Una tarea fundamental en
un mundo en donde la comunicación es cada vez más virtual y menos real
“A
través del diálogo y la escucha podemos contribuir a la construcción de un
mundo mejor, haciéndolo un lugar de acogida y de respeto, evitando así las
divisiones y los conflictos”. Lo indicó el Papa Francisco este sábado por la
mañana en el Vaticano, en la audiencia concedida a los integrantes del ‘Telefono
Amico‘ (Teléfono amigo), el servicio de una asociación de voluntarios que
cumple 50 años de actividad.
Teléfono
amigo, ofrece desde 1967 un servicio gratuito durante todo el año, gracias a
sus 700 voluntarios que “escuchan a quienes se encuentren en una situación de
soledad, angustia, tristeza, rabia y malestar… y a quien sienta necesidad de
compartir estas emociones con una voz amiga”, se lee en su web.
Así
en la Sala Clementina el Papa les indicó que considera su servicio
“importante, especialmente en el actual contexto social” donde
existe “aislamiento y falta de diálogo” típico en las grandes ciudades,
con “indiferencia difusa, comunicación cada vez más virtual y menos personal,
carencia de valores sólidos sobre los cuales fundar la existencia, cultura del
tener y del aparecer”.
Además,
indicó el Papa, “el diálogo es expresión de la caridad” y a través del mismo
“podemos aprender a no ver al otro como una amenaza, sino como un don de Dios”.
Claro,
reconoció el Pontífice, “escuchar al otro requiere paciencia y atención”. Y
solamente quien sabe callar sabe escuchar: escuchar a Dios, al hermano ya la
hermana que necesitan ayuda, a un amigo o a un familiar”. Además Dios “es el
ejemplo más excelente de escucha: cada vez que le rezamos”.
“La
actitud de escucha, de la cual Dios es modelo, nos impulsa a derribar los muros
de las incomprensiones, a crear puentes de comunicación, superando el
aislamiento y el encerrarse en el propio pequeño mundo” dijo.
El
Papa concluyó sus palabras indicando: “cuento con vuestras oraciones” y les
confió “a la protección de la Virgen María, mujer de silencio y escucha. La
audiencia concluyó con la bendición apostólica.
SERGIO MORA
Fuente:
Zenit