“Que
la Sagrada Familia de Nazaret, que emigró a la tierra del Nilo para huir de la
violencia de Herodes, bendiga y proteja al pueblo de Egipto; y a todos ustedes
les conceda paz y bien en sus vidas”
Fue
el deseo que el Papa Bergoglio expresó al saludar a los numerosos
fieles y peregrinos de nuestro idioma que participaron en la Audiencia
General del primer miércoles de mayo.
En
esta ocasión, el Santo Padre Francisco se refirió a su reciente Viaje
Apostólico, del 28 al 29 de abril, que realizó a El Cairo con el
lema: “El Papa de la paz en un Egipto de paz”. Y lo hizo con la introducción de
un pasaje bíblico del Evangelio de San Mateo, en el que se lee
que tras la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y
le dijo:
“Levántate,
toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te
avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. De modo que Jesús
permaneció allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el
Señor había anunciado por medio del Profeta: “Desde Egipto llamé a mi hijo”.
Hablando
en italiano, el Obispo de Roma explicó a los presentes en la Plaza de
San Pedro que viajó a esta nación del norte de África por invitación del
Presidente de la República, de Su Santidad el Patriarca Copto Ortodoxo, del
Gran Imán de Al-Azhar y del Patriarca Copto Católico. De modo que Francisco aprovechó
este encuentro para agradecerle a cada uno la acogida que le reservaron y que
fue, verdaderamente calurosa. Al mismo tiempo, el Pontífice agradeció
al entero pueblo egipcio su participación junto al afecto con que vivió esta
visita del Sucesor de San Pedro.
Tras
recordar que el Presidente y las Autoridades civiles se empeñaron de modo
extraordinario a fin de que este evento pudiera desarrollarse de la mejor
manera, y como signo de paz, tanto para Egipto como para aquella región que,
lamentablemente, sufre a causa de los conflictos y el terrorismo;
el Pontífice aludió a su visita a la Universidad de Al-Azhar –
la más antigua y máxima institución académica del Islam sunita – de cuya etapa
destacó que tuvo dos perspectivas: la del diálogo entre cristianos y
musulmanes y, al mismo tiempo, la de la promoción de la paz en el
mundo. Contexto en el que el Papa recordó su reflexión en la que
valoró la historia de Egipto como tierra de civilización y tierra de
alianzas.
A
la vez que destacó que la paz también se construye volviendo a partir de la
alianza entre Dios y el hombre, fundamento de la alianza entro todos los
hombres, basada en el Decálogo escrito en las tablas de piedra del Sinaí y
mucho más profundamente en el corazón de cada hombre, de todo tiempo y lugar. Y
añadió que los cristianos en Egipto, al igual que en cualquier otra nación,
están llamados a ser levadura de fraternidad. Lo que es posible – dijo –
cuando se vive en comunión en Cristo.
De
su segundo día en tierra egipcia el Papa Bergoglio dijo que estuvo
dedicado a los fieles católicos, razón por la cual recordó que la celebración
de la Santa Misa en el Estadio fue una fiesta de fe y fraternidad, en la que se
sintió la presencia viva del Señor Resucitado.
Por
esto – agregó Francisco – “al comentar el Evangelio exhorté a la
pequeña comunidad católica en Egipto a revivir la experiencia de los discípulos
de Emaús, es decir, encontrar siempre en Cristo, Palabra y Pan
de vida, la alegría de la fe, el ardor de la esperanza y la fuerza de
testimoniar en el amor que “¡hemos encontrado al Señor!”.
María
Fernanda Bernasconi
Fuente:
Radio Vaticano