“Mientras que nuestro gran número de hijos es lo que inicialmente atrae la atención de la gente, lo que realmente nos define es nuestra fe católica"
Los King son una familia con 18 hijos en la que la fe es el centro de su vida |
Al igual que los Postigo Pich en España, una
familia con 18 hijos en los que ha fallecido recientemente el padre, las
familias numerosas muestran cómo los hijos son una bendición y no una carga,
tal y como parece hoy en día en la sociedad occidental.
20 años de matrimonio,
18 hijos
Troy
y Christy King son un caso excepcional pues en este 2017 cumplen 20 años de
matrimonio y tienen 18 hijos. Aunque este número es gracias en parte a que esta
apertura a la vida la han tenido también a través de la adopción, pues más de
la mitad llegaron a casa una vez ya nacidos.
Troy, dentista infantil en Florida, cuenta que
“estar abierto a la vida ha tomado un nuevo significado para mí desde que
adoptamos nuestro primer hijo. Dios nos ha empujado no sólo a dar la bienvenida
a cualquier embarazo con el que seamos bendecidos sino también a ciertas
situaciones de adopción”. Por ello, no han dudado en adoptar por ejemplo a un
niño con parálisis cerebral.
Estar abiertos a la vida
La fe ha sido un elemento esencial a la hora
de crear una familia así de gigante. “En mi experiencia, aquí es donde la
oración y la confianza en Dios verdaderamente entran en juego. Cuando nuestra
puerta está abierta a la vida, ya sea a través del embarazo o la adopción,
nuestras preocupaciones son muy pequeñas”, cuenta Christy, madre de estos 18
hijos.
En su opinión, esta elección de vida “nos ha
llevado a algunas bendiciones enormes
que probablemente habríamos rechazado si fuera por nosotros. Aparte de algunos
bebés prematuros, nuestro primer problema de salud grave vino con nuestro
décimo hijo. Nació con parálisis y no sabían que la tenía cuando la adoptaron y
“ha sido una bendición para toda nuestra comunidad”.
“Mientras
es incapaz de caminar sin su andador, ella asiste a la escuela con los otros
niños e incluso ‘corre’ en el equipo de atletismo. Muchos de sus compañeros,
incluyendo a nuestros propios hijos, no crecerán sintiéndose incómodos con
alguien con necesidades especiales porque han llegado a experimentar su
normalidad de primera mano. Dios, obviamente, sabía lo que podíamos soportar
mucho mejor que nosotros”, añade.
La responsabilidad para
con los hijos
La fe en la familia no es algo accesorio sino
la piedra angular. En declaraciones al National Catholic Register, Troy afirma
que “la forma más importante de incorporar la fe en la vida de los niños es
tomar en serio nuestra responsabilidad de ser los principales catequistas y
maestros de nuestros hijos”.
Incidiendo
en este aspecto, Christy añade que “mientras que nuestro gran número de hijos
es lo que inicialmente atrae la atención de la gente, lo que realmente nos
define es nuestra fe católica. Es la música de fondo que suena mientras vivimos
nuestras vidas cotidianas”.
Familia que reza unida,
permanece unida
Llevado a la práctica, esta madre explica que
“incorporamos la oración y nuestra fe durante toda la semana. Rezamos antes de
cada comida, cada vez que entramos en el coche, y rezamos constantemente el
Rosario juntos como familia. Nos encanta también rezar con los amigos”.
Que
la fe sea el motor de los padres repercute claramente en los hijos. El ejemplo
es el primer paso para que los pequeños sepan discernir lo importante de lo
accesible. “Cuando tenemos que tomar una decisión nos aseguramos de que
nuestros hijos sepan que nuestra fe es la brújula que utilizamos para hacer
nuestras elecciones. Cuando los niños nos ven rezar juntos o leer libros para
aprender más acerca de nuestra fe se convierte en una prioridad para ellos
también. Nuestra fe católica es la base para todo lo que hacemos”, explica
Christy.
Además, este matrimonio da cuatro consejos
prácticos a los padres que quieran tener una familia católica y que a ellos les
han resultado muy útiles:
1. Poner al cónyuge en
primer lugar
Una de los principales problemas que se dan en
las familias cuando llegan los niños es dejar al marido o a la mujer como algo
secundario para así centrarse en los pequeños. “Desde hace años Troy y yo
salimos una vez por semana. En una ocasión, uno de los chicos estaba
decepcionado porque quería venir con nosotros. Le preguntó a Troy: ‘¿por qué
siempre sales con mamá?’ Él respondió: ‘Un día todos vosotros os iréis y yo
estaré aquí con ella. Necesito saber que todavía le gusto’. Ahora cada vez que
los niños nos miran darnos un abrazo un beso siempre sonríen. Cuando
discutimos, ellos no son felices. No hay nada que dé a nuestros hijos mayor
confianza y paz que el conocimiento de que sus padres se aman”.
2. Menos pantallas y más
juegos
Contando su experiencia como padres, Troy
recuerda que hace ya varios años “incorporamos el domingo sin pantallas” y ha
sido una experiencia fantástica. Los niños juegan a juegos de mesa, salen y se
ensucian, nadan, construyen castillos, leen, juegan a la pelota…Y adivina qué,
rara vez dicen que se aburren los domingos”, cuenta el padre de familia.
3. Contestar siempre con
la verdad
La madre también incide en otro punto
importante que han experimentado en sus propias carnes como padres. “Si sus
hijos os hacen una pregunta, contestad con sinceridad. Uno de mis hijos
pequeños me preguntó lo que quería decir la palabra ‘sexo’. Me horroricé y
quise saber dónde oyó eso y qué pensaba que significaba. Podría haberle dado
una respuesta con evasivas pero en su lugar decidí contarle la verdad de una
manera que fuera apropiada para su edad. ¿Por qué? Ella ya estaba recibiendo
información de sus compañeros, y si ella no puede acudir a mí habría ido a otra
fuente que podría haberle dado otra explicación nada exacta ni moral. Quería
que tuviera la seguridad de que si ella venía a mí le daría una respuesta
sincera”.
4. La importancia del
orden
Los niños necesitan saber que existe un orden
y unas prioridades, esta es una clave muy importante para la familia pues Dios
hizo del caos el orden. El padre considera que este aspecto es muy importante:
“mantener el orden en la vida: Dios, la familia, el trabajo. Mantener el orden;
mantener la fe”.
“Comienza
con el fin en mente: El cielo. Nuestros niños saben desde pequeñitos que
estamos tratando de señalar en esa dirección”, concluye Troy.
Fuente: ReL