Tostadita
por el sol
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Con
tanto salir a la huerta a hacer mil cosas, era inevitable que pasase. Por la
noche, al ponerme el pijama, descubrí que me había chamuscado los brazos:
¡tenía toda la piel roja cual cangrejo!
Al
principio me hizo gracia, pero, al poco, aquello empezó a arderme: ¡me
molestaba hasta el roce de la ropa!
Así
no hay quien duerma, por lo que me levanté y salí en busca de un poco de crema
hidratante.
Nada
más dármela... ¡oh, qué alivio, qué frescor! Me embadurné los brazos y la cara,
¡y a dormir!
Así
puede pasarnos muchos días: sin que nos demos cuenta, la vida puede ir
quemándonos poco a poco: problemas que resolver, malentendidos, tareas
urgentes...
Y,
cuando acabas la jornada, estás tan "quemado" que no soportas ni el
más leve roce. Así es fácil que salga la impaciencia, creándose un círculo en
que cada día que pasa sentimos más quemazón...
¡Pero
ahí está el Señor! ¡Él es la crema!
Es
inevitable tener que salir al sol: trabajo, relaciones sociales... ¡ya lo dice
Jesús!: "Padre, no te ruego que les saques del mundo", y continúa:
"te pido que los protejas del mundo".
Y
nuestro Padre nos ha proporcionado la mejor crema: Jesucristo. Él quiere curar
tus quemaduras, aliviar tu piel cansada, regalarte paz y descanso en Él para
que al día siguiente continúes el trabajo con tu piel totalmente renovada. Y
una piel tan hidratada, ¡sonríe hasta al sol más ardiente!
Hoy
el reto del amor es darte crema. Para que sientas los efectos de esta crema tan
especial, sólo tienes que aplicarla a tu piel y dejar que actúe. ¿Cómo? Al
comenzar la mañana y antes de irte a dormir, hoy para unos minutos con el
Señor. Por la noche, preséntale tu jornada, háblale de los momentos buenos, y
deja en sus manos lo que no ha ido tan bien. Vacía la mochila... ¡y a
descansar! ¡Verás qué bien te levantas mañana!
(Pd:
Pero, si a lo largo del día te ves en una urgencia que amenaza quemadura,
¡acude rápido a este Médico, que es "brisa en las horas de fuego"...!
¡Feliz día!)
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma