Cuando sucede una
tragedia, ¿me entra en el corazón o hago como el rico con Lázaro?
Del
camino del pecado se puede volver atrás, pero cuando se transforma en
corrupción es muy difícil. Y nos puede suceder cuando nos cerramos ignorando a
los sin techo, a los pobres o a quienes están en dificultad.
Lo
indicó este jueves el papa Francisco en la misa en Santa Marta, inspirándose en
el Evangelio del día, con la parábola de Lázaro y el rico que vestía púrpura y
lino.
El
rico “sabía quien era ese pobre: lo sabía. Porque cuando habla con el padre
Abraham, dice: ‘Envíame a Lázaro’. Pero a él no le importaba de la miseria de
Lázaro ya que él era feliz”. Es que el pecado a un cierto momento se
transforma en corrupción, “y este no era un pecador sino un corrupto”.
E
interrogó “¿Qué sentimos en el corazón cuando vamos por la calle y vemos a los
mendigos, a los niños solos que piden limosna…?”. ¿Es normal esto…? Alguien se
justifica: “No, pero estos son de esa etnia que roba…”. Y Francisco pide estar
atentos si en nuestro corazón resuena normal decir: “la vida es así… yo como y
bebo, pero para quitarme un poco de remordimiento doy una limosna y sigo
adelante”, porque ese camino “no va bien”.
Lo
mismo cuando escuchamos que una bomba cayó en un hospital y hubieron tantos
muertos. “¿Digo una oración y sigo como si nada fuera? ¿Me entra en el corazón
o hago como el rico con Lázaro?
“Por
esto –concluyó el Papa– Señor escruta en mi corazón. Mira si mi camino es
equivocado, y si estoy en ese camino resbaloso del pecado a la corrupción, del
cual no se puede volver hacia atrás”. Te pido, “hazme entender en que camino
estoy”.
Fuente:
Zenit