Se pide por todas las
personas, normalmente a través de 4 súplicas, y un consejo: que no sean
demasiado largas
“Ante todo recomiendo que
se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por
todos los hombres; por los reyes y por todos los constituidos en
autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad
y dignidad”
(1 Tm 2, 1-2).
Como
podemos ver, la oración de los fieles tiene un origen apostólico; y es una
oración que el Concilio Vaticano II quiso restablecer (Sacrosanctum concilium,
53).
En
la oración de los fieles o en la oración universal, el pueblo de Dios,
ejercitando su sacerdocio bautismal, ofrece súplicas a Dios por la
salvación de todos los hombres. Como su nombre lo indica es una oración
universal, por lo que lo apropiado es pedir en general por las necesidades del
mundo; y es una oración que en fondo expresa la súplica de toda la comunidad.
Al
hacer la oración de los fieles debemos ser conscientes de que la Eucaristía, la
Sangre de Cristo, se ofrece por los cristianos “y por todos los hombres, para
el perdón de los pecados”. Por medio de la Iglesia, “sacramento universal de
salvación” (Lumen Gentium, 48b), todos los pueblos, directa o indirectamente,
alcanzan la salvación (SC, 7b).
Por
esto la Iglesia por su acción, por su enseñanza, y muy especialmente por el
sacrificio Eucarístico y por la oración universal, sostiene continuamente al
mundo, procurándole por Cristo bienes materiales y espirituales.
Algunas precisiones
1.-
La oración de los fieles no la debe hacer el sacerdote que preside; y si éste,
por fuerza mayor, interviene dicha oración no se debe convertir en una
prolongación de la homilía.
2.-
Cuando en la misa dominical y de precepto se hace la oración de los fieles, por
la salvación de todos, ordinariamente se hace mediante CUATRO súplicas: Por
las necesidades de Iglesia, por los gobernantes y por la salvación del mundo,
por los que sufren diversas necesidades y por la comunidad local (Instrucción
del Misal, 70).
3.-
El orden anteriormente propuesto puede cambiarse en algunas
celebraciones especiales. Extraordinariamente en alguna celebración particular
(Primera comunión, Confirmación, Matrimonio o Exequias, etc.), el orden de las
intenciones puede tener en cuenta más expresamente la ocasión particular.
4.-
En la oración de los fieles se deben reafirmar en forma orante las principales
verdades de la fe, debe mostrarse a los fieles la situación real del mundo
y de la Iglesia y así suscitar las peticiones que han de ser elevadas a Dios
con mayor urgencia e insistencia.
5.-
Tanto en un caso como en el otro conviene que las intenciones sean sobrias,
concisas, breves.
6.-
En principio y ordinariamente sería un solo ministro el que lea las
intenciones, salvo que sea conveniente usar más de una lengua en las
peticiones.
7.-
El pueblo se podrá unir a la intención de dos maneras: ya sea a través de una
intercesión común, ya sea orando cada uno en un breve momento de silencio.
8.-
Si se quiere pedir por una persona concreta (por un enfermo), lo ideal es
ir de lo más general a lo particular. Así, por ejemplo, se ora por todos
los que sufren diversas necesidades, por los enfermos y en particular
por (se dice el nombre de esa persona).
9.-
La oración de los fieles puede ser leída del libro preparado e indicado para
ello o también puede ser redactada por el equipo de liturgia supervisado por el
párroco.
10.-
Deben leerse las oraciones desde el ambón o incluso mejor, desde otro
lugar conveniente, para reservar el ambón sólo para la proclamación de la
Palabra de Dios.
HENRY VARGAS HOLGUÍN
Fuente:
Aleteia