El velatorio se ha celebrado en
casa, con guitarras y rosarios. “La gente llega con mucha pena y se va con
mucha paz”
José María Postigo,
Chema, conocido por ser el padre de la familia numerosa con más niños
escolarizados en España (han tenido 18 hijos), falleció ayer a los 56 años de
edad. Hace apenas una semana les confirmaron que padecía un cáncer de hígado
complejo. Su mujer, Rosa Pich-Aguilera, relata a Religión Confidencial los
últimos días de su marido.
El whatsapp de Rosa
Pich-Aguilera echa humo. “Tengo miles de mensajes, pero has tenido suerte y
quiero atenderte”, expresa a Religión Confidencial. A la mujer de Chema
Postigo, madre de 18 hijos (tres en el cielo), no se le quiebra la voz. Al otro
lado del teléfono se muestra serena, tranquila.
“¿Cómo estás Rosa?”,
pregunta la periodista de este Confidencial. “Muy bien. Son momentos
agridulces, llenos de dulzura, de cariño, pero también de mucho dolor. Hemos
llorado muchísimo pero no nos ha faltado el sentido del humor. Uno de mis hijos
ha traído hasta un cubo para que vertamos allí todas las lágrimas.
Rosa y Chema tienen una
fe inquebrantable. A pesar de ello, confiesa: “Tampoco nosotros entendemos
porque Dios se ha llevado a Chema. No revelamos, pero no nos desesperamos.
Estamos convencidos de que Dios sabe más. Por eso aceptamos con paz y serenidad
este momento”.
Habló uno a uno con todos sus hijos
La página oficial de
Facebook del libro de Rosa, ¿Cómo ser feliz con 1,2,3…hijos?, de la
editorial Palabra, anunciaba el 14 de febrero, día que se cumplían 28 años
desde que se conocieron, que Chema llevaba 45 días en cama por problemas de
espalda. Dos días después, le ingresaban en el hospital. Había perdido 11 kilos
en mes y medio.
El 24 de febrero
comunicaban en las redes sociales el fatal desenlace: “Queridos amigos y todos:
Después de muchas pruebas nos han confirmado que mi marido tiene cáncer de
hígado complejo. El poder de la oración, ayuno y Rosario en familia es
omnipotente. Los milagros existen. Gracias, gracias, gracias. Ya siento no
responder a llamadas, mensajes y demás. Agradecemos todas las muestras de
cariño”.
Rosa cuenta a RC que
cuando Chema se enteró, le comunicó él mismo a sus hijos, uno a uno, su
enfermedad: “Les dijo: Jesús es muy bueno, nos quiere mucho, nos quiere junto a
él”.
Chema trato de
explicarles, con ese amor tierno de padre, que la familia Postigo-Pich, se
estaba formando y extendiendo ahora en el cielo. Así habló con sus hijos:
“Jesús se llevó primero a Javi (su segundo hijo que murió con un año y medio);
luego a Montse a los 10 días de nacer (la tercera) y en el verano de 2012,
Carmen se fue con Él (su primera hija falleció con 22 años)”.
La primogénita de los
Postigo-Pich nació con una cardiopatía muy severa y le daban tres años de vida.
Con operaciones y marcapasos duró 20 años más.
De sus 15 hijos, la
mayor tiene 23 años y el pequeño 7. Y la madre de Chema 90 años. No es el
primer hijo que entierra. Hace poco, falleció otra hija suya con 60 años.
Velatorio inusual en casa
Rosa y su familia está
velando a Chema en su casa, algo también bastante fuera de lo común en el siglo
XXI. “Lo he aprendido de mi familia. Así lo hicimos con Carmen, mi hija
mayor. Es una forma más cercana de despedirse”, explica a RC.
Asegura que velar a
Chema en casa en lugar de en el tanatorio, es mucho más fácil para los niños.
No temen besar y acompañar a su padre de cuerpo presente. Por el contrario, le
sienten más cerca.
“Nuestros amigos y
familiares viene a casa a dar su último adiós a su hermano, su tío, su primo,
su amigo. Llegan con mucha pena y se van con mucha paz. Nos dicen: hemos
tocado un trozo de cielo”.
Cercanía del arzobispo Omella
Rosa está recibiendo a
centenares de personas que quieren dar su último adiós a Chema. En medio del
dolor, quiere transmitir esperanza y alegría en estos dos días de velatorio.
Por eso, junto con el rezo del rosario y los responsos de los sacerdotes, las
guitarras y las canciones despedirán a Chema.
El entierro será este
miércoles y a continuación, a las 11 horas, celebrarán la misa funeral en
la Basílica de Santa María del Mar. “Todos
estáis invitados a dar el último adiós a mi marido. En estos momentos tan
duros noto muy cerca a mis amigos y a tantos seguidores que ¡nos apoyáis!
¡¡Gracias, gracias, gracias!! En unas semanas haremos un funeral en Madrid”, ha
publicado en su cuenta de Facebook.
El arzobispo de
Barcelona, Juan José Omella les ha llamado. “Ha leído mi libro, y se puso en
contacto conmigo para interesarse por Chema. Es un pastor en todos los
sentidos”, afirma. Rosa concluye: “En las familias numerosas las alegrías se
multiplican y las penas se dividen”.
No se trata de comprender a Dios
La familia Postigo-Pich
obtuvo en diciembre de 2015 el Premio Familia Numerosa Europea del Año que
otorga la European Large Families Confederation (ELFAC) en colaboración con
Novae Terrae Foundation (NTF), por ser "un ejemplo de lucha y
superación". El importe del premio --5.000 euros-- fue donado a proyectos
sociales en favor de las familias numerosas europeas. Esta familia también
impulsó la Fundación “Menudos Corazones”.
Ocho de sus hijos padecen también la misma cardiopatía.
Concha, una amiga de
Rosa y Chema, no entiende “estas cosas de Dios, aunque las acepta”. Un
sacerdote amigo suyo le ha dejado un poco más tranquila con estas palabras: “Te
entiendo muy bien. A todos nos cuesta mucho aceptarlo y comprenderlo. Será que
no se trata de comprender a Dios, sino de amarlo como lo ama Chema”.
Concha relata a RC que
lo que más me le ha impactado ha sido que “ninguno de los dos ha perdido nunca
la sonrisa. No una sonrisa ingenua, sino una sonrisa convencida y convincente.
También me impactaba su serenidad antes los innumerables temas de salud que han
tenido con sus hijos. Pero no era una serenidad imprudente. No. Era un
convencimiento de que, como ha dicho Rosa, Dios es un padre bueno y nos quiere.
Yo creo que Dios necesitaba cerca a Chema, hoy precisamente… el corazón
escuece... pero si Rosa sonríe, todos sonreímos”.
Fuente: Religión
Confidencial