguir en la mentira por ser un camino fácil sí tendría algo que decirles: en la vida no tenemos que perseguir la felicidad momentánea, el placer instantáneo, placer por placer. Debemos buscar un significado más profundo. Una vez que veamos la verdad debemos hacer todo lo posible por intentar alcanzarla, cueste lo que cueste. Si nos rendimos a medio camino, habremos fracasado. La meta más difícil es siempre la más satisfactoria y esa meta solamente la alcanzan las personas que han perseverado en el largo caminar que todos tenemos. Dejemos de mentirnos tan descaradamente en nuestras propias caras, a pesar de toda la satisfacción que esos engaños puedan causarnos, y empecemos la travesía por un camino que, a pesar de ser mucho más complicado, traerá a la larga mucha más alegría de la que podamos imaginarnos.

Con esto no pretendo decir que yo he logrado alcanzar la meta, tampoco que no existe la posibilidad de perderme en el camino. Pero lo que sí sé es que si me pierdo en el camino tendré varios amigos que intentarán guiarme y corregirme, yo haría lo mismo por ellos

He tenido la oportunidad de conversar con algunas personas que tienen mi misma condición. Voy a contar sus experiencias solamente para que veas lo fácil que puede ser caer en el engaño o en una búsqueda desesperada por el placer.

El primer chico se llama Francisco, lo conocí en internet, 4 años mayor que yo, mantuvimos siempre nuestra relación virtual. Conversé con él durante mucho tiempo. Apenas pudimos mantener una conversación seguida porque siempre terminábamos en pelea sobre religión y homosexualidad. Su historia es muy sencilla, de pequeño cursó el catecismo en su parroquia; realizó la primera comunión, la confirmación y perteneció al grupo juvenil. Tenía siempre presente su atracción hacia el mismo sexo. Sin embargo, llego el día en el que dejó todo, su fe, su credo, la Iglesia… y acomodó su fe a lo que él quería. Empezó a salir con otros chicos, enamorarse, tener novios, relaciones sexuales, preocuparse excesivamente por sus músculos y su apariencia física, ingerir drogas… todo eso después de dejar a Dios.

Cuando conversábamos me contó todo eso. Cuando yo hablaba de castidad, de seguir a la Iglesia, de la propuesta del Catecismo, siempre se opuso fuertemente. Su preparación catequética era vaga, superficial, no dominaba muchos temas, no tenía idea a pesar de haber estudiado varios años en el catecismo. Creo firmemente que ese fue su problema, no entendió la propuesta de la Iglesia y al probar una vida llena de placer, sin gota de renuncia, se abandonó en el placer.

El segundo chico se llama José, tiene 14 años. Conversé cara a cara con él. Gran parte de la conversación giró en torno a las opciones que tiene una persona con AMS. José no sabía que yo tenía mayor experiencia en el tema que él. Al conversar José atacó gravemente a la sociedad, la Iglesia y a Dios. Lo único que pude hacer por él fue explicarle los errores que tiene la cultura LGBTI, la postura de la Iglesia y además que es posible superar la AMS. José, como era la primera vez que escuchaba algo contrario a lo que había escuchado el resto de su vida, se mantuvo reacio. Tenía un gran desconocimiento del tema.

Tal vez mi aproximación a las dos personas no fue la mejor, las personas que tenemos AMS muchas veces lo que queremos es ser escuchadas, contar lo que hemos vivido y que alguien nos comprenda. Antes de llegar con la doctrina y las enseñanzas de Jesucristo deberíamos escuchar, comprender y dar mucho amor. De mis equivocaciones espero mejorar en el futuro.

En mi experiencia, una vez que me fui a confesar el sacerdote con el que hablé no sabía cómo acercarse a mí, no sabía qué consejos darme. Me sentí empujado de la Iglesia, lo que quería era confesarme como cualquier otro, pero en realidad sentí distancia e incomprensión. En ese momento logré comprender que muchas personas de la Iglesia, sin querer, han empujado a los que tenemos AMS. Sin embargo, nuestro amor a Jesucristo y a la Iglesia debe ser mayor. Hay muchos sitios en los cuales apoyarnos, muchos católicos que comprenden la situación y sobre todo que entienden las enseñanzas del catecismo.

Estoy completamente convencido que el problema fundamental con la AMS es la falta de información que se tiene. Existe mucha información, muchos sitios web, videos, documentales. Sin embargo, no estamos interesados en investigar porque lo tomamos como fanatismo y represión.  Muchas veces he pensado que sería más feliz cuanto más ignorante fuera. La ignorancia te libra de culpa y puedes ser muy feliz sin comprender bien las cosas. Sin embargo, ahora considero que es más importante el intentar alcanzar la verdad. La verdad nos compromete a vivir de acuerdo a ella, si no la seguimos tenemos la culpa de nuestros actos. Por eso es necesario salir de nuestra ignorancia y si es posible transmitirla al resto de personas. La verdad nos hace libres.

A mí personalmente me ha servido mucho la filosofía y la antropología que me muestran la esencia del hombre y me han llevado a comprender, entre muchas otras cosas, que las relaciones entre personas del mismo sexo no son naturales.

¿Cuándo fue el momento en el que te diste cuenta de que tenías esta atracción?

Cuando entré a primer semestre en la universidad, tenía 18 años. Fue a partir de ese día, del cual no logro recordar la fecha exacta, que mi vida cambió radicalmente. Puedo decir sin miedo que ese es uno de los días más importantes de mi vida. Sin embargo, cuando estaba en el colegio ya sabía perfectamente que tenía una atracción hacia mí mismo sexo, hay rasgos que son muy notorios y delatadores. Considero que hay dos niveles por los cuales hay que pasar. El primero es el conocimiento de que se tiene esa atracción y el segundo es la aceptación de dicha atracción.

Yo he pasado ya por los dos niveles, el primero cuando estaba en el colegio y sabía que tenía esa atracción, y el segundo cuando entré a la universidad y acepté tenerla. En el segundo aceptas tu condición y empiezas a buscar respuestas o alternativas para vivir con ella. Es como decir: “Ahora que sé que tengo esto, ¿qué es lo que puedo hacer?”

Antes de proseguir hay una aclaración muy importante. En el desarrollo psicosexual de una persona es común que un chico encuentre cierta admiración por otro, que puede llegar hasta una atracción física. Sin embargo, esa atracción es simplemente pasajera y se irá con el tiempo. En ese caso no debería haber o existir ninguna aceptación porque no existe nada que requiera hacerlo.

Es importante que se dé esta aceptación ya que desde ahí se empieza a ver las cosas con mayor claridad: empezar un nuevo estilo de vida, búsqueda del camino que se quiere seguir, mirar al futuro… Si se necesita hay que buscar mucha ayuda en gente que podamos confiar.

A mí me ha tomado alrededor de tres años comprender el camino que quiero seguir y estoy seguro que durante el resto de mi vida seguiré aprendiendo mucho.

¿O sea que tú en algún momento de tu vida estabas interesado en seguir el camino propuesto por la cultura gay?  

La cultura gay ofrece un camino que en apariencia es hermoso, lleno de felicidad, placer y alegría. Se miente a los jóvenes con todas las premisas de la cultura gay.
Cuando empecé la universidad, en esas primeras semanas, inmediatamente después de haber aceptado interiormente que tengo dicha atracción empezó a existir un dilema muy fuerte en mi interior. Los meses que le siguieron a ese día fueron muy fuertes. No lograba entender la razón de por qué tenía esa atracción, qué había hecho mal o que había dejado de hacer… luego, sin embargo, cuando empecé a investigar con datos objetivos del tema, me di cuenta de que muchas de las premisas de las que parte la cultura gay están mal. Al estar equivocadas sus fundamentos todo el resto necesariamente está mal.

Hay que estudiar, repasar el tema, leer bastante, investigar… Hay algunos psicólogos que se han encargado casi específicamente a esta temática. Es así como se puede avanzar y comprender lo que la AMS es de verdad. Al igual que hay una diferencia enorme entre saber que se tiene una atracción hacia el mismo sexo y aceptar que se la tiene, también hay una más grande entre aceptar y comprender lo que en verdad es, teniendo una visión objetiva del asunto.

Cuando leía documentos de Nicolosi, Alquilino Polaino, Joquin de Irala… psicólogos que hablan del tema, no quería aceptar lo que decían. Estaba convencido de las premisas de la cultura gay. Sin embargo, continué investigando el tema y abrí mi postura, algo bien difícil para alguien tan mentalmente rígido como yo.

A lo largo de mi vida, he tenido puntos altos y puntos bajos, y es sobre todo en los puntos bajos, en los que más me he victimizado y más soledad he sentido. En ese conjunto de emociones negativas vienen todo tipo de pensamientos y afloran especialmente aquellos que te prometen felicidad y placer al instante. Es justamente en esos momentos cuando he pensado dejarlo todo, “salir del closet” y empezar el estilo de vida de la cultura gay, despreocupándome de todo.

Después de todos esos sentimientos de soledad, todo vuelve a la normalidad y vuelvo a estar tranquilo. Estos puntos bajos, dentro de los más de dos años desde que acepté mi AMS, no han sido muchos, pero son muy peligrosos ya que se pueden tomar muy malas decisiones que pueden perjudicar toda una vida.

La propuesta de la cultura gay promete mucha felicidad; sin embargo, al estar tan alejada de la verdad no puede brindar más que sentimientos pasajeros. Estoy convencido que alguien con AMS que vive de acuerdo a la verdad está más tranquilo y feliz que alguien que ha decidido vivir de acuerdo a la cultura gay.

El conocimiento de la verdad exige mucha responsabilidad. En primer lugar, vivir de acuerdo a ella. En segundo lugar, transmitirla al resto que no la conoce. Sin embargo, al ser este un tema del cual todavía se desconoce mucho siempre hay que seguir investigando y actualizándose con cuidado de no caer en el engaño de la cultura gay.

Para poder triunfar necesitamos perseverancia, ser capaces de continuar en nuestro caminar, dando un paso pequeño cada día, para que al final de nuestra vida hayamos recorrido varios miles de kilómetros, pero siempre teniendo conciencia de que es un pequeño paso. No pretendas cambiar tu vida de la noche a la mañana, es imposible. El cambio viene en gotitas, en lo que hacemos y dejamos de hacer en nuestro día a día.

A medida que he ido comprendiendo la AMS me despreocupo más de seguir ese camino, al darme cuenta verdaderamente de lo que ofrece me doy cuenta que nada podría llenarme.

“Respondióle el gran Héctor de tremolante casco: Ayax Telamonio de jovial linaje (…) no me tientes cual si fuera un débil niño o una mujer que no conoce las cosas de la guerra. Versado estoy en los combates (…) sé mover a diestro y siniestro a seca piel de buey que llevo para luchar denodadamente, sé lanzarme a la pelea cuando en prestos carros se batalla”. [1]

Una lectura que me ha servido mucho en los momentos difíciles es la del catecismo acerca de la castidad, en la que habla también de la homosexualidad. Les comparto para que, de paso, conozcan la propuesta de la Iglesia:

Castidad y homosexualidad:

2357 La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso.

2358 Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición.


2359 Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana.