El amor en acción
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Tengo
una amiga con la que me llevo muy bien y hablamos de vez en cuando por
teléfono. Ella siempre me comparte de su gente, de sus problemas, de su vida
espiritual, de cómo vive cada situación...
Una
de las cosas que más me impresionan de ella es una cualidad que tiene: la
amabilidad. Y hoy en la oración le daba vueltas a la amabilidad.
Miraba
a Jesús a lo largo de su vida y veía cómo Él todo lo cubría con la amabilidad y
cómo esa amabilidad se muestra en actos concretos, actúa.
Me
daba cuenta de que la amabilidad es el amor en acción, es la manera de actuar
del amor para aumentar a tope una circunstancia buena.
El
amor te hace amable, y la amabilidad te hace agradable. Cuando eres amable, las
personas quieren estar cerca de ti: perciben que eres bueno con ellas y que les
haces bien.
Seguí
orando y, observando a mi amiga, me di cuenta de que la amabilidad tiene alguna
característica más. Una de ellas es la dulzura: cuando obras con amabilidad,
tienes cuidado de cómo tratas a los demás, y jamás eres demasiado duro. Eres
sensible y delicado. Dices la verdad con amor.
También
me he dado cuenta de que otra cualidad de la amabilidad es estar siempre
disponible para encontrar el bien y nunca dejar de amar. La amabilidad cubre
siempre las necesidades del momento.
La
persona amable siempre tiene la iniciativa, no espera a que el otro actúe, a
que el otro dé el primer paso. Siempre piensa en los demás y actúa buscando su
bien.
Hoy
el reto del amor es parar cinco minutos con Jesús. Pídele el don de la
amabilidad, que Él te enseñe a poner en acción el amor. Porque nunca aprenderás
a amar hasta que aprendas a ser amable. Pero no lo intentes en tus fuerzas;
primero para con Jesús, que te enseñe el don de la amabilidad, y después haz lo
mismo tú con tus hermanos.
VIVE
DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma