Las emociones son como una onda sinusoidal, que sube y baja. ¿Qué hacer
si vuestra relación necesita de una rápida reanimación?
Tomad nota de una regla
simple para mantener la unidad del matrimonio: 30 segundos de besos + 30
minutos de de conversación + 3 minutos de oración, CADA DÍA. Vivir con estas
tres simples reglas garantiza la frescura y la longevidad del matrimonio.
30 segundos de besos
Esto va dirigido a vosotros,
los románticos. Perdón, pero tengo que decirlo en voz alta: la química en una
relación no es una metáfora.
La química es simplemente química. En nuestro
torrente sanguíneo fluyen sustancias llamadas hormonas. Dos de ellas son
específicamente hormonas del amor.
Os presento la oxitocina y la
vasopresina
La concentración de oxitocina
en mucho más alta en mujeres, por ejemplo: durante el parto, la lactancia
materna, durante los abrazos, caricias y besos. La vasopresina es una
hormona masculina del amor, que inunda todo el cuerpo durante las relaciones
sexuales. Esta mezcla química crea el vínculo entre nosotros, nos
involucra, produce una sensación de cercanía y nos ofrece sensaciones muy
agradables, tanto que queremos más y más. Funciona mejor que el chocolate y ¡no
engorda!
Así que si queremos disfrutar
del amor hasta la tumba… debemos simplemente amarnos. No sólo cuando estamos
bien, aferrándonos el uno al otro, sino especialmente cuando sentimos que algo
comienza a fallar. Unos investigadores californianos observaron que un beso de
30 segundos activa la secreción de oxitocina. Gracias a las caricias, el cóctel
hormonal opera en un nivel óptimo. Así que la proximidad física no debe
ser objeto de premio o castigo. Tiene que formar parte de la relación.
Entonces, ¿muac muac?
30 minutos de conversación
Es agradable y divertido
hablar de todo y de nada. Digamos que, a veces es incluso necesario, porque
tomarse la vida demasiado en serio puede ser mortal. Pero la conversación con
la pareja es como una buena dieta: para lograr los resultados esperados y para
tener más fuerza vital, tiene que ser equilibrada. En una conversación
equilibrada caben también los temas poco serios que son cruciales para el
funcionamiento saludable de la relación. Treinta minutos al día es el momento
óptimo. Una charla constructiva no es un monólogo, no es un sermón, ni un
testimonio, ni un bla bla bla, sino un diálogo. Y éste tiene sus propios
principios inviolables:
1. En primer lugar,
escuchamos y luego hablamos.
2. Tratamos de entendernos y
no juzgamos.
3. Compartimos e
intercambiamos la información sobre (la oración comienza con un “yo”) nuestras
experiencias y sentimientos (debemos tener a mano la “chuleta” con una lista de
sentimientos) antes de discutir.
4. Evitamos las
generalizaciones y exageraciones, como por ejemplo: tu siempre esto o lo otro…
5. No nos vamos a dormir sin
el perdón y la reconciliación.
3 minutos de oración
¿Habéis tratado, alguna vez,
correr largas distancias sin calentar previamente? Menos mal, y no lo
intentéis. Lo mismo pasa con la oración común. Estos tres minutos de práctica
todos los días durante al menos un mes, son tan buenos y necesarios como el calentamiento
antes de un maratón espiritual. Pasar de ello puede ser peligroso, con riesgo
de salidas falsas o lesiones, y como resultado de la pérdida de motivación.
Podéis rezar juntos una
decena del rosario, el pasaje del Evangelio del día con la consideración final,
una oración espontánea o letanía favorita. Hay oraciones para todos los
gustos. La elección del lugar es importante. Así como tenéis un sofá-cama
para dormir y para ver películas, una mesa de comedor y escritorio, también
tenéis que organizar un rincón para la oración, con un icono, una vela, la
Biblia y el rosario. Que éste sea vuestro rincón de las reuniones espirituales.
La perseverancia fortalecerá el deseo de permanecer juntos ante el Señor. Y
admitiréis que vale la pena estar en tan buena compañía.
¡Buena suerte!
NATALIA BIAŁOBRZESKA
Fuente: Aleteia