La pastoral juvenil va a ocupar en los próximos
años el centro de la fotografía de la Iglesia
Acostumbrada
a destacar en los grandes y multitudinarios eventos, el foco se pone ahora en
el día a día: el acompañamiento, la formación y la vocación. El Papa así lo
quiere tras convocar para octubre de 2018 un Sínodo sobre este tema.
En España y Europa es un problema que se viene trabajando en los últimos años. Estos días Barcelona acoge un simposio organizado por el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa que aborda, precisamente, el acompañamiento.
En España y Europa es un problema que se viene trabajando en los últimos años. Estos días Barcelona acoge un simposio organizado por el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa que aborda, precisamente, el acompañamiento.
Cristina
Cons tiene 23 años y vive en Santiago de Compostela. Es joven y católica.
Ignacio Medina reside en Madrid, donde estudia Derecho y Empresariales; también
es católico y tiene 19 años. La primera vive su fe acompañada desde la Pastoral
Juvenil de la archidiócesis de Santiago de Compostela y el segundo con la ayuda
de la Compañía de Jesús.
Ellos,
pero también los que un día creyeron y se alejaron y los que no creen, todos
jóvenes, van a ser los protagonistas en la Iglesia, al menos, los dos próximos
años, con el Sínodo de Obispos convocado por el Papa para 2018. Cada joven que
lo desee podrá realizar sus propias aportaciones que luego serán susceptibles
de debate por los pastores y expertos en juventud.
Cristina
e Ignacio ya dan algunas ideas. La gallega dice que lo esencial es la
autenticidad y la fidelidad al mensaje de Jesús: «Que no se obcequen [obispos y
responsables de pastoral juvenil] en buscar formas atractivas de transmitir el
Evangelio o adaptarse a los tiempos modernos, porque lo que realmente deseamos
los jóvenes es vivir con radicalidad el Evangelio de Jesús, sin disoluciones ni
envoltorios». Eso sí, cree que sería interesante la creación de estructuras de
formación.
Ignacio,
por su parte, subraya la importancia de comunicar la realidad de lo que vive la
Iglesia: «Que no es algo anticuado ni aburrido, sino importante y bueno para
cada uno de nosotros». Él así lo vive y se siente acompañado y escuchado por la
Iglesia por medio de los jesuitas: «Mi experiencia es muy buena. Tenemos
reuniones cada semana –además de la Eucaristía dominical, retiros, la Pascua…–
que me ayudan a parar, a coger fuerzas y afrontar cuestiones que antes no había
tratado».
Estos
dos jóvenes son conscientes de que tienen un papel muy importante en la
evangelización de otros chicos y chicas, en mostrarles y acercarles el
Evangelio. Ignacio tiene dos claves: el ejemplo y la vergüenza. El primero,
dice, es la consecuencia del compromiso de cada uno con su fe en los distintos
aspectos de la vida: el estudio, el ocio… La segunda, una tentación que él ha
vencido: «Yo le digo abiertamente a mis compañeros de clase que me voy a un
retiro y esto, en ocasiones, da pie a que te hagan preguntas y, por tanto, a
dar a conocer a Jesús».
Cristina
cree que para acercar la fe a los jóvenes no hay que adaptarse al mundo, «sino
vivir con más radicalidad que nunca en la historia de la Iglesia». Más aún: «No
se trata de participar en programas de televisión o en hacer canciones
cristianas con música electrónica o postear en redes… Se trata de tener jóvenes
que entiendan que lo que hace que te arrodilles ante Cristo no es ganar
discusiones o provocar enfrentamientos, sino experimentarle como el salvador de
tu vida».
Cristina
e Ignacio, Ignacio y Cristina, jóvenes que siguen a Jesús y que, según apunta
el delegado de Pastoral Juvenil de Santiago de Compostela, Javier García,
forman parte de «un grupo minoritario en sus ambientes de instituto,
universidad, amigos…». Pero jóvenes también, al menos es caso de nuestros
protagonistas, «que demandan acompañamiento y se preocupan de su constante
crecimiento como seguidores de Jesús».
Por
eso, continúa García, es importante que se sitúe a los jóvenes «en primer
plano», porque, «muchas veces, nuestra pastoral atiende lo urgente y no lo
importante; gastamos tiempo y esfuerzo en muchas cosas, pero no en los jóvenes
que no solo son el futuro, sino el presente y la renovación de nuestra
Iglesia». Esto es ciertamente lo buscaba el Papa Francisco al convocar un
Sínodo y así lo expresó en una carta a los jóvenes: «He querido que ustedes
ocupen el centro de atención porque les llevo en el corazón». Y tras ese
anuncio del Pontífice, los jóvenes ya comienzan a estar en el centro.
En
España, aunque los obispos acaban de crear un grupo de trabajo para poner en
marcha el proceso de consulta sobre el documento preparatorio del Sínodo, la
pastoral juvenil viene siendo un tema central en los últimos años. Concretamente
desde 2013, tras ls celebración del Congreso Nacional de Pastoral Juvenil
celebrado en Valencia en 2012 –con la ayuda, posteriormente, de la Evangelii
gaudium del Papa Francisco–, que puso sobre la mesa tres temas: primer
anuncio, acompañamiento y formación. En este sentido, a finales de abril, en
Granada habrá una reunión de Equipos de Pastoral Juvenil sobre el tema del
acompañamiento en el que participarán unas 600 personas de equipos de pastoral
juvenil de las diócesis, movimientos y congregaciones religiosas.
Justo
estos días, y sobre este mismo tema, Barcelona acoge un simposio organizado por
el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) en el que participaron
representantes de todo el continente y en el que se exploran distintas maneras
y modos de acompañar a los jóvenes en los distintos países, así como fórmulas
para crear mecanismos de colaboración entre ellos, y compartir buenas
prácticas… «Acompañar a los jóvenes es una preciosa misión que Cristo nos confía.
La
vida de quien acompaña no es necesario que sea perfecta, sino que debe mirar a
Dios y vivir con compromiso la realidad presente. De esta manera, incluso
cuando el joven debe superar los obstáculos, el acompañante es capaz de dar una
orientación, una nueva perspectiva que se convierte en una propuesta atrayente,
al contrario que el consumismo, que no consigue llenar el corazón», explica
Duarte da Cunha, secretario general de la CCEE.
Fran
Otero
Fuente:
Alfa y Omega