Una manera especial de celebrar alguna memoria
obligatoria o libre de algún santo cuando cae en algún tiempo litúrgicamente
fuerte
En orden descendiente
solemnidad, fiesta, ferias privilegiadas, memoria, conmemoración y ferias
simples son las categorías de las celebraciones litúrgicas en la Iglesia; este
orden tiene como objetivo expresar y ordenar dichas celebraciones o fechas
litúrgicas.
Los oficios tienen
diferentes grados de importancia, grados asignados al instituirlos, y es esto
lo que determina la precedencia en casos de conflicto por cruce de fechas.
Cuando dos oficios caen el mismo día y cuando uno de ellos no puede
transferirse a otro día, se celebra en parte a modo de conmemoración.
Como hay dos calendarios -uno
fijo (el santoral) y el otro móvil (Cuaresma)-, hay fechas que se cruzan, es
decir ocurre que una memoria obligatoria o libre puede caer dentro de la
Cuaresma. En este caso las memorias, tanto libres como obligatorias (incluso
las memorias de las comunidades particulares), se transforman en
conmemoraciones, y son siempre libres.
Una conmemoración es pues una manera especial de celebrar alguna
memoria obligatoria o libre de algún santo cuando cae en algún tiempo
litúrgicamente fuerte: las ferias privilegiadas, como se les llama a los días de
Cuaresma y a las dos últimas semanas del año civil (los días 17-24 de diciembre
y la octava de Navidad).
En cuanto a la
celebración de las conmemoraciones, las rúbricas, tanto del misal como de la
liturgia de las horas, ya lo explican.
En la Misa: Se puede
reemplazar la oración colecta del día por la del santo (IGMR, 54). Y se nombra
al santo al final de la plegaria eucarística justo antes de la doxología. Cabe aclarar
que no se puede usar más de una oración colecta en la Misa, y a las otras
oraciones “sobre las ofrendas” y “después de la Comunión” son de la feria
privilegiada. Está prohibido realizar cualquier conmemoración el Miércoles de
Ceniza y en Semana Santa, días que, debido a su singular importancia, forman
una categoría aparte entre las ferias privilegiadas.
En la Liturgia de
las Horas: Luego de la lectura patrística y el correspondiente responsorio
breve, se añade la lectura hagiográfica con su responsorio, y se concluye con
la oración del santo. En los Laudes y Vísperas después de la oración del día (omitida la conclusión trinitaria Por nuestro
Señor Jesucristo), se puede añadir la antífona propia del Cántico evangélico,
si la hubiere, o la del común correspondiente, y luego la oración del santo con
la conclusión trinitaria omitida anteriormente.
Henry Vargas Holguín
Fuente:
Aleteia