“Promover la cultura y
fomentar la libertad de culto, protegiendo también a los creyentes y a las
religiones de cada manifestación de violencia e instrumentalización: son los
mejores antídotos contra el odio”
Una
vez más, el Papa Francisco condenó el antisemitismo y los crímenes contra el
pueblo judío. Lo hizo durante la audiencia en el Vaticano que concedió a una
delegación de la Liga Antidifamación, organización fundada en el año 1913 para
luchar contra la difamación al pueblo judío.
El
Santo Padre señaló que deplora el antisemitismo “en todas sus formas,
como contrario a todo principio cristiano y a toda visión digna del
hombre”.
El
Pontífice, que aseguró que “Dios se alegra al ver la amistad sincera y los
sentimientos fraternales que hoy muestran judíos y católicos”, lamentó que, “la
actitud antisemita, está todavía hoy muy extendida”.
Al
mismo tiempo, valoró los pasos que se han dado para erradicar este mal: “hoy,
más que en el pasado, la lucha contra el antisemitismo cuenta con instrumentos
eficaces, como la información y la formación”.
Francisco
recordó su visita, durante la Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia en
2016, al campo de concentración de Auschwitz: “Si la cultura del encuentro y de
la reconciliación genera vida y
produce esperanza, la no-cultura del odio siembra muerte y cosecha
desesperación. El año pasado acudí al campo de exterminio de
Auschwitz-Birkenau. No hay palabras ni pensamientos adecuados ante semejantes
horrores de la crueldad y del pecado. Hay oración para que Dios tenga piedad,
para que semejantes tragedias no se repitan. Por eso continuamos ayudándonos
los unos a los otros”.
En
su reflexión sobre el significado de los crímenes contra los judíos pidió “un
futuro de auténtico respeto por la vida y por la dignidad de cada pueblo y de
cada ser humano”.
En
este sentido, realizó una defensa de la no violencia: “ante el exceso de
violencia tan extendida en el mundo, estamos llamados a ofrecer una mayor ‘no
violencia’, que no significa pasividad, sino promoción activa del bien. De
hecho, si es necesario extirpar las malas hierbas, es aún más urgente cultivar
la justicia, crecer en la concordia y sostener la integración sin desfallecer.
Solo así se podrán recoger los frutos de la paz”.
Por
último, animó a “promover la cultura y fomentar la libertad de culto,
protegiendo también a los creyentes y a las religiones de cada manifestación de
violencia e instrumentalización: son los mejores antídotos contra el odio”.
En
su discurso, el Pontífice recordó que ya San Juan Pablo II y Benedicto XVI habían
recibido a delegaciones de esta organización, la cual mantiene relaciones con
la Santa Sede desde
el Concilio
Vaticano II.
“Estoy
contento de que estos contactos se hayan ido intensificando: como bien habéis
subrayado, nuestro encuentro es un testimonio del compromiso común, de la
fuerza benéfica de la reconciliación, que cura y transforma las relaciones”.
El
Papa agradeció a los presentes su trabajo y su lucha “contra la difamación, y
por vuestro compromiso para educar, para promover el respeto entre todos y para
proteger a los más débiles”.
Animó
también a “custodiar el sagrado tesoro de cada vida humana, desde la concepción
hasta el final de la vida, protegiendo la dignidad y el camino mejor para
prevenir toda forma de violencia”.
Por Miguel Pérez
Pichel
Fuente:
ACI Prensa
